Cochabamba, al calor del lío por pederastia, en paredes de la Catedral escrachan a Evo y a exjesuita Lima

Aparecieron unos carteles con el rostro del expresidente Evo Morales, a quien los protestantes acusaron de supuesta pedofilia.
Un ciudadano transita por el centro cochabambino y observa los carteles de escrache contra Evo Morales. DICO SOLÍS
Un ciudadano transita por el centro cochabambino y observa los carteles de escrache contra Evo Morales. DICO SOLÍS

 

Mientras continúa el escándalo que involucra a religiosos de la Iglesia Católica en delitos sexuales contra menores de edad en Bolivia y suman los casos de curas pederastas, aparecieron en las paredes de la Catedral Metropolitana de Cochabamba unos carteles con la cara de Evo Morales.



Se trata de una numerosa cantidad de afiches, misma con la que los protestantes han querido escrachar al exmandatario, implicándolo en presunta «pedofilia».

«Dictador y pedófilo», se lee en uno de ellos, en alusión al hombre que comanda la facción radical del Movimiento Al Socialismo (MAS).

«Violador de la integridad y soberanía del Perú», dice en otro, en referencia a la supuesta injerencia en asuntos del Estado de la que es acusado Evo en el vecino país.

«Evo, violador de la CPE (Constitución Política del Estado)», escribieron en otro de los carteles.

La medida de escrache también alcanzó al exjesuita Pedro Lima, quien se encuentra en Bolivia para denunciar formalmente los abusos sexuales que implicarían a curas católicos, más precisamente, a los religiosos de la Compañía de Jesús (entre las décadas de los 70 y 80).

«Pedro Lima, exjesuita y exconstituyente por el MAS. Denunció a los curas por pederastia y no a Evo Morales por el mismo delito. Pedro Lima no está en contra del abuso a menores. Él solo odia a la Iglesia Católica», dice en uno de los escritos.

Los carteles también son en repudio contra religiosos que estarían relacionados con abusos deshonestos. El caso de Alfonso Pedrajas, alias «Pica», fue el disparador de la polémica. Su sobrino, desde España, compartió al diario El País el diario personal en el que el jesuita narró en primera persona la serie de aberraciones que cometió en contra de niños en Bolivia.

A partir de entonces, la Fiscalía, la Procuraduría y otras instancias de nuestro país tomaron la causa y llevan adelante las investigaciones. La Iglesia Católica, mediante los obispos, por su lado, ha confirmado que colaborará con las averiguaciones.