Explosiones y caída de ceniza: la actividad del volcán de Fuego en Guatemala el 8 de diciembre

La Conred de la INSIVUMEH juega un papel crucial en el monitoreo y la emisión de alertas tempranas frente a la actividad volcánica en Guatemala.

Por Jenifer Nava

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Fuente: infobae.com



Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene observación continua para dar a conocer a la población sobre cualquier cambio en las medidas de seguridad ante una posible crisis.

Este viernes 8 el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que informa la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

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Volcán de Fuego

Actividad: se registran de 3 a 5 explosiones por hora con características débiles y moderadas, que generan columnas de gas y ceniza de 4300 a 4700 msnm (14107 – 15419 pies), dispersandose de 12 a 15 km principalmente al oeste y noroeste. Algunas explosiones se acompañan de avalanchas débiles y moderadas, retumbos y ondas de choque principalmente débiles. Durante la noche y madrugada, se observan pulsos incandescentes de 200 a 300 metros de altura sobre el cráter. Debido a la dirección del viento, se puede generar caída de ceniza fina sobre comunidades o poblados ubicados en el flanco oeste, tales como Yepocapa.

Volcán de Pacaya

Actividad: las condiciones atmosféricas no permiten realizar observaciones directas al cráter Mackenney. Sin embargo, las estaciones sísmicas ubicadas alrededor del volcán, permiten registrar actividad de gases y algunos derrumbes de fragmentos rocosos dentro del cráter. Durante la noche y madrugada no se observó ningún reflejo incandescente ni sonidos de explosiones. No se descarta la ocurrencia de períodos de desgasificación prolongados o columnas de desgasificación con abundante ceniza.

Volcán de Santiaguito

Actividad: se observa desgasificación constante sobre el domo Caliente, con algunos pulsos de incremento de corta duración. Las estaciones sísmicas continúan registrando explosiones débiles a moderadas que generan incandescencia y avalanchas principalmente en dirección suroeste y sur. Las explosiones moderadas forman una columna de gas y ceniza con altura de hasta los 3400 msnm (10498 pies). La ceniza se dispersa en dirección oeste. Esta actividad ocasiona la caída de finas partículas de ceniza y ambiente brumoso en las cercanías del volcán. Durante la noche y madrugada es posible observar incandescencia en la parte alta, media y baja del domo.  Es posible que se generen avalanchas fuertes y sonidos audibles a varios kilómetros del edificio volcánico. No se descarta la ocurrencia de flujos de bloques y ceniza de características moderadas a fuertes, como también posibles flujos piroclásticos de largo alcance en diferentes direcciones.

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Guatemala y el dilema de sus volcanes

Debido a su localización en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren la mayor de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las áreas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.

 

 

No obstante en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) admite únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.

Sin embargo, independientemente de las diferencias, en la actualidad son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de vigilancia de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.

El más activo de Centroamérica

Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor relevancia a nivel mundial.

 

 

Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos destruyeron parte de la vegetación de los alrededores y enterró parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.

El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 perdidas y 600 lesionados; así como dos millones de residentes afectados.

El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en asentamientos de 45 kilómetros a la redonda.