El “colla-camba superado”

Dionisio Mamani, un joven albañil que hace cinco años dejó su pueblo Tarabuco con las esperanzas de encontrar mejores días, llegó a Santa Cruz. Se instaló en un pequeño cuarto de su hermano, trabajó duro estos años, compró su lote y va construyendo su pahuichi. Santa Cruz le abrió las puertas y tiene trabajo permanente de albañilería, pintura y soldador.

Estuvo hace un mes por nuestro barrio. Nos dijo que se siente agradecido por esta tierra y por su gente, que en ningún momento sufrió acoso o discriminación. “Soy un cruceño-chuquisaqueño”, nos dijo. Es uno, junto a su familia, de los más de 113.352 chuquisaqueños que en los últimos años llegaron para quedarse en Santa Cruz.



El Cristo Redentor está con los brazos en alto, mirando al Norte; así es el cruceño: da la bienvenida al visitante, sin importar de dónde llega, cordialidad que el escritor cruceño Rómulo Gómez plasmó así: “Es frugal la mesa, pero alcanza el rancho. Donde comen dos bien pueden ser cuatro. Entra con franqueza, que un placer nos dás; es ley del cruceño la hospitalidad”.

En estos 212 años del grito libertario por la independencia de Bolivia, el pueblo de Santa Cruz está expresándose en todas sus dimensiones, mostrándole al país y al mundo que es el departamento donde se hace realidad lo que la Constitución Política establece: “Bolivia es un Estado Plurinacional, se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico”.

Esta enorme diversidad y pluralidad en diferentes ámbitos que Santa Cruz se reviste ha sido fortalecida por la presencia de los migrantes del interior y del exterior. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas, Santa Cruz aloja, da trabajo, otorga los servicios de salud, educación a más de 512.000 personas que llegaron de los ocho departamentos. Este proceso migratorio es normal: la gente que llega lo hace por razones fundamentales de trabajo y de sobrevivencia.

De ahí que en Santa Cruz cada aniversario o fiesta patronal de los otros departamentos es celebrado a todo dar. Claro ahí están los más de 130.352 cochabambinos; 84.388 paceños; 69.092 potosinos; 29.489 orureños; 59.372 benianos; 24.613 tarijeños; 1.152 pandinos listos para celebrar sus fiestas ya sintiéndose parte de Santa Cruz y no han pensado en regresar a sus lugares de origen. El camba nace donde quiera.

El poeta vallegrandino Neftalí Morón de los Robles dedicó unos hermosos versos a esta realidad que se avecinaba en su libro “Canto de los Andes y los llanos del colla-camba superado”, publicado en 1968. Decía que la hija amada y más bella de Sudamérica era y es Santa Cruz de la Sierra. “Ya muchos poetas y escritores bolivianos/se han referido en sus obras,/con una probada muestra de cariño/y señalando de donde viene la luz,/de donde nace el sol/que está situado en Santa Cruz de la Sierra,/para el occidente boliviano/hasta el océano Pacífico evidentemente/y hablando poéticamente/de nuestra Santa Cruz viene la luz…..”.

Esa luz que el poeta incomprendido y censurado vislumbró hoy está alumbrando con más potencia. No otra cosa significa cada uno de los hechos y situaciones en los que el pueblo ha sido protagonista, más allá de los juegos del poder, de la polarización, de la violencia política a la que nos quieren conducir los extremos de los gobernantes nacionales, departamentales y municipales.

El poder en todos sus niveles de gobierno debe saber leer lo que está sucediendo en Santa Cruz y dejar a un lado los discursos de odio, que alimentan la discriminación, el racismo y la división entre los bolivianos que viven, trabajan y aportan desde Santa Cruz al desarrollo nacional. “Se trata de hacer prevalecer el Estado de derecho por encima de caprichos de sectores”, puntualizó el presidente de la FEXPO, Mario Justiniano, en el acto inaugural de este magno evento, donde se están dando un gran abrazo entre las culturas, los grupos sociales y el empresariado de todo el país, sin importar ni despertar sentimientos contrarios, entre camba vs. collas, andinos vs. cruceños, campesinos vs. citadinos. Son bolivianos que aman a esta pródiga, vasta y hermosa tierra oriental.
Son expresiones de bolivianidad y de convivencia social.

El pueblo cruceño baila las melodías andinas. Tributa homenaje a las fechas cívicas departamentales. Se rinde a los pies de la Virgen de Urkupiña, El Carmen, del Socavón, del Gran Poder, de la saya afro y no por ello pierde su identidad ni tampoco menoscaba sus raíces culturales expresadas en el taquirari, carnaval, tipoy, la Mamita de Cotoca, en la belleza del ser cruceño.

Prepara y degusta los platos sabrosos de todos los rincones del país: chairo paceño, mondongo chuquisaqueño, salteñas potosinas, saice tarijeño, chicharrón cochabambino, enrollado beniano. Qué manera de saborear la marraqueta paceña.

El pueblo cruceño es amable, alegre, querendón. Gran parte de sus sectores acullican sin miedo ni vergüenza. No es violento, ni odiador, ni discriminador, ni racista.

Esta enorme
diversidad y pluralidad en diferentes ámbitos que Santa Cruz se reviste ha sido fortalecida por la presencia de los migrantes
Hernán Cabrera es periodista y licenciado en filosofìa