Estudiantes TLGB víctimas de violencia física, psicológica y económica en el colegio

Activistas y profesionales consideraron que se debe trabajar en las unidades educativas, con información y tolerancia. Así se podrá evitar los abusos contra los adolescentes.

5La imagen solo ilustra la nota. Foto: Internet

Fuente: ANF

La Paz.- Tres son los tipos de violencia (física, psicológica y económica) que sufren cotidianamente los estudiantes de secundaria trans, lesbianas y gays de diferentes unidades educativas públicas, privadas y mixtas del país, según víctimas del bullying y activistas.



Estos maltratos se reflejan generalmente en el recreo, en el baño de los hombres, en clases, en un partido deportivo y en la salida del colegio; es decir, en un lugar donde los profesores o directores no vean, señaló Rodolfo Vargas, presidente del Colectivo de Trans, Lesbiana y Gay de Bolivia (TLGB) en declaraciones a la ANF.

La violencia física se da cuando golpean al estudiante con orientación sexual diferente, y no solo con los puños, también tirándole algunos objetos como papeles o piedrecillas. La psicológica, cuando recibe insultos discriminadores y que dañan su esencia como persona; finalmente, la económica acontece cuando la víctima es extorsionada por los agresores a cambio de su recreo o a cambio de que le compren las cosas que desean, todo para no contar a los demás sobre su inclinación.

“Sí, el bullying existe, sobre todo en secundaria, cuando los adolescentes están definiendo su orientación sexual. Todo es una espiral, empiezan haciéndose la burla por su manera de hablar, de caminar o porque anda con chicas, también llegan a la humillación, denigrándolo y no lo hacen valer como persona”, informó el presidente del colectivo.

Shalom será abogado para defenderlos

Shalom Solari, de 25 años, decidió estudiar la carrera de Derecho porque cuando sea abogado defenderá de toda violencia a las personas que sufren de bullying homofóbico escolar solamente por tener una orientación sexual diferente. Él es homosexual y salió del closet cuando tenía 15 años, es decir, cuando estaba en secundaria.

Marcos, como también le conocen, no iba a contarlo, pero alguien cercano a su familia se precipitó y un día que fue a su colegio, en El Alto, le gritó: “Ya pues, ´mariquita’, vámonos”. Esa palabra se quedó grabada en sus compañeros y desde ese momento las burlas, los insultos y las agresiones no pararon contra él. Para no ser más lastimado, se vio obligado a dejar esa unidad educativa y a estudiar su último curso del bachillerato en otro colegio.

“Me molestaban, me lanzaban cosas, me insultaban, me decían: ´mariquita´, ‘te prestaremos la pollera de mi hermana´. Fue una violencia más verbal. Eso me marcó para ser activista y defender los derechos de los que tenemos otra orientación sexual”, declaró Solari vía Zoom.

Este joven aseguró que pese a que sus profesores y el mismo director conocían de los abusos que él sufría – a denuncia del regente-, no hicieron nada. “Que me lancen piedras o me golpeen era normal para ellos”.

Las burlas y los maltratos sucedían más que todo en las clases de Educación Física, Religión y Música. Tal fue el daño que le causaron, que aún recuerda la vez que algunos de sus compañeros le dijeron que su madre debía haberlo abortado o su padre debía haberlo matado. “Estaba en un colegio católico y los compañeros siempre decían que yo era una aberración, una maldición para el mundo”.

Él considera que para evitar más bullying escolar homofóbico, en los mismos colegios se debe brindar información de las diferentes orientaciones sexuales que existen, además de tolerancia y aceptación. Estas charlas también corresponden a los profesores y directores para que sepan cómo actuar en casos similares.

“Luego de cambiarme de colegio y que esta vez no era católico, la mayoría me supo aceptar, los abusos se minimizaron. Recuerdo que hasta me daba miedo ingresar a la universidad, pero ahí también son de mente más amplia. Solo quiero recordarles que nosotros también servimos a la sociedad”, sostuvo el activista.

De acuerdo con Vargas, los hombres atacan más por el modelo patriarcal machista que existe en el país, ya que “un hombre se está rebajando a ser una mujer, quien es vista como alguien inferior, y cuando un hombre baja a este nivel no se lo acepta por eso hay un ataque muy fuerte contra él”.

¿Y cómo es que sus compañeros del colegio se enteran de su orientación? Cuando el mismo estudiante decide salir del “clóset” y al ser aceptado por su familia, les cuenta a sus amigos porque piensa que también lo aceptarán, pero sucede lo contrario (1), otros deciden abrirse por decisión propia (2), porque corren los rumores (3) y porque el estudiante confió en la lealtad de otro, pero este la rompió (4). “A veces los padres se enteran en el mismo colegio”.

“En las áreas rurales, la situación es complicada. Cuando un joven es descubierto homosexual, lesbiana o trans, es expulsado del hogar. Eso hace que salga de su unidad educativa y hasta se traslade a la ciudad, tiene que comenzar a trabajar y terminan su bachillerato a edad avanzada, 22 o 23 años”, informó Vargas. Otras familias, al enterarse de la orientación de su hijo, les advierten que por ningún motivo pueden demostrar su orientación en su unidad educativa.

Por otro lado, existen también aquellas familias que luchan para que sus hijos sean aceptados en el ámbito escolar. En 2022, una madre que inició un proceso judicial contra un colegio, denunció que a su hijo no le permitían llevar el uniforme de mujer, la demanda continúa. Ante la presión del colegio, también se suma la de los padres de familia que no lo aceptan porque piensan de forma equivocada que “va a ser contagioso para otros estudiantes”.

José pidió a Dios que lo cambie

José Flores, de 25 años, está más fortalecido y decidido, considera que las burlas y maltratos que sufrió estando en colegio continuarán, incluso después de que termine la universidad.

Tenía 12 años cuando un amigo quiso abusarlo sexualmente. Luego de defenderse y contarle a su padre, prefirió callar pues pensaba que los sentimientos que él tenía hacia su mismo sexo eran pecado, y su padre no dejaba de decirle que “tenía que defenderse como hombre”.

“He pasado por momentos de maltrato e insulto, por el hecho de que me comportaba de manera afeminada y me rodeaba más con mis compañeras. El maltrato era casi a diario, en el descanso, en las clases, en la salida del colegio. No pedí ayuda a mis profesores ni al director, la mayoría de las personas que tenemos otra orientación sexual no lo decimos abiertamente en el colegio, todo por el miedo al qué dirán”, contó Flores a este medio.

El peor año, según dijo el joven activista, fue cuando estaba en la prepromoción. Tenía entre 16 y 17 años y estudiaba en un colegio ubicado en la zona de Alto Lima, en El Alto, ya que tuvo compañeros que hasta lo quisieron hacer toques impúdicos en sus genitales y le decían: “esto te gusta”.

Todo esto lo llevó a deprimirse y hasta a preguntarse ¿por qué estaba en esta vida?, ¿qué estaba haciendo mal ante los ojos de Dios y el mundo? Luego de que terminó el colegio “entró a la Iglesia” para ver si Dios podía cambiarlo. Con mucha fuerza y optimismo, concluyó que, si ‘Dios es amor’, su misión sería aceptar y amar a las personas del mismo sexo o del sexo opuesto.

“Crecí en un ambiente en que la homosexualidad está mal, pero un día tomé valor y no permití que me siguieran lastimando. Sé que esto va a seguir pasando, hasta por parte de mi familia. Mi hermano cuando está borracho me ofende, pese a que me han aceptado, bien sé que no les agrada. Tampoco espero su aprobación, porque al final de todo, siempre va a ser mi vida”.

Flores estudia Comunicación Social y se especializará en periodismo para llegar a las personas con diferente orientación sexual con información respecto a la situación y brindarles apoyo.

Debido a todas estas dificultades por las que atraviesan los adolescentes TLGB, las consecuencias con las que igualmente deben lidiar son muchas, afirmó la presidenta del Colegio de Psicólogos de Bolivia, Verónica Alfaro y se agravan más cuando no cuentan con el apoyo familiar. Baja autoestima, autolesiones, venganza ya que ejerce maltrato a quienes lo lastimaron, son algunos de los daños que se generan. También tienen un bajo rendimiento escolar, no prestan atención en clases, no participan de los programas especiales del colegio como talleres o competencia, se aíslan, y hasta pueden llegar a consumir sustancias psicoactivas.

“Esta violencia causa una falta de identidad en la persona, está en conflicto y no ha salido del closet, no sabe si es o no su orientación o identidad y más con la violencia escolar porque está conflictuado. No habría esta agresión si no hubiera el público (otros adolescentes) que lo respalda (al cabecilla)”, señaló la profesional.

Alfaro consideró que es de suma importancia que se practique la tolerancia en las unidades educativas para evitar este tipo de daño, “es la unidad educativa que por su silencio no orienta bien y hace que esto suceda”.

Para Vargas, la situación por la que atraviesan estos jóvenes no ha cambiado, pese a que existen leyes que los protegen como la 045 (Contra el Racismo y toda Forma de Discriminación). Tampoco se tiene un dato de cuántos adolescentes están pasando por este tipo de situaciones, justamente porque no salieron del clóset.

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