El sobrino del cura pederasta Alfonso Pedrajas lo contó todo. Dijo que pasó la información al director del colegio Juan XXIII en Bolivia, pero no recibió respuesta más que no sabía nada del escándalo y que no quiso ayudar.

El diario El País publicó este viernes una extensa entrevista con quien pasó las memorias del sacerdote jesuita fallecido en 2009 a las autoridades y a los medios de información.

Contó también que pasó la información al director del Colegio Juan XXIII de Cochabamba, Luis Carrasco. “Me dijo que él no conocía nada de esta historia y que, por tanto, él no estaba en disposición de poder ayudar”, relató al periódico español.

En entrevista con el periodista Julio Núñez, del diario de Madrid, el sobrino afirmó que a través de Carrasco los jesuitas se contactaron con él. Citó al sacerdote jesuita Osvaldo Chirveches, “exprovincial y director de la delegación de ambientes seguros de la orden”.

“Me pidió que tuviéramos una reunión y accedí. Pero le respondí en un correo electrónico que me gustaría que asistiese también Carrasco, en copia en el mismo mensaje”, contó el sobrino.

Consultado sobre cómo siguió la comunicación con los jesuitas, el hombre dijo que “sí, Chirveches insistió mucho en que le enviara el diario. Pero yo no confiaba”.

También dijo que pasó los datos a la Iglesia Católica española. “He ido como en cinco ocasiones y no he conseguido identificar siquiera a la persona que me tenía que atender para recoger el documento”, dijo.

Otro de sus interlocutores fue la organización de exalumnos del Juan XXIII. Si bien dijo que no quisieron denunciar, estaban muy colaborativos. “Y, por supuesto, tendrán el diario inmediatamente. Les pertenece y deben leerlo”, afirmó el sobrino de Pedrajas.

El diario El País destapó el domingo el escándalo que involucra a Pedrajas, quien en un documento al que accedió su novio, “Memorias”, cuenta cómo violó a 85 niños mientras trabajó en América del Sur. La mayoría de los abusos los cometió en Bolivia, en centros educativos de la Compañía de Jesús de La Paz, Cochabamba y Oruro.

La orden investigó preliminarmente el caso y lo terminó el 4 de abril. Expresó su vergüenza y esta semana suspendió a ocho jesuitas y los denunció ante el Ministerio Público.

Luego de cuatro días de conocido el escándalo, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) pidió perdón por el caso, se solidarizó con las víctimas y, sin embargo, demando no politizar el asunto.