La Paz y el viaje del elefante

Juan III de Portugal un día decide hacerle un regalo a su primo Maximiliano de Austria por sus bodas. El obsequio fue algo inesperado, e incluso el primer paso antes de entregarse fue notificarlo y obtener su aceptación. Después de que el archiduque dio su visto bueno, en Lisboa, la corte comenzó su esmerado trabajo; era necesario acondicionar a Salomón, el elefante que había llegado hace un tiempo y que estaba casi olvidado. Cuatro toneladas del inmenso animal, conocido por pocos, debían ser limpiadas y ataviadas con los blasones, estandartes y banderas de la realeza portuguesa. Salomón, el elefante, estuvo listo para comenzar el viaje en un par de días; en la travesía, lo acompañaron emisarios de la corte, un pequeño batallón del ejército y Subhro, el cornaca. Recorrer la distancia entre Lisboa y Viena sería un viaje inolvidable, lleno de inesperados milagros, que José Saramago describe en su singular prosa en «El viaje del elefante», novela que sirve como preámbulo de los actos públicos en representación de los paceños por parte del alcalde Iván Arias Durán.



De todas las actividades que llaman la atención de la administración de Arias a la cabeza del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, destaca el esmerado trabajo municipal cuando se trata de alguna fiesta, grande o pequeña. El Gran Poder, por ejemplo, recibe una atención especial, y el alcalde baila con su traje de moreno, finamente bordado con los símbolos partidarios, acompañado por diversos funcionarios. Mientras avanza al ritmo de las matracas, los fuegos artificiales iluminan su paso. Antes de eso, estuvo en el palco con la banda y la medalla que lo identifican como autoridad. Algo similar es el esfuerzo dedicado a la verbena del 15 de julio, que comienza desde la tarde y se prolonga hasta la llegada del 16. No falta a ninguna invitación a actos cívicos en el país, siempre acompañado de su equipo de avanzada, equipo de seguridad, equipo de comunicación, secretarios ediles y concejales. La banda y la medalla de autoridad ocupan un lugar destacado en todas las fotografías que difunden en las redes oficiales municipales. En las fiestas patronales también hace acto de presencia; sus visitas a Urkupiña en Cochabamba y Chutillos en Potosí son un ejemplo de ello. La comitiva paceña siempre está bien ataviada para la ocasión; incluso podríamos decir que son un ejemplo para otras autoridades que han dejado de lado las formas que enorgullecen a los ediles paceños y que llevan en alto el nombre de La Paz.

Por alguna razón extrañísima, el alcalde no participa en la entrega de ofrendas florales. En abril, en Tarija, se notó su ausencia, y José Carlos Campero, Secretario Ejecutivo Municipal, participó en los actos en su lugar. Ya en septiembre, en Cochabamba, Lucio Quispe, Presidente del Concejo, y el concejal Javier Escalier hicieron acto de presencia en su representación. Sin embargo, para el 24 de septiembre en Santa Cruz de la Sierra, ninguno de los miembros de la comitiva paceña estuvo presente, y la disculpa fue que enfrentaron un inconveniente. La noche anterior, circularon fotografías del alcalde Iván Arias tomando un breve descanso (dormido) en pleno acto del grito libertario cruceño. En su defensa, la autoridad mencionó que trabajó arduamente en el stand de la EXPOCRUZ, organizando algunas cosas, apoyando a los emprendedores y atendiendo a los visitantes. Con desilusión, nos hizo saber que ni los concejales lo ayudaron; es posible que la comitiva que lo acompañaba también estuviera en la misma pasividad. Pasó a un segundo plano la Palma Dorada que ganaría el stand y que es una muestra de su amor por La Paz. Dejó notar su molestia e incluso mencionó la posibilidad de procesar a quienes circularon en redes sus fotografías y los memes que mostraban su plácido sueño.

Seguramente, esperaba el apoyo de la ciudadanía ante la vileza de algunas personas crueles que difamaron su imagen, pero la reacción de los paceños fue contraria, recordándole que la ciudad se encuentra en el abandono y que en lugar de estar ocupado en Santa Cruz, podría estar realizando obras en La Paz. La conclusión es obvia: como alcalde, es un gran vendedor de marraquetas.

Jorge Roberto Marquez Meruvia es Politólogo