Si tuviera que discernir entre esa marea de sentimientos y discursos que condensó los días previos al cabildo por la defensa del voto en Cochabamba e identificar la impresión prevalente en el imaginario popular, sin dudar diría “repudio”, porque se siente el rechazo a tres síntomas de la política tradicional contra la que votó Cochabamba en la elección de 2021: transfugio político, desconocimiento del voto y componendas de minorías afiliadas al poder estatal.
Los cochabambinos creyeron haber exorcizado esas tres prácticas al votar contundentemente en las elecciones municipales pasadas por un Alcalde fuerte e independiente, que jalara en su estela a actores políticos nuevos en relevo de los viejos actores crónicos y sus prácticas. Por supuesto que la reacción de la ciudadanía tenía que ser airada al encontrar que se fueron los actores del pasado pero sus prácticas se quedaron y que se puede ser joven y aun así estar infectado con el virus de los ñawpa políticos.
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Las resoluciones del cabildo son motivo de un análisis que vaya más allá de la afinidad a Reyes Villa o al evismo, autor intelectual detrás de las concejalas renegadas. Encuentro en las resoluciones del cabildo la caracterización peyorativa de tres comportamientos y tres demandas.
El rechazo al transfugio político y las prácticas inmorales de los partidos políticos de la era evista, “Cuatro concejales de minoría no pueden desconocer la voluntad del pueblo en las urnas” versa el documento y eso marca un continuum del rechazo a la idea de que el voto le da un cheque en blanco a los representantes para hacer lo que quieran.
En el imaginario social, persiste la necesidad de una reforma judicial que libre a la justicia de la sospecha de seguir afiliada al régimen del ex presidente Morales y sus aliados subrepticios en la oposición u opositores funcionales.
El desconocimiento de las decisiones de una mayoría fraguada en el Concejo y de cualquiera decisiones o actos jurídicos que estén asumiendo concejales sin legalidad ni legitimidad en sesiones clandestinas vía zoom, parece agendar la demanda ciudadana de legislar previsiones para evitar que las nuevas tecnologías puedan ser usadas para desvirtuar la democracia.
Precaver los bienes municipales y defender el derecho al trabajo de los funcionarios municipales de los efectos jurídicos del ejercicio indebido de cargos y de la usurpación de funciones y las decisiones viciadas de nulidad de dos concejalas que se arrogan la representación del pueblo ilegitima e ilegalmente, ataca a la década de inseguridad jurídica e inestabilidad laboral que la feudalización del poder municipal trajo a Cochabamba.
El exigir el cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y la aplicación de las máximas sanciones a quienes atentan contra los resultados electorales y la estabilidad de la democracia municipal en Cochabamba, así como pedir al organismo electoral iniciar el proceso de revocatoria de las concejalas tránsfugas, dibuja el estado de apronte y vigilia en el que la sociedad cochabambina manifiesta permanecer para hacer un seguimiento de que existan consecuencias para los artífices de la acción desestabilizadora basada en el par binario transfugio-revocatoria.
En conclusión, la tipificación de las violaciones a la confianza pública, la condena de los actores y las acciones políticas reñidas con la voluntad electoral, la demanda de sanciones y la declaratoria de un estado de alerta y vigilancia sobre sus autoridades, son los componentes del documento de resoluciones de esta movilización que nos muestran una sociedad política local que ha evolucionado, a eso que la sociología de estos días denomina “gobernanza”, o el no limitarse a entregar autoridades sino acompañar y auditar sus acciones cotidianamente.
Henry Gonzalo Rico García es Abogado y docente en la UMSS