En un nuevo episodio del espacio digital “De Frente con Oscar Ortiz”, Mauricio Rojas analizó el liberalismo social y la experiencia nórdica, con un sistema económico de libertad y solidaridad que favorece el emprendimiento, la innovación, el desarrollo industrial y la igualdad de oportunidades
Fuente: Muro de Oscar Ortiz
Rojas es historiador y doctor en historia económica. Ha sido ministro en Chile y actualmente es diputado en Suecia.
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“El progreso y el cambio que la libertad promueve también tiene perdedores, personas que se sienten afectadas. Con la globalización se pierden industrias y con la inmigración hay personas de culturas distintas. El liberalismo ha tenido cierta dificultad para asumir esa parte, que tiende a expresarse políticamente en partidos o líderes muy agresivos, que hemos visto surgir en estos últimos 15 o 20 años. El liberalismo debe hacerse cargo del otro lado de la medalla del progreso”, señaló.
El intelectual dijo que “como el progreso es cambio, también es destrucción de algo. Es el famoso concepto de Schumpeter de la destrucción creativa. En la perspectiva larga la creación ha sido increíble, sobre todo de la libertad, en estos últimos 200 años. Pero nos olvidamos de la otra parte. Cuando los que se sienten afectados por el progreso no encuentran una respuesta liberal razonable, van a buscar respuestas colectivistas de izquierda o derecha que traten de restablecer el orden, que se pierde constantemente, porque la libertad es el derecho a cuestionar el orden establecido. La libertad es subversiva”.
“Si no asumimos la otra parte, ese tipo de expresiones políticas van a canalizar todo esto. Son muy importantes hoy día, en Europa principalmente con la derecha nacionalista, que se plantea contra la globalización, como en Francia el Frente Nacional. También en Estados Unidos, Trump tiene un discurso de este tipo. Dicen que las élites económicas y políticas los han traicionado, los han dejado solos, que la nación ha sido entregada a fuerzas transnacionales. La nación es algo muy importante para la mayoría de las personas. El liberalismo tiene una tendencia cosmopolita que habla de lo universal, pero la ligazón de los seres humanos a sus naciones es importante y cuando se ve amenazada hay una reacción. Karl Popper explicó el surgimiento del totalitarismo como un resultado del avance de la libertad, que producía un remezón tan importante que la gente tendía a volver al pasado. Es lo que Mario Vargas Llosa denomina el llamado de la tribu”, precisó.
Rojas se refirió también a las democracias iliberales, “concepto nuevo que popularizó Viktor Orbán de Hungría. La idea es que puedes usar las mayorías electorales para crear una democracia iliberal, donde se reprimen las libertades y la diversidad. Se castiga a las personas que tienen otra orientación sexual que la tradicional, a lo que amenaza a los valores establecidos o a la seguridad económica. La democracia es puesta contra la libertad”.
“Son líderes de izquierda o derecha, que con el mayoritarismo tratan de aplastar las disidencias. Hay que rescatar el concepto liberal de la democracia con protección de las minorías, de los que no piensan como la mayoría. Dos cosas son fundamentales: la independencia de los medios de comunicación y de la justicia. Eso lo vemos también en América Latina. No hay libertad más importante que la de expresión”, remarcó.
El intelectual chileno-sueco comentó además sobre el modelo nórdico, indicando que “en cualquier ranking internacional son de los países más libres económicamente, con una excepción: el nivel tributario. Tienen impuestos altos porque hay una política de redistribución, de creación de servicios públicos, que favorecen la igualdad de oportunidades. Durante mucho tiempo, cuando se creó el estado de bienestar, esto se hizo de una forma monopólica, al servicio de la política. Eso ha cambiado, apoyando a los ciudadanos sin coartar su libertad”.
“La fórmula la inventó Milton Friedman: darle a la gente poder adquisitivo para que decida la clínica, la escuela o quién cuida a los ancianos. Es un subsidio a la demanda, son los vouchers de Friedman, que en Suecia se empezaron a aplicar en los 80 poco a poco. Desde la gran reforma del voucher escolar, los padres tienen derecho a elegir la escuela, sea del sector público o privado. Es el estado liberal de bienestar, donde el individuo y no la clase política es el que hace las elecciones vitales. Esa fue la gran disputa entre el modelo socialdemócrata del estado de bienestar, que era muy paternalista, y estas reformas liberales a comienzos de los 90. Ha sido un cambio extraordinariamente importante”, concluyó.