El país de las fotocopias, del dólar y de la ineptitud

 

Pese a que las tecnologías de la información y las comunicaciones están avanzadas, Bolivia no logra siquiera igualar en ese aspecto a Cuba, Nicaragua o Haití, situación que genera bretes a los ciudadanos en general que acuden a realizar trámites en las entidades dependientes de todos los niveles de gobierno.



Obtener certificaciones de las Oficialías que dependen del Servicio de Registro Cívico, realizar subinscripciones o modificaciones técnicas o de identidad en Oficinas de Derechos Reales se convierten en un verdadero tormento para los bolivianos que demandan esos servicios, y lo peor de todo, cada funcionario público, además de actuar con mucha displicencia, se toma la libertad de exigir lo que no está escrito en los requisitos y así dificultar la emisión o admisión del trámite.

Es tal la falta de uniformidad de esos oficinistas, especialmente en Derechos Reales, que cada cual exige la presentación de originales y dos fotocopias de toda la documentación y llenado de formularios, pero además exige la presentación de documentos adicionales que no están consignados en los requisitos para trámites de inscripciones rápidas, de gabinete o de servicios de ventanilla en línea de esa Oficina de Registro Público.

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Pasa lo mismo en el Registro Cívico, donde para cada trámite de obtención de certificado de nacimiento, matrimonio, defunción, descendencia, legalización de partidas de nacimiento, rectificaciones o ejecución de sentencias judiciales debe acompañar fotocopias de su Cédula de Identidad, de formularios, croquis de su domicilio, de poder notarial, fotocopias de todo el proceso judicial, etc., resultando inadmisible ese accionar burócrata.

¿Acaso Derechos Reales, Notarías de Fe Pública, Registro Cívico, Identificación Personal o Migración no están conectados a un sistema de confirmación de datos?

Y aunque se entienda como paradójico, ahora resulta que en el Ministerio de Relaciones Exteriores, la legalización de documentos expedidos por las representaciones diplomáticas de Bolivia en el exterior debe pagarse el valor de los timbres en dólares estadounidenses, cual, si en el país la moneda de curso legal y corriente sería el dólar y no el boliviano, además de la exigencia inicua de presentar fotocopias de todo y de nada, muy al estilo de lo que ocurre en Derechos Reales, en el Registro Cívico, o en las gobernaciones y entidades públicas locales.

Lo lamentable de todo, es que el ciudadano boliviano es el que paga las consecuencias de la burocracia estatal inútil y del capricho de esos malos servidores públicos a vista y paciencia de órganos de control administrativo y disciplinario, como el inútil Consejo de la Magistratura o similares del Registro Cívico o autoridades sumariantes de procesar las denuncias y el maltrato a los beneficiarios de esas actividades.

Así, el gobierno de Bolivia está lejos, muy lejos de dar un mejor trato administrativo a sus ciudadanos, pese al avance de la tecnología; por eso es lindo Bolivia y por eso no me voy del país, porque es el país de las fotocopias, del dólar y de la incompetencia plurinacional.

 

Henry Gonzalo Rico García es Abogado y docente en la UMSS