¿Quién se hará cargo?

Las pérdidas económicas por el casi un mes del paro cívico departamental, otras movilizaciones a nivel nacional y sus consecuencias, se calculan que superaran los 1.000 millones de dólares. Si además agregamos los efectos negativos sobre la inflación, el desempleo, la pobreza extrema y otras variables macroeconómicas, el perjuicio es incalculable.

Sin lugar a duda, entre los efectos negativos directos, se deben considerar el tremendo daño a la Salud Pública, la salud física y psicología de toda la población por el hecho de mantenerla en incertidumbre y zozobra en un periodo inexplicablemente tan largo. Definitivamente, nada justifica estas actitudes cavernarias e inhumanas.



Bolivia, un país considerado uno de los más pobres de Latinoamérica, definitivamente no se puede dar el lujo de tener líderes nacionales y regionales que no estén a la altura de los grandes desafíos actuales, que tengan suficiente la capacidad y el alto compromiso de proteger a todos los ciudadanos y conducir responsablemente a este país por el camino del progreso y bienestar de su población que definitivamente merece mejores días.

No cabe ninguna duda que el tema del Censo de Población y Vivienda, como otros temas, está siendo usado en esta oportunidad solo como pretexto para medir las fuerzas del oficialismo y la oposición, olvidándose irresponsablemente de las necesidades de la población mayoritaria, del gran daño que causan estas actitudes y posiciones de intereses puramente político partidario. Daños y perjuicios que en muchos casos son irreversibles.

Es tiempo de que todos los ciudadanos de a pie levantemos nuestra voz enérgica, exigiendo que quienes tienen la responsabilidad de solucionar este conflicto, lo resuelvan de manera inmediata y se pongan a trabajar para restablecer la normalidad en este pobre país que tanto lo necesita. Es muy importante que no nos dejemos llevar por las consignas que están muy lejos de velar por las necesidades de la población mayoritaria, obedecen a intereses de grupos y no representan el genuino interés común.

La palabra la tienen los que están identificados como responsables de este “suicidio colectivo” y obviamente se espera una respuesta muy urgente, antes que sea demasiado tarde y todos tengamos que lamentar las consecuencias previsibles de este conflicto que pudo haberse evitado y que ya tiene características de “desastre nacional”.

La historia sabrá juzgar y condenar a los responsables de este grave perjuicio ocasionado a toda la población y sobre todo a la clase más desposeída que está sufriendo dramáticamente las consecuencias de esta irresponsable actitud de ambos bandos.

 

Fernando Crespo Lijerón – Vecino de Porongo