García Linera dice que la inflación en Bolivia en 2008 «surgió de un ataque empresarial»

El exvicepresidente de Bolivia dijo que impusieron al inicio un tope de precios a las carnes, cereales, leche, azúcar y aceites mediante la asociación del Estado con pequeños productores.

Carla Paz Vargas

Fuente: El Deber



“Nos llevó tres años controlar la inflación, que había surgido de un ataque empresario, pero lo logramos. Impusimos al inicio un tope de precios a las carnes, cereales, leche, azúcar y aceites mediante la asociación del Estado con pequeños productores. Nos metimos en la cadena productiva y obligamos a los empresarios a vender al precique fijábamos. Así, logramos corregir los precios nuevamente…”, dijo Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia, en diálogo con el medio de comunicación argentino Ámbito.

Esos fueron los inicios de la ‘empresa de alimentos’, como la que impulsan en la Argentina algunos sectores de la alianza gobernante. Así, lo que el teórico marxista explica que la administración central sería la encargada de procesar los alimentos más sensibles de la canasta básica, comprándole la materia prima a los pequeños productores.

García Linera quiso explicar por primera vez la estrategia que aplicó el Gobierno boliviano. “A esos productores les garantizábamos un precio superior –y permanente en el tiempo- al que le pagaban las empresas, y luego nosotros fijábamos un valor de venta al público que no tenía ganancia, solo cubría el costo de producción, para obligar a los empresarios a vender sus productos en el mismo nivel. Y se bajó la inflación…”, explica quien fuera vicepresidente de Bolivia entre 2006 y 2019.

Sin embargo, no fue tarea fácil y sostuvo que fueron tres años de idas y vueltas con los principales conglomerados alimenticios de Bolivia, pero la persistencia de la medida estatal logró sus frutos: se llegó al acuerdo con toda la industria de precios “razonables”.

“Es lo que ustedes quisieron hacer con Vicentin, pero no se animaron. El Estado, en nuestro caso, se metió en la cadena de valor agrícola, pero no estatizó la tierra, sino que pasó a formar parte de la industria procesadora. Y en el caso de la carne obligó a los frigoríficos a abastecer el mercado interno a un precio regulado y luego exportar el excedente…”, describe García Linera, de visita por la Argentina para exponer sobre los desafíos de lo que define como “segunda ola de gobiernos progresistas” en la región.

Sin embargo, el matemático no mencionó las restricciones a las exportaciones de alimentos, entre ellos la soya y sus derivados cuando el mercado interno solo consume el 20% de la producción total y la oleaginosa se encontraba entre los commoditys con mayor cotización. Durante muchos años se ha observado que las trabas se aplican solo a productos agropecuarios de Santa Cruz y no así a los que se desarrollan en el occidente del país, como la quinua.

El establecimiento de cupos para la exportación de productos agrícolas provocó la pérdida de $us 4.000 millones desde 2008 a 2020, según las estimaciones del exministro de Economía, José Luis Parada. Cabe recordar que en 2008 el Gobierno del presidente Evo Morales, mediante decreto, restringió la exportación de algunos granos, como el maíz, la soya y los derivados del sector oleaginoso.

La inflación en Argentina es un tema que preocupa en la región porque Bolivia se ve afectada con el ingreso de productos de contrabando que perjudican a la industria nacional debido al tipo de cambio fijo. «La dimensión de la inflación ha dejado de ser un acompañante cotidiano y tolerado y pasó a ser un hecho casi asfixiante para la gente”, a la vez que reconoce que la “receta boliviana” no tendría los mismos resultados por esas tierras, y se requiere de “medidas innovadoras”, sostuvo García Linera.

“Puede haber políticas de shock conservadoras, como la convertibilidad, que resolvió la inflación pero provocó un enorme deterioro en toda la economía argentina, o medidas más bien heterodoxas, pensadas para proteger al trabajador”, plantea. ¿Cómo cuáles? “Se requiere jalar al empresario de manera temporal, pero de forma radical para que el trabajador no pague con sus magros ingresos los costos de estas medidas. Puede ser con impuestos a los sectores más ricos para subvencionar precios y mejorar el salario sin requerir de emisión monetaria, pero también tienes que volcarte al control de las áreas sensibles y aplicar fuertes sanciones a los empresarios si no cumplen con los precios regulados”, enumera. Y completa: “Hay que ensayar algún tipo de salida disruptiva, complejizar con otras herramientas para darle certidumbre a la sociedad…”, recomienda.

El colchón financiero es importante. Con escasas reservas netas en el Banco Central, Argentina “necesita hoy un cóctel de varias medidas en simultáneo para combatir la inflación”, insiste García Linera. Y reflexiona sobre el futuro: “Se requiere de mucha autoridad porque, si no, no podrás contener la suba de precios. Y allí aparecerán los conservadores y lo harán, aunque le saquen el último ahorro a la gente, pero tendrán legitimación social. La inflación en Bolivia la resolvió la derecha y se quedó 20 años, pero privatizaron todo, se destruyó el empleo, se cerraron fábricas”, precisó en sus declaraciones a Ámbito.