La cabeza de Ignacio Warnes

Este artículo originalmente se llamó “Los restos de Warnes”, pero por razones comunicacionales seguimos nomás el título que hace más de un siglo el historiador Mariano Durán Canelas le puso a su obra teatral. Necesitamos que usted lea y se entere.

Pero, por respeto, comencemos con una breve referencia de cuando estaba vivo y comandó gloriosas jornadas para América. Hablar de Warnes es hablar del Libertador que encabezó la Guerra de la Independencia en el centro del Continente; un héroe que sólo tuvo victorias en el campo de batalla, incluso a costa de su inmolación.



El Ejército del Centro

En Argentina, se acostumbra llamar «Ejército del Norte» al Ejército Auxiliar del Perú; obviamente ese nombre cabe para quienes viven en el Sur. Pero un correcto análisis geoestratégico continental, de la Guerra de la Independencia, ubica al ejército dirigido desde Buenos Aires como Ejército del Sur y al dirigido por Simón Bolívar como Ejército del Norte.

Dentro de ese orden y esas denominaciones, en la geoestrategia que estableció el general Manuel Belgrano, verificamos que Ignacio Warnes fue asignado al Ejército del Centro, después de las victorias de Tucumán y Salta, arribando a Potosí.

Así fue que llegó el entonces coronel Warnes, con título de Gobernador y Comandante, el 24 de setiembre de 1813. Inmediatamente envió las tropas disponibles a Belgrano y, seguidamente, comenzó la reorganización del Ejercito Cruceño, en una ciudad que había iniciado la resistencia desde 1810, a la cabeza del entonces coronel Antonio Suárez, jurando lealtad a la Junta de Buenos Aires.

Warnes llegó en compañía del oficial cruceño José Manuel Mercado, quien asumió la comandancia de la Caballería Cruceña y con el rioplatense Saturnino Salazar, que asumió el mando de la Infantería, además de unos pocos soldados de escolta, entre los que había cruceños también. Organizó un ejército formal, con todas su estructura y sus tres armas.

Fue una División gloriosa en el centro del Continente. Bloqueó el paso realista a las provincias del Sur y fue el único que cubrió la zona Oriental, en la frontera con los portugueses. Lamentablemente, por ser cruceño, fue literalmente omitido en la historia oficial boliviana, manoseada desde el centralismo altoperuano, que solo celebra derrotas.

El rol del Ejército Cruceño encabezado por Warnes, operando en el centro de la Guerra Continental, fue tan importante como los del Sur y del Norte. Entre 1814 y 1816, cuando ambos lados se retiraban a reorganizarse y el Ejército Real del Perú consideraba que era su mejor momento, libró tres importantes batallas campales: Batalla de Florida (25-V-1814), Batalla de Santa Bárbara (7-X-1815) y Batalla de El Pari (21-XI-1816). Las tres fueron victorias continentales, que elevaron la moral de las Provincias Unidas, justo cuando el Ejército del Sur necesitaba recuperarse de sus derrotas y el Ejército del Norte, aun no tenía acción efectiva por las situaciones que enfrentaba, con derrotas también.

La victoria en El Pari, la más sangrienta de la guerra continental, llegó con la inmolación de casi un millar de cruceños y de su propio Comandante Ignacio Warnes. Pero ya había destruido al ejército realista y, con ello, sus planes en el Sur.

En esas circunstancias, el “Colorao” Mercado desplazó a su Caballería victoriosa, y a los sobrevivientes de la Infantería, hacia el fuerte de Saipurú, consolidando el objetivo geoestratégico de impedir el paso realista hacia Salta y Tucumán, donde Güemes y Belgrano realizaban sus operaciones militares. Con este flanco cubierto, el general San Martín pudo iniciar el Cruce de los Andes, llegando a Chile y Perú, donde el tardío Ejército del Norte, de Bolívar y Sucre, arribará más adelante para consolidar la Independencia definitiva.

Ya habían sucedido muchas cosas para ese tiempo y los Libertadores del Sur y del Centro lo habían hecho bien, con grandes sacrificios, tanto entre los ejércitos formales como entre los guerrilleros.

La muerte de Warnes

Ignacio Warnes murió en combate el 21 de noviembre de 1816, en nombre de las Provincias Unidas de Sudamérica, creadas meses antes en Tucumán. El general Belgrano la había enviado el Acta de Independencia y la Bandera de la patria grande.

Confirmada su muerte, por un parte que envió Mercado desde Cordillera, Belgrano le escribió a su madre, Doña Ana García Zúñiga y Warnes, el 10 de enero de 1818, desde Tucumán: “Cuan sensible me es renovar a Ud. memoria tan amarga. Pero no, me equivoco; todo debe consolar a Ud.; acabó en defensa de la patria, por consiguiente, Dios le ha premiado, y el mundo mira en él un héroe que se presentará a los venideros por ejemplo”.

Las cabezas

Después de definida la situación de Santa Cruz, el jefe realista Francisco Javier de Aguilera, que entró a la ciudad después de tres días y vestido de cura, ordenó separar la cabeza del prócer y exponerla en una pica, en la plaza principal. De allí será rescatada por el oficial cruceño Francisco Rivero, por pedido de su esposa Ana Barba, de quienes el gobernador había sido padrino de matrimonio.

La operación fue comandada por el escuadrón de José Manuel Baca (Cañoto). Según el historiador Mariano Zambrana, en su libro “Plumadas Centenarias” (1925), Rivero “se la presenta a su esposa, que deshecha en amargo y silencioso llanto la contempla un rato, mientras el marido cava la fosa bajo el lecho de su consorte; luego la envuelve en un lienzo i le da sepultura diciendo: ‘Descansa aquí mi querido padrino, hasta que la patria sea libre…’” Ahí estuvo durante casi 9 años.

Según Mariano Zambrana, José Manuel Baca compuso en 1825 unas estrofas. Dice: “Tan cierto de la extinguida existencia, que desde mis mocedades he conocido, ya anciana –i me parece que aún vive-, a una hija de él, Manuela Vaca, nombrada siempre con el mismo apodo de su padre. De los versos que a la Cañoto oí cantar i recitar recordando al célebre autor de sus días, no he olvidado esta letrilla compuesta por dicho patriota a la cabeza de Warnes, i que todavía se conserva en la memoria popular:

Ayer maravilla fui

i en esta plaza hacía eco.

Hoy me ves expuesto en seco,

ardiendo en fuego feroz,

en el viento y sol atroz,

sobre un acero…

¡Ai Aguilera, ai de ti…

Aprended hombres de mi…”

Más adelante relata la ejecución del realista Aguilera (1828) y el destino de su cabeza en Vallegrande, con la siguiente sentencia: “Refiriendose a Aguilera, había dicho Cañoto ‘ai de ti’ en su estrofa dedicada a la cabeza de Warnes”.

El sepelio de Warnes

Durante el proceso emancipador, el Libertador Sudamericano fue inspiración de los patriotas y su recuerdo permaneció latente entre los militares y el pueblo. Lo amaron y “jamás fue suficientemente llorado” dice un autor. Y con él lloraban por sus hijos, por sus hermanos y por sus padres, inmolados por la Patria.

Acabada la guerra y después de los acontecimientos del 14 y 15 de febrero de 1825, en que se declaró la Independencia de Santa Cruz, se procedió a rendirle los honores correspondientes.

El historiador Eduardo Cortés León, citando las Memorias de Antonio E. Roca dice: “En los primeros meses de 1825, estando de Prefecto el Coronel Mercado, se hicieron prolijas investigaciones sobre el paradero de la cabeza de Warnes, habiéndose constatado que Ana Barba la poseía aún, quien vivía en el Tocotocal‟ (…) Allí mismo se le hizo el homenaje, mediante un velatorio, con asistencia de todas las autoridades, corporaciones civiles, ejército y todo el pueblo cruceño.

Al día siguiente, en un hermoso ataúd y en gran procesión, con vivas a la Patria Cruceña, a Warnes, a Ana Barba y al Coronel Mercado, la cabeza fue trasladada a la Catedral, donde se la sepultó con salvas de artillería y fusilería, después de la solemne misa. El acto fue presenciado por Isidoro Rojas, Ramón Antonio Roca, abuelo del memorialista y de su compadre Pedro Miguel Montero, y muchas otras personas que presenciaron ese fúnebre cortejo…

Por su parte Mariano Durán Canelas en “Páginas Históricas Cruceñas” relata:

A los días siguientes de la proclamación de la Libertad en Santa Cruz, Ana Barba dio conocimiento de la existencia de la cabeza o cráneo de Warnes, que ella había conservado, manifestando los antecedentes de su veracidad. Oficialmente se solemnizaron sus funerales con un aparato y pompas significativos, designándose como casa mortuoria la de esa célebre patriota Ana Barba. De allí, barrio del Tocotocal, se desprendió el fúnebre cortejo con los honores militares, al templo catedralicio, en cuyo cementerio se depositó la caja fúnebre. El cabildo, Ejército, corporaciones oficiales y todo el pueblo hacían los honores del duelo…”

Mariano Zambrana, en 1925 confirma que, “cuando se terminaron las ceremonias religiosas fue depositada la pequeña caja fúnebre en el cementerio de dicho templo…”

Combinando las coincidencias de estos dos autores y considerando las gestiones investigativas y preparativas, llegamos a la conclusión de que el sepelio de Warnes tuvo que haberse realizado en la tercera semana de febrero del año 1825, mientras el coronel José Manuel Mercado aún ejercía la Gobernación.

Ahora tomemos del “Manuscrito Lara” el siguiente dato: “Tan luego que la patria extinguió la monarquía española, Cañoto salió desnudo del velo que acostumbraba, en cuya libre aleluya, un día domingo después de misa, proyectó felicitar al Coronel Mercado, recientemente Gobernador…”

Entonces, si Mercado fue elegido el lunes 14, declarando la Independencia el martes 15, el domingo siguiente era 20 de febrero. Con ello tenemos la primera semana de gobierno. Si consideramos que los actos públicos, políticos y militares, de aquella época, generalmente se hacían el día lunes, el velorio probablemente se realizó el 21 y el sepelio el día 22 de febrero de 1825.

El estrado en la casa de Ana Barba

En el Manuscrito Lara, que es una de las fuentes más próximas, hay una descripción de la forma como Cañoto y Rivero rescatan el cráneo de la Plaza y, aunque está un poco ilegible, el cómo fue sepultado. La escritura habla de que llegaron con el cráneo donde Ana Barba y la sepultaron “en la ceja y esquina del estrado”, que al entendimiento del investigador Eric Soria Galvarro, experto en la lectura de estas cosas, se trata del antiguo Estrado, que era un espacio particular que tenían las mujeres de aquel tiempo.

La sala de estrado constituyó una parte esencial de la vivienda española durante siglos. Nos encontramos ante el espacio doméstico destinado a la señora, donde recibía a sus visitas, cosía e incluso comía. El estrado consistía en una tarima (que podía estar delimitada por una barandilla) de madera o corcho cubierta por esteras de junco o alfombras. Sobre la tarima se disponían los almohadones que servían de asiento (las mujeres se sentaban en el suelo por herencia árabe sobre todo en Andalucía)”, dice un artículo de Bárbara Rosillo, en el que muestra un gráfico de la Casa Museo Lope de Vega en Madrid y otro de del Museo de la Casa de Cervantes en Valladolid.

 

Sigue: Por lo general la sala de estrado aglutinaba las piezas más valiosas, las paredes se engalanaban con tapices o con colgaduras de telas ricas como el damasco o el brocatel, que podían confeccionarse a juego con los almohadones”.

Siempre nos pareció raro que la haya enterrado debajo de su propia cama matrimonial, en su dormitorio, como rumoreaba el pueblo.

 

Por cierto, las virtudes de Ana Barba no fueron sólo la Custodia de la cabeza de Warnes. Ella fue una activista de la Libertad y estuvo en el Campo del Pari dirigiendo el Cuerpo de Sanidad.

El mariscal Sucre, se enteró de su valor y desde Chuquisaca, el 20 de junio de 1825

ordenó al señor Presidente de Santa Cruz coronel José Videla: “V.S. le manifestará cuanto es apreciable al Gobierno su conducta humana y generosa, y se servirá hacerle personalmente una visita a nombre del Ejército Libertador, llevando de acompañamiento para el caso todos los jefes y oficiales de la guarnición”. También informó: “Será impreso y circulado en toda la República, el rasgo de patriotismo de doña Ana Barba”.

Ese fue el único gesto respetuoso que tuvo Sucre con Santa Cruz, después de haber ultrajado nuestra soberanía y patriotismo con sus tropas asesinas e intrusas. Nunca publicó las virtudes de la noble patriota… No se podía esperar otra cosa, de quien tres años antes protagonizó la Navidad Negra de Pasto, en Colombia.

¿Detrás del Altar o en el cementerio?

Se realizó la solemne misa y procesión que culminó con el sepelio del Libertador. Su cabeza fue puesta en un ataúd y “en medio de un frenético entusiasmo, como un inmenso oleaje marítimo, todo el pueblo cruceño se movía con todos los corazones consternados dando vivas a el coronel Ignacio Warnes, a la Patria y al coronel Mercado.

 

 Sin dejar de oírse el estruendoso estampido de la artillería y fusilería, después de terminada la misa de Tedeum, sepultaron el ataúd detrás del altar mayor de dicho templo” (Eduardo Cortés, citando a Ramón Antonio Roca).

Durán Canelas, con la información de primera mano, reprodujo en su en drama “La Cabeza de Warnes”, el discurso del gobernador José Manuel Mercado:

Señores, terminamos de tributar ante los altares del Dios de la Patria, los honores fúnebres consagrados a la dolorosa pero heroica memoria del ilustre e inolvidable jefe patriota coronel Warnes. Sacrificado en aras de la libertad por defender la independencia de nuestra Patria, su recuerdo queda ya depositado en el panteón de la historia para ejemplo y admiración de la posteridad, que su generosa sangre vertida hace ocho años en los campos del Pari, será el óleo filantrópico que unja y vivifique el adelanto de esta comarca cruceña, enclavada en el corazón de la América del Sur.

La reliquia de su cráneo conservada por esta patriota señora Ana Barba, queda depositada en el templo catedralicio, en concurso de vosotros, señores dignatarios y pueblo. Llorarlo y conservar su recuerdo e imitar sus virtudes es nuestro deber.

 

Señores, en nombre de la Patria os cumplimento por haber honrado la fúnebre ceremonia que declaro terminada”.

Se depositó allí por su rango. La Catedral de aquella época no es la que conocemos hoy, en el siglo XXI, sino la antigua casona de dos aguas que Carlos Cirbián muy bien ha reproducido en sus cuadros. En el año 1845 fue demolida para construir la nueva y seguramente el ataúd con la cabeza de Warnes, junto a los ataúdes de los altos jerarcas de la Iglesia, han tenido que ser removidos a un lugar especial. La catedral actual fue terminada el año 1915.

El cuerpo de Warnes

En 1919 se creó la Provincia Warnes, en el Departamento de Santa Cruz. Fue en la fecha de su nacimiento, el 27 de noviembre. Esto nos dice de la constancia con que los cruceños trataban el asunto. La Ley fue sancionada por el Congreso Nacional el 21 de noviembre y promulgada por el presidente José Gutiérrez Guerra el 27 de noviembre. Dos homenajes.

En 1925, a 100 años de su sepelio, las autoridades cruceñas gestionaron una norma que se dictó el año siguiente. La Ley de 5 de octubre de 1926, aprobada en el Congreso y firmada por el presidente Hernando Siles, manda levantar en la capital de la Provincia Warnes una columna conmemorativa en honor a los Héroes del Pari, que en su cúspide tenga el busto de Ignacio Warnes. También ordena que se levante una Cruz en el cementerio público de Santa Cruz de la Sierra y asigna los fondos para ello. No se hizo ni lo uno ni lo otro.

Pero la ley no dice que los restos de Warnes serían llevados al cementerio general, sino que la cruz es “en conmemoración a los muertos por la patria”.

¿Qué pasó con el cuerpo de Warnes? Quedó enterrado en el campo del Pari durante 116 años. Hasta que… “Un día de 1932, unos muchachos o unas lavanderas encontraron un esqueleto sin cabeza, y fueron a comunicar el hallazgo al Dr. Udalrico Zambrana, quien ya en el lugar, supuso que los restos correspondían al coronel Warnes, por un botón de Prusia y otros indicios recogidos.

 

El tesoro fue guardado por el galeno en una urna de plomo y el 24 de septiembre de 1942 fueron colocados a los pies de la estatua del prócer ubicado en la Plaza 24 de Septiembre, en acto solemne” (E. Cortés).

Adjunto a este artículo dos retratos de Warnes, para ver sus botones en el uniforme y una foto del monumento donde se observa la cripta señalada a su lado izquierdo. Pero la urna de plomo no se quedó allí.

Dato. La estatua de Ignacio Warnes, en la Plaza, fue levantada el 4 de diciembre de 1920, en acto organizado por el Presidente Municipal, Dr. Pacífico Roca. Tenía un hermoso pedestal construido por el famoso arquitecto Knez. Los restos que habían al pie de Warnes fueron robados en los años ochenta y el histórico pedestal, patrimonio de la ciudad, fue destruido por los salvajes que remodelaron la Plaza. El piso quedó bonito, pero el patrimonio debió respetarse, pues era parte del entorno patrimonial de la misma plaza.

Verificación de los restos de Warnes

Para comprobar la Autenticidad de los restos, como no hay actas, no debe perderse la línea testimonial sobre el objeto que estudiamos.

Seguramente, los protagonistas y custodios de cada época no dejaban actas firmadas contando con el Respeto Lógico que debería haber sobre los restos de un Libertador.  Sobre todo, por un libertador tan querido por los cruceños.

Pero, obviamente, aquellos patriotas jamás imaginaron la clase de país que estaban conformando, donde el propio Estado se encargaría de borrar la Historia de los cruceños, de la historia oficial de Bolivia, sólo porque era más gloriosa.

Acompáñeme entonces, amable lector, siguiendo de cerca cinco elementos: Cabeza, Cuerpo, Cripta, Ataúd y Urna de Plomo. Llegaremos a la verdad.

Ese primer momento en que los restos de Warnes son expuestos ante el pueblo, para las ofrendas florales, fue durante los festejos de setiembre del año 1942, como lo señala Eduardo Cortés. Al respecto, el historiador Bismark Cuéllar Chávez nos proporcionó otro documento valioso; se trata de un Programa Municipal publicado en “El Tiempo”, el 20 de setiembre de ese año, en el cual aparecen dos elementos:

“Hrs. 09:00 Colocación de los restos de los caídos en las batallas del Pari y la Florida al pie del monumento al Cnel. Warnes en la Plaza Principal. Gran concentración cívica con asistencia de sociedades, escuelas y pueblo en general. Ofrenda floral a la urna que guardará los gloriosos restos. 11:00 Solemne Te Deum en la iglesia catedral con asistencia de las autoridades locales…” 

Al parecer, el programa no lo hizo alguien entendido por el entreviero (entrevero) de elementos y por el léxico. Por ejemplo, la mención a “la Florida”, pues en Santa Cruz siempre se ha dicho y escrito “Florida” y punto. Otro detalle es la confusión entre los restos de Warnes y los “restos de los caídos”, que un médico, intelectual y líder como el Dr. Udalrico Zambrana jamás mezclaría.

Pero, más allá de las imprecisiones que pudieron tener los funcionarios que elaboraron el programa, hay dos cosas que surgen de aquella información publicada en “El Tiempo”, cruzándola con la información precisa que dio Eduardo Cortés:

1) Que el Dr. Zambrana colocó los restos de Warnes en la urna de plomo y 2) Que los otros restos son de los patriotas que lucharon a su lado y los colocaron al pie del monumento. Descartemos la posibilidad de que hayan amontonado huesos de las dos batallas en la misma cripta y menos en la misma urna.

Pero nos sugiere algo más importante aún: Que el ataúd con la cabeza de Warnes nunca salió de la Catedral y estamos en el momento histórico en que finalmente podrán juntarse, en el mismo lugar, las partes del cuerpo separadas en 1816.

Dato. Bismark Cuéllar verificó la existencia de los huesos al pie del monumento en 1971 y, quien esto escribe, los recuerda hacia 1980. Pero no se trataba de los mismos restos que menciona don Eduardo Cortes, pues los que vimos al pie del monumento de la Plaza eran huesos enteros de extremidades y costillas, que no cabían en una urna. Entonces, se trataba de los restos que menciona el programa de festejos.

La urna de plomo en el Municipio de Warnes. Seguimiento y verificación

En el siglo pasado, la urna de plomo donde el Dr. Zambrana guardó los restos incinerados del cuerpo de Warnes, fue llevada al Municipio que lleva su nombre.

¿Cómo llegó la urna con los restos de Ignacio Warnes a la ciudad de Warnes? ¿Quién pudo haberlos solicitado y llevado? ¿Ya estaban allá cuando se levantó su monumento?

Comenzamos preguntándole al ex alcalde de Warnes, Don Alfredo Vaca Díez, quien ejercía en los tiempos que se levantó el monumento ecuestre en esa ciudad. Lamentablemente no recuerda, al menos por el momento, según nos dijo su hija.

Preguntamos entonces al escultor David Paz Ramos, autor del monumento y quien hizo la cripta donde se depositó la urna. No recuerda tampoco.

Acudimos finalmente al ex concejal warneño Edgar Tellería. Lamentablemente, por sus ocupaciones profesionales no pudo responder las interrogantes que le pasamos: ¿Quién les entregó la urna? ¿Tenía el mismo candado? ¿abrió la urna? ¿Qué pudo ver? Ante el silencio, dimos por entendido que tampoco se acuerda.

Si 30 días después de publicado este artículo, por efecto de la voz popular y de las redes sociales no recibo una llamada dándome algunas referencias, quiere decir que en la provincia Warnes ya se olvidaron.

Pero no importa, no dejaremos un eslabón perdido en lo relativo a la autenticidad. Si los protagonistas no lo recuerdan, nosotros tomamos la investigación seria y precisa de la Dra. Yngrid Vespa de Pucci, quien verificó la autenticidad de los restos hasta inicios del presente siglo. Esto me consta, no sólo por la foto que publicó en su obra “Ignacio Warnes y la Florida” sino también por las conversaciones que sostuvimos mientras yo realizaba las investigaciones paralelas para mi libro “Libertadores Cruceños”, publicado el mismo año, con las que se logró el ascenso póstumo a General de la República.

La urna de plomo estaba ahí en Warnes, en la cripta de su monumento, el año 2003 y de ahí no se movió hasta el año 2016.

Robo y rescate de la urna en la ciudad de Warnes

En noviembre del 2016, alguien violentó la cripta donde se encontraba la urna de plomo y se la robó. Esto fue verificado por el Dr. Carlos Salvatierra Moro, quien inmediatamente se puso en campaña para recuperarla, aprovechando su experiencia en investigación policial.

El profesional contó lo siguiente: “Haciendo uso de mis conocimientos en investigaciones, tratándose de semejante ofensa y tamaño ultraje cometido por avezados delincuentes contra el honor del Gral. Ignacio José Xavier Warnes, y contra la Provincia que dignamente lleva su nombre, sin pensarlo dos veces me puse a la tarea de buscar sin descanso esta pieza que forma parte de la historia de nuestro pueblo, hasta lograr el objetivo de encontrarla…”

La investigación duró 4 meses, desde noviembre del 2016 hasta febrero de 2017.  Se hizo en diferentes estratos sociales, de acción diurna y nocturna, en la calle. Finalmente, a través de una tercera persona, se la encontró intacta en manos de un sujeto cuyo nombre se mantuvo en reserva para no perder la oportunidad de rescatarla. Todo indica que esa persona no conocía su valor real, pero sospechaba que lo tenía y esperaba recompensa.

Una vez recuperada la urna, el Dr. Salvatierra contactó diferentes instituciones de la capital para ponerla en buena custodia, sin embargo, no logró el objetivo por diversas razones. Finalmente, el 25 de mayo del 2017 la entregó a la Subgobernación de la Provincia. Por ese tiempo, el subgobernador Mauricio Canedo contactó a quien esto escribe y luego vinieron emergencias cívicas y la pandemia, postergando la acción de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz.

Los restos de Warnes en la actualidad

En setiembre del presente año 2022, Canedo y Salvatierra contactaron al arqueólogo de la Gobernación de Santa Cruz, Danilo Drakic Ballivián, quien inmediatamente hizo la recepción de la urna y, luego de las verificaciones profesionales del caso, contactó a la Geográfica.

En fecha 13 de setiembre, se hizo un acto formal en la Casa de Gobierno, en el que se presentaron los restos a la primera autoridad del Departamento, Dr. Luis Fernando Camacho, quien junto al vicegobernador y las autoridades de la Gobernación ponderaron el importante rescate. En esa oportunidad el Dr. Salvatierra relató lo sucedido y el arqueólogo Drakic explicó los detalles de la reliquia, además de remitirse a un informe del investigador Luis Enrique Rivero.

El día 22 del mismo mes, se presentó la urna a los medios de comunicación en un acto coordinado entre la Gobernación, la Sociedad Geográfica y el Instituto Belgraniano de Santa Cruz “Gral. Ignacio Warnes”. El 23 por la noche se realizó una vigilia en las puertas de la Casa de Gobierno, donde el pueblo pudo acercarse a los restos.

El 24 de setiembre, exactamente después de 209 años de la primera vez que Ignacio Warnes vio Santa Cruz de la Sierra y en la misma plaza donde en 1942 estuvo la urna por primera vez, una escolta encabezada por el Dr. Juan Renjifo Llanos, presidente de la Sociedad Geográfica, junto a miembros notables de esta institución, seguidos por la agrupación Ana Barba y miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, llevaron en andas los restos del Libertador hasta los pies de su monumento.

El gobernador Camacho, en el discurso de la Efeméride Departamental, hizo referencia respetuosa a la presencia de los restos del Gobernador y Libertador inmolado. Pasados los actos, la urna con sus muebles fue depositada en la capilla de la Casa de Gobierno, donde espera su destino final de manera formal y protegida.

Características de la urna

Por el peso que tiene, y considerando los antecedentes históricos, se trata de una urna de plomo. Al interior se percibe que contiene cenizas y algunos carbones. Tiene grabados en su superficie, que deben ser investigados a su tiempo y en la parte superior una rosa de 6 pétalos, idéntica a la del Laberinto de Salomón.

También tiene un candado alemán, posiblemente de bronce, seguramente de mediados del siglo pasado que, si tomamos el año 1942 como referencia, podría ser el original o uno sustituido en la siguiente década.

Resumamos:

  1. La cabeza fue recuperada y escondida en casa de Ana Barba. 1816.
  1. La cabeza fue depositada o enterrada en la catedral. Atrás del altar mayor, por su rango y la costumbre de la época (no se descarta el cementerio del templo) 1825.
  1. El cuerpo fue encontrado, identificado y entregado al Dr. Udalrico Zambrana. Médico, que decide incinerarlo y colocarlo en la urna de plomo. 1932.
  1. El cuerpo en cenizas, en la urna de plomo, fue expuesto al pie de su monumento, al lado de restos óseos de otros patriotas, en 1942. La urna, tuvo un Custodio posterior a Zambrana, cuyo nombre se desconoce.
  1. Los huesos enteros que vimos al pie del monumento, en una cripta, eran de otros patriotas del Ejército Cruceño caídos en el Pari. Colocados en 1942 y vistos hacia 1980.
  1. Los huesos enteros de los patriotas fueron robados de la cripta del monumento en la capital. No se conoce su paradero. 1980.
  1. El cuerpo de Warnes, en la urna de plomo, fue llevado a la provincia Warnes por su Custodio. Se desconoce si fue el mismo Dr. Zambrana, su descendiente o algún historiador. Fue colocado en otra cripta dentro del pedestal del monumento ecuestre. 1990.
  1. La urna de plomo, con restos del cuerpo, fue identificada como auténtica por la historiadora Yngrid Vespa el año 2003. Una fotografía fue publicada en su libro biográfico.
  1. La urna de plomo con restos del cuerpo, fue robada por desconocidos en el año 2016.
  1. La urna de plomo con los restos del cuerpo, fue recuperada por el Dr. Carlos Salvatierra el año 2017. La entregó en custodia a la Subgobernación de la Provincia Warnes.
  1. La urna de plomo con los restos del cuerpo fue entregada a la Gobernación de Santa Cruz en setiembre del 2022. Se hicieron los actos y homenajes respectivos en la Efeméride Departamental.

¿Y la cabeza?

  1. Todo indica que la Cabeza de Warnes sigue en la Catedral y que nunca salió de allí.

Podríamos estar asistiendo al momento en que ambas partes del cuerpo de nuestro Libertador finalmente estarán en un mismo lugar, si hay las condiciones.

Cualquiera de los dos lugares donde quede la urna de plomo, con los restos de Ignacio Warnes (Catedral o Casa de Gobierno) debe el pueblo tener acceso y un altar de honor, pero también un protocolo especial y una norma de protección.

Nino Gandarilla Guardia

 

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