“Unidad sobre lo esencial, libertad sobre el resto, pero empatía sobre el todo”. Pukymon.
“Yo soy yo y mis circunstancias” y heredero de un futuro que es fruto de nuestra historia, la del pasado y del presente. Todos formamos parte de esta historia ya sea como víctimas, cómplices o beneficiarios y también hacedores de todo lo bueno, lo malo y lo feo de la misma. Una historia que mañana otros habrán de sufrir y disfrutar en este mundo, que les estamos dejando para bien o para mal.
Dependiendo del entorno cercano y las circunstancias, tarde o temprano cada uno de nosotros elige el tipo de ficción que guiará su vida: La religión, las leyendas, la ideología, la historia misma. Estas son narraciones en las que creemos y que nos son necesarias para aceptar la realidad.
Las ideologías y las religiones son una cultura de la fe. La ciencia y su práctica son una cultura de la duda y eventualmente de una duda Cartesiana, de evidencias, análisis, deducción y comprobación.
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“El ser humano es impulsado permanentemente por un gran pecado, el de la duda y la sospecha”. Pukymon.
En general las personas no aceptamos la duda, no soportamos “no saber”. La duda es uno de los nombres de la inteligencia, que nos impulsa a investigar y conocer la verdad.
A su vez, las dudas sin respuesta generan una sensación de malestar, crean un sentimiento de frustración y nos empujan a sentirnos ignorantes o estúpidos. Por esto no debería extrañarnos que seamos capaces de creer cualquier cosa para superarlo y si somos pusilánimes y alguien nos ofrece una respuesta y por más estrafalaria que sea estamos dispuestos a aceptarla, ya que puede ofrecernos paz y tranquilidad, e incluso somos capaces de pagar por ella aunque sea ridícula e inútil.
En esta su inseguridad y sus dudas, la población necesita creer en todo tipo de promesas, dioses, religiones, horóscopos, remedios milagrosos, políticos populistas y otras tantas cosas exóticas.
Ahora con el Telescopio James Webb en el espacio sideral se está buscando a Dios, aunque resulta más fácil salir al jardín o ir al campo y ver, integrarse y sentir en la naturaleza el dios que nos describe Spinoza.
Los juegos de la política a nivel de las potencias mundiales.
“La forma en que China y EE.UU. se lleven entre sí frente a un mundo de cambios y agitación determinará el futuro y el destino de la humanidad”. Xi Jingpin.
Se dice que es bueno tener a tus amigos cerca por si llegas a necesitarlos, pero es bueno también tener cerca a tus enemigos, para estar informados de sus intenciones y que no te tomen por sorpresa.
Es por tanto conveniente negociar y convivir con China pues no existe una mejor opción; lo contrario es el desastre.
La población mundial crece y está saturando el planeta y destruyendo el ecosistema. Una de las especies que más crece son los descendientes del homo sapiens, el que no resulto tan sapiens.
Es una población mundial que vive envuelta en quimeras, guerras, vinculadas a sus traumas con la raza, los dioses, las ansias de riqueza y de poder. Y no sabemos hasta donde nos van a llevar con estos mitos nefastos, antes que el cataclismo nos destruya y finalmente los sobrevivientes decidamos entendernos y vivir en paz.
Las dos grandes potencias mundiales, ambas nucleares y con masiva población, son muy diferentes en muchos aspectos. Una es un Estado capitalista, estatista y totalitario, tiene una población y mano de obra esclavizada y las decisiones políticas y económicas están en manos de una burocracia estatal. La otra es un Estado capitalista de libre empresa y democrático, una población libre e informada y las decisiones están en manos del ciudadano a través de sus representantes que son cambiados frecuentemente.
Vivimos en un mismo planeta, con un ecosistema frágil y que cada día se deteriora aún más y para sobrevivir hace falta que ambas potencias se entiendan con la mayor amplitud y logren comprenderse con mayor precisión y así poder gestionar las diferencias existentes de manera más racional,
Decía y con razón Xi Jingpin: “La forma en que China y EE.UU. se lleven entre sí frente a un mundo de cambios y agitación determinará el futuro y el destino de la humanidad”. Luego surge la duda.
La vida nos enseña que la convivencia ciudadana no es necesariamente un asunto de raza o religión, sino de valores y principios humanos. El presidente de El Salvador Nayib Bukele, recordó su ascendencia palestina y calificó de criminal al movimiento terrorista Hamas, por lo que se pronunció por su desaparición, luego del mortífero ataque a Israel.
Decía Bukele: Sería como si los salvadoreños nos hubiéramos puesto del lado de los terroristas de la Mara Salvatrucha MS13, sólo porque compartimos ancestros o nacionalidad.
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