INFORME

Bolivia se ha consolidado como el primer exportador de castaña en el mundo desde 2001, logrando en la pasada gestión un 50% de participación en el mercado mundial, de acuerdo con los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE). Así, el país acumula más de dos décadas de primacía en el abastecimiento global de esta nuez.

El presidente del IBCE, Demetrio Soruco Henicke, destacó este hecho e informó que, según datos del INE, al primer semestre de 2022, Bolivia exportó casi 14.000 toneladas de castaña por un valor de $us 104 millones. Este producto ocupa el segundo lugar entre las exportaciones no tradicionales. Comparativamente, al mismo periodo en 2021, el volumen de la castaña subió 3% y su valor un 50%.

“Si comparamos este primer semestre del año con el de 2018, cuando se logró el mayor pico de exportación en diez años por 26.730 toneladas y más de $us 220 millones, a este ritmo, podremos superar ese registro histórico” en 2022, señaló Soruco Henicke.

“Desde el IBCE recomendamos no descuidar al sector de la castaña amazónica que, pese a conquistar mercados importantes en Europa y EEUU por sus características únicas, por ser 100% orgánica, bueno será fomentar en la actividad castañera que se realice con respeto a la naturaleza, cuidando el equilibrio del ecosistema tropical, para que de esta forma no decline su productividad. También (se debe) controlar el contrabando de castaña boliviana al Perú, que no se refleja en la exportación, y fortalecer las políticas gubernamentales en cuanto a caminos de acceso y mantenimiento de carreteras, tanto en Beni como en Pando que, juntamente con Cochabamba, son las principales regiones que exportan. Esas son nuestras sanas recomendaciones”, dijo el titular del IBCE.

Foto. La Razón – Archivo

Soruco Henicke sostiene que el sector castañero debe apuntar a cumplir cinco objetivos de desarrollo sostenible, a fin de atraer inversión. En primer lugar, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. En segundo, lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Tercero, promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. Finalmente, garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Esto no implica abstenerse de procurar otros objetivos de desarrollo sostenible.

Castaña.

El presidente de la Cámara Empresarial, de Exportación, Logística, Servicios, Desarrollo, Educación, Ciencia y Tecnología del Norte (Cadexnor), José Édgar Blacutt Mérida, manifestó que el 75% de la economía de la región del norte amazónico boliviano gira alrededor de la cadena productiva de la castaña o nuez amazónica.

“La castaña boliviana compite con más de 20 variedades de nueces en el mundo, pero la nuestra es preferida por los mercados internacionales, dadas sus propiedades nutritivas, altos niveles de proteína, carbohidratos y propiedades antioxidantes. Durante el tiempo de la pandemia, la castaña fue utilizada de forma exitosa para el tratamiento del COVID-19, además de ser 100% orgánica y verificada con altos estándares de calidad internacional, en forma previa a su exportación”, explicó el presidente de Cadexnor, institución cuya sede se encuentra en Riberalta, departamento del Beni.

Las exportaciones de castaña boliviana tienen como destino principal los Países Bajos con más de 3.800 toneladas y un valor cercano a $us 30 millones; EEUU, con más de 3.000 toneladas y casi 27 millones; Reino Unido, con más de 1.600 toneladas por más de 12 millones. Otros mercados destinatarios son: Alemania, Canadá, Vietnam, Australia, Italia, Perú, Francia, Israel, España, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, Grecia, Brasil, Sudáfrica, Polonia, Noruega, Kazajistán, entre los más importantes.

Blacutt Mérida considera que los desafíos inmediatos pasan por el fortalecimiento del Laboratorio de Control de Alimentos (Labcar) en Riberalta, con el propósito de aumentar las acreditaciones. Además, se debe promover la castaña boliviana en ferias nacionales e internacionales, capacitar al personal y gestionar el talento humano para que en un futuro se pueda mejorar los esfuerzos de exportación de castaña.

“Estamos especializados en la exportación de castaña amazónica, sin embargo, comprometidos con el país, creemos que ya es hora de que nuestra población comience a consumir la castaña en todas sus formas”, dijo Carlos Valdez Hecker, presidente de la empresa productora y exportadora Green Forest. “También exportamos aceite prémium de alta calidad y harina de castaña. Esta última, galardonada en Alemania por sus nutrientes, con 46% de proteína, superando a la soya”, afirmó.

Cosecha.

La cosecha de la castaña se concentra en la zona norte boliviano. Comprende el departamento de Pando y las provincias Vaca Díez, del Beni, e Iturralde, de La Paz. Es un área con una extensión aproximada de 100.000 kilómetros cuadrados, lo que equivale al 10% de la superficie total del país.

La cosecha moviliza, entre noviembre a marzo y en plena temporada de lluvias, a cerca de 150.000 personas.

Familias completas se instalan en la selva a orillas de los ríos en precarios campamentos colectivos donde duermen y cocinan. En la campaña trabajan en jornadas de 14 a 15 horas, de 02.00 a 17.00.

Los adultos y jóvenes varones son los que recolectan y transportan la castaña. Las mujeres, niñas y adolescentes combinan esas tareas con las labores del hogar.

Para las familias del norte amazónico, la zafra es la actividad anual más importante, por ello, muchas se dedican a ésta, según señala María Ángela Huanca, autora del reportaje “La producción de la castaña y la carga para las mujeres de El Sena”.

Huanca explica que la temporada de zafra se inicia en diciembre y dura al menos tres meses.

Durante este periodo, las y los zafreros ingresan a los bosques con su familia entera.

Durante todo el día, los recolectores deben recoger los cocos de castaña que caen desde lo alto de los árboles. Entre el proceso de acopio también se debe hacer el quebrado de los cocos para extraer la castaña, y acumularlas debidamente en cajas que luego serán trasladadas al centro poblado y comercializadas.

Las recolectoras cuentan que mientras están en el bosque corren el riesgo de ser atacadas por algún animal salvaje, ser picadas por insectos o, en el peor de los casos, sufrir accidentes por la caída de cocos de castaña. Estos pesan alrededor de un kilo, y cuando se desprenden de los árboles –que miden hasta 60 metros de altura– por el viento de la tarde, pueden causar heridas fatales.

Foto. Consulado de Bolivia en Rosario

Beneficiadoras.

El trabajo no termina con el fin de la cosecha. Sobre todo, en el caso de las mujeres, ellas participan en la etapa de producción que tiene lugar en las instalaciones de quebrado y clasificación de la nuez, conocidas como beneficiadoras.

Generalmente, las beneficiadoras están conformadas por largas mesas de trabajo. En cada estación se ubica una máquina de palanca manual con que las operarias proceden a romper la cáscara, teniendo el cuidado de dañar lo menos posible la almendra o coco.

Posteriormente, se realiza la clasificación de las almendras obtenidas, que depende del tamaño de los cocos y de lo enteros que hayan quedado luego de la quiebra.

Este ciclo de la producción comienza en junio y finaliza las primeras semanas de octubre. La quiebra de la nuez es un trabajo que se viene pasando de generación en generación, mediante lo cual ha ido perfeccionando la técnica, lo que permite mejorar el rendimiento y la calidad del producto.

Exportación.

La producción de la castaña boliviana sale a los mercados externos principalmente por carretera desde la vía La Paz – Arica. En agosto de 2017 se realizó una prueba piloto y se exportaron dos contenedores de castaña a Europa por la ruta alternativa que parte de Riberalta y Guayaramerín, pasando por carretera hasta Porto Velho y de ahí en barcazas hasta Manaus.

Actualmente, utilizando una combinación de transporte intermodal, por carretera y vías fluviales, es posible llegar a los puertos de Santos, en el estado de San Pablo, y a Paranaguá, en el estado de Paraná.

Los costos de transporte resultan cada vez más atractivos por el lado brasilero y se espera que ese flujo continúe incrementándose.

En criterio del presidente de Cadexnor, cabe exigir que Brasil cumpla con el compromiso de Petrópolis, de habilitar el puente que une Guyaramerín, del lado boliviano, con Guajará-Mirim, del lado brasileño, sobre el río Mamoré. “Ahí ya tendríamos expedita la bioceánica”, señaló Blacutt Mérida.