El primer trimestre de este año fue dedicado al repaso del contenido de los dos años anteriores, lo que ha impedido completar el avance establecido para esta gestión. Los maestros priorizaron los temas.
Deisy Ortiz Duran
Fuente: El Deber
Este 2022 no ha sido suficiente para llenar los vacíos en la educación que dejaron los dos años de pandemia de coronavirus, que obligó a pasar clases a distancia y tuvo tropiezos tecnológicos para la virtualidad. Los maestros coinciden en que los primeros cursos han sido los más difíciles, porque es donde se evidencian las falencias en la lectura y la escritura.
Los escolares también han sentido los inconvenientes y las frustraciones. A Laura, de ocho años, le ha costado lágrimas aprender el manuscrito, pero ahora está contenta por haber vuelto a las aulas y está entre las mejores de su colegio. No todos lo han logrado y los maestros tienen alumnos que finalizarán el año escolar con problemas de lectoescritura.
Ingrid Caballero, maestra de segundo de primaria en la unidad educativa El Porvenir, señala que se han tenido que dosificar contenidos en el avance, para poder impartir lo esencial, toda vez que el primer trimestre fue dedicado a reforzar los conocimientos del año pasado. Uno de los inconvenientes que tuvieron en la virtualidad fue que no todos pudieron pasar clases. En su experiencia solo un 70 por ciento tenía posibilidad de conectarse a las clases virtuales, el resto justificaba que no tenía megas o dispositivos disponibles. De hecho, en este paro también ha tenido que enviar materiales por WhatsApp, porque la mitad del curso no pudo conectarse por esos problemas.
El representante de los maestros urbanos, Osmar Cabrera, señala que los maestros se han enfrentado al reto de recuperar el tiempo perdido durante los dos años de virtualidad y que están llegando a la finalización del año escolar con un 70% de avance de los contenidos curriculares de la presente gestión, por lo que quedará un rezago del 30% para la gestión 2023.
Asegura que las mayores dificultades se han presentado en los primeros grados de primaria, donde los niños han tenido problemas especialmente en la lectoescritura, y en los últimos grados de secundaria, que son claves en la preparación con miras a la formación superior.
Por su parte, el pedagogo Alberto Santelices, manifiesta que durante las clases virtuales la enseñanza y el aprendizaje entraron en crisis, y que el retorno a las clases presenciales implicó un cambio en la atmósfera escolar.
“Estos dos fenómenos se presentaron con características disímiles en los niveles inicial, primaria y secundaria. La educación por su naturaleza es social. El aprendizaje se facilita dentro del grupo, en el curso, con el ambiente envolvente de la escuela. Se abandona el hogar y sus distractores para sumergirse en el contexto escolar. Es una vuelta a la costumbre tradicional; por tanto, la vuelta no fue traumática”, manifiesta.
“Después de un buen diagnóstico, el docente procedió a las adaptaciones curriculares y la priorización de los contenidos necesarios para la normalización de la enseñanza”, dijo.
Agregó que uno de los aspectos notables es la lectura, especialmente la comprensión lectora. “Las clases virtuales presentan muchas dificultades para enseñar las diferentes clases de lectura comprensiva, lo que no sucede con las clases presenciales. El maestro tendrá siempre el desafío de formar a su alumno para que este comprenda lo que lee. Este punto es vital en educación”, insiste.
Proceso de socialización
El profesor Cabrera apunta al proceso de socialización entre compañeros que se da en las aulas, como uno de los aspectos positivos de la presencialidad, ya que esto es necesario para el desarrollo integral de los niños.
Por su parte, Santelices dice que, con el retorno a las aulas, “psicológicamente las interacciones sociales se vieron en un inicio un tanto frenadas por las novedades de rostros, cambios en la docencia y costumbres escolares, pero después los procesos de socialización siguieron su curso natural; las adaptaciones y readaptaciones para la buena convivencia tuvieron un ritmo normal”.
El avance está previsto hasta la primera semana de noviembre para ingresar a exámenes y concluir clases el 30 de noviembre.
Se prevé que los estudiantes de último año finalicen dos semanas antes debido a los trámites administrativos que realizan para graduarse, por lo que deberán terminar el periodo de evaluaciones hasta el 15 de noviembre.