El ministro de Justicia, Iván Lima, afirmó que el Gobierno no activará ningún proceso en contra del expresidente Evo Morales por el fallo que emitió la Corte Internacional de Justicia (CIJ), sobre el Silala.

La postura surgió luego que el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) apuntó al exmandatario como principal responsable del dictamen que —en su criterio— es adverso para el país, por lo que anunció un proceso penal en su contra.

“Como gobierno nacional, no solamente que no vamos a emprender ninguna persecución como la que se señala, sino, todo lo contrario, estamos viendo para el futuro, para garantizarle al pueblo potosino y al pueblo de Bolivia que este fallo de la justicia llegue al mejor resultado posible”, indicó la autoridad.

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“Hay la libertad de criterio de Comcipo y de los diferentes actores que tengan que tomar determinaciones sobre esta temática”, agregó.

Roxana Grass, presidenta de Comcipo, anunció la pasada semana que conformarán una comisión para evaluar el fallo de la CIJ y preparar una demanda contra el expresidente Morales.

Según la dirigente, el exmandatario tuvo la responsabilidad de encaminar el proceso (en septiembre de 2018), durante su mandato, pero no presentó los suficientes sustentos para encarar el juicio.

Bolivia pidió a la CIJ establecer que “Chile no tiene derecho a ese artificial caudal” del Silala, sin embargo, la Corte no halló sustancia para pronunciarse al respecto; en criterio de Comcipo, se trata de una “derrota”.

Ante ese escenario, se anunció una demanda penal en contra de Morales por los delitos de traición a la patria e incumplimiento de deberes.

La pasada semana, la Corte definió también que Bolivia y Chile tienen “derecho al uso equitativo y razonable” de las aguas del Silala, ubicado en Quetena, provincia Sud Lípez de Potosí.

Además, reivindicó la soberanía de Bolivia sobre el afluente y los canales artificiales, y definió que el acuífero es “de curso internacional”.

Según el embajador de Bolivia en Venezuela, Sebastián Michel, vocero de la causa, el fallo dejó “satisfechos” a ambos países.

Consideró además que la soberanía de Bolivia sobre las aguas del Silala “es tan de Bolivia, que Bolivia podría volver a los bofedales y canales a su estado natural”.

Sin embargo, en criterio de Comcipo, el fallo no se pronunció sobre el fondo de la demanda, ya que hubo un acuerdo entre Bolivia y Chile de reconocer que las aguas que están en Potosí son de cauce internacional.

Según Lima, los jueces de La Haya determinaron que el objeto de la controversia no podía ser decidido por ellos, porque las partes tomaron una determinación “a partir de un trabajo científico-jurídico” que permite a Bolivia definir un “ámbito de trabajo posterior” con Chile.

“Como Gobierno nacional respetamos la decisión de los jueces y, definitivamente, ninguna determinación de la justicia internacional puede generar ninguna otra consecuencia, que no sea ver para el futuro”, argumentó Lima.

El 6 de junio de 2016, Chile demandó a Bolivia, ante la CIJ, para pedir que ese tribunal declare que el Silala es un río de “curso de agua internacional y que Chile tiene derecho a usar sus aguas, conforme al principio del uso razonable y equitativo”.

Históricamente, esa postura fue rechazada por Bolivia, por lo que en septiembre de 2018 el país presentó una contrademanda para que se le reconozca la “soberanía plena” sobre esas aguas, incluidos los canales artificiales construidos desde 1908.

Durante los más de seis años del juicio, ambos países presentaron sus respectivos argumentos, a través de réplicas y dúplicas para que sean evaluadas por los jueces de la Corte.

El jueves 1 de diciembre, el litigio llegó a su fin cuando la CIJ emitió el fallo, que el Gobierno calificó como satisfactorio, mientras que la oposición política y otros sectores, como los cívicos potosinos, lo calificaron como una derrota.