Cannabis (también llamado marihuana) es un término amplio que puede referirse a una planta específica (género Cannabis), las sustancias químicas contenidas en la planta, sus contrapartes y análogos sintéticos, y los productos derivados de cualquiera de estas cosas. La planta de cannabis contiene más de 500 sustancias químicas identificadas, muchas de las cuales no están bien caracterizadas farmacológicamente,(1) entre ellas más de 125 fitocannabinoides. Los fitocannabinoides más estudiados son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El THC se considera el principal compuesto psicoactivo del cannabis, responsable de muchos de sus efectos psicológicos y fisiológicos. El CBD también es psicoactivo (ansiolítico, analgésico y posiblemente antipsicótico), pero no es euforógeno( no causa euforia). También están presentes decenas de terpenos y flavonoides. Los terpenos confieren el olor distintivo que emiten los cogollos de cannabis.
El cannabis tiene un estatus legal dicotómico en los Estados Unidos.2. La planta de cannabis y todos los compuestos y productos derivados de ella (con una excepción) están clasificados en el Anexo I de la Ley de Sustancias Controladas. Esta clasificación los hace ilegales a nivel federal. La Ley Agrícola de 2018 eliminó las plantas de cannabis que contenían menos del 0,3% de THC de la jurisdicción de la Ley de Sustancias Controladas y las definió como cáñamo. Los productos de CBD que ahora están ampliamente disponibles en los Estados Unidos se derivan presumiblemente del cáñamo. Por el contrario, a partir del 8 de noviembre de 2023, según la ley estatal, el cannabis era legal para uso medicinal en 38 estados, el Distrito de Columbia y 3 territorios, y para uso recreativo (el llamado uso para adultos) en 24 estados, el Distrito de Colombia y 2 territorios. Nueve estados adicionales permiten el uso medicinal de productos de cannabis con bajo contenido de THC y alto contenido de CBD. Por lo tanto, sólo tres estados (Idaho, Kansas y Nebraska) no tienen ningún tipo de producto de cannabis legalizado.En varios paises de Europa también se ha legalizado el uso de cannabis.
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Este artículo revisa el diagnóstico y tratamiento de los siete trastornos relacionados con el cannabis definidos en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición, revisión de texto (DSM-5-TR)(3) . De igual manera y muy importante, ocho de los efectos tóxicos severos o graves en otros sistemas orgánicos, asociados con el consumo de cannabis a largo plazo ,se resaltan aquí .
Epidemiología y carga de enfermedad
El cannabis es una de las sustancias psicoactivas más consumidas a nivel mundial, sólo superada por la cafeína, el alcohol y el tabaco (nicotina). Se estima que en todo el mundo 209 millones de personas de 15 a 64 años consumieron cannabis en 2020, lo que representa alrededor del 4% de la población mundial en ese grupo de edad(4). En los Estados Unidos, se estima que 52,4 millones de personas de 12 años o más consumieron cannabis en 2021, lo que representa el 18,7% de la población comunitaria en ese grupo de edad(5), y 16,2 millones de personas cumplían los criterios diagnósticos del trastorno por consumo de cannabis, que tiene como característica central el consumo de cannabis a pesar de sus consecuencias adversas. El trastorno por consumo de cannabis ocurre en todos los grupos de edad, pero es principalmente una enfermedad de adultos jóvenes. La mediana de edad de inicio es 22 años (rango intercuartil, 19 a 29).6 En los Estados Unidos, el porcentaje de personas de 18 a 25 años con trastorno por consumo de cannabis actual (en el año anterior) en 2021 fue de 14.4 %(5). Una edad más temprana al inicio del consumo de cannabis se asocia con un desarrollo más rápido del trastorno por consumo de cannabis y un trastorno por consumo de cannabis más grave(7).
El trastorno por consumo de cannabis suele ocurrir junto con otras afecciones psiquiátricas, incluidos otros trastornos por consumo de sustancias. Aproximadamente dos tercios de las personas a las que se les diagnostica un trastorno por consumo de cannabis tienen al menos otro trastorno por consumo de sustancias actual, más comúnmente alcohol o tabaco(8,9). Casi la mitad de las personas con un diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis tienen un trastorno psiquiátrico actual que no es un trastorno por consumo de sustancias, más comúnmente depresión mayor, trastorno de estrés postraumático o trastorno de ansiedad generalizada.9. La presencia de un trastorno psiquiátrico coexistente se asocia con un trastorno por consumo de cannabis más grave y una peor respuesta al tratamiento.
El consumo de cannabis plantea una carga de morbilidad global, aunque sustancialmente menor que la que plantean otras sustancias psicoactivas como el alcohol, el tabaco (nicotina), los opioides y los estimulantes.10. El proyecto Carga Global de Enfermedades calculó que el consumo de cannabis en 2016 fue responsable de una 646.000 años de vida sana perdidos por discapacidad, una tasa estandarizada por edad de 8,5 años por 100.000 personas. El consumo de cannabis se asocia más fuertemente con un mayor riesgo de accidentes automovilísticos, tendencias suicidas y enfermedades cardiovasculares y pulmonares.11. La mayoría de las otras enfermedades y muertes asociadas al cannabis probablemente se deben a trastornos psiquiátricos coexistentes y al consumo de sustancias, más que al cannabis en sí(12). Se estima que el consumo de cannabis se asoció con un 10 % de las visitas al departamento de urgencias relacionadas con drogas en los Estados Unidos en 2021(13). Aún no está claro si el consumo de cannabis está asociado significativamente con un aumento de la mortalidad por todas las causas(14,15).
Fisiopatología y farmacología
Los principales efectos del cannabis se generan por la interacción del THC con el sistema cannabinoide endógeno (endocannabinoide). El sistema endocannabinoide comprende al menos dos receptores de la superficie celular (receptores cannabinoides tipo 1 (CB1) y tipo 2 (CB2)) y ligandos endógenos para esos receptores(16). Los receptores CB1 se encuentran tanto en las neuronas como en la glía en todo el cerebro, especialmente en regiones que se cree que median efectos destacados del THC, como el hipocampo (memoria), los ganglios basales y el cerebelo (coordinación motora) y la corteza cerebral (experiencia subjetiva y función ejecutiva)(17). Los adultos que consumen cannabis a largo plazo tienen una regulación negativa(disminución) de receptores CB1 del cerebro(18). Los receptores CB1 también se encuentran fuera del sistema nervioso central en el miocardio, el endotelio vascular, el tejido adiposo, el hígado y los órganos reproductivos. Los receptores CB2 se encuentran principalmente en las células inmunitarias, aunque algunos se encuentran en el sistema nervioso central. El THC es un agonista parcial en ambos tipos de receptores de cannabinoides(16). El CBD parece tener múltiples objetivos moleculares e interacciones limitadas con los receptores de cannabinoides(19). Los cannabinoides sintéticos, que no se tratan en esta revisión, son agonistas completos del receptor CB1(16), lo que puede explicar sus efectos más amplios e intensos que los del THC.
La farmacocinética y la evolución temporal de los efectos del THC dependen de la vía de administración. El THC se absorbe rápidamente cuando se inhala (se fuma o se vaporiza); aparece en el plasma en cuestión de segundos, con una concentración máxima en 5 a 10 minutos(20). Por el contrario, la administración oral de THC produce una absorción lenta, con una concentración plasmática máxima en 5 a 10 minutos y duración de 2 a 6 horas. Las personas que esperan un efecto inmediato pueden tomar dosis orales repetidas, lo que a veces resulta en una sobredosis inadvertida.
Intoxicación por cannabis
El consumo de cannabis induce una variedad de efectos psicológicos y fisiológicos agudos que varían en intensidad y duración según la dosis (principalmente de THC), la vía de administración y el grado de tolerancia del consumidor(21,22). Los efectos psicológicos agudos incluyen euforia , relajación y sedación (normalmente deseadas por personas que consumen cannabis de forma recreativa), aumento del apetito (“munchies”) y deterioro de: la memoria a corto plazo, la concentración y la coordinación psicomotora. Algunas personas experimentan mayor ansiedad, ataques de pánico o paranoia, especialmente en dosis más altas. Los síntomas psicóticos, como alteraciones de la percepción, alucinaciones y delirios, son menos comunes. Los efectos físicos agudos incluyen alteración de la coordinación motora, dificultad para hablar, boca seca, inyección conjuntival (“ojos rojos”), taquicardia, hipotensión ortostática y nistagmo horizontal.
El cannabis fumado provoca tos, estertores sibilantes (como los del asma) y disnea; aumenta la producción de esputo(23); y exacerba el asma(24). El consumo de cannabis, independientemente de la vía de administración, puede estar asociado con arritmias cardíacas transitorias agudas, incluyendo fibrilación auricular, taquicardia supraventricular, contracciones ventriculares prematuras y taquicardia ventricular no sostenida(25).
El consumo de cannabis también se asocia con un deterioro agudo de la capacidad de conducción de vehículos, según lo evaluado mediante simuladores de conducción y pruebas en carretera. Las encuestas transversales sugieren que el consumo reciente de cannabis aumenta el riesgo de accidentes automovilísticos entre un 30 y un 40 %(26).
La evolución temporal de la intoxicación por cannabis varía según la vía de administración, debido a la farmacocinética de absorción y distribución. La intoxicación por cannabis inhalado (fumado o vaporizado) comienza a los pocos minutos y dura de 3 a 4 horas. La intoxicación por administración oral comienza entre 30 minutos y 3 horas después de la ingestión y dura entre 8 y 12 horas. Las personas que no han consumido cannabis anteriormente o lo consumen sólo ocasionalmente suelen intoxicarse cuando inhalan THC en una dosis de 2 a 3 mg o ingieren THC por vía oral en una dosis de 5 a 10 mg(27).
La intoxicación por cannabis suele ser leve y autolimitada. La mayoría de las personas intoxicadas por cannabis nunca acuden a atención médica. Las personas que requieren tratamiento formal suelen tener ansiedad grave o un ataque de pánico, síntomas psicóticos prominentes o falta de coordinación motora grave(28). El tratamiento hospitalario está justificado si hay síntomas psicóticos o de humor graves (p. ej., tendencias suicidas). En los niños que ingieren cannabis se puede desarrollar coma, convulsiones o inestabilidad cardiopulmonar(29).
La intoxicación por cannabis generalmente se trata sin medicación. No hay un antídoto especifico; La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) no ha aprobado ningún medicamento para el tratamiento de la intoxicación por cannabis(30). Se coloca al paciente en un ambiente tranquilo y se le ofrece apoyo y tranquilidad(21,27). La agitación o ansiedad intensa se controla con benzodiazepinas. La psicosis generalmente responde a un agente antipsicótico de segunda generación y la dosis puede ajustarse para tener en cuenta la gravedad de la psicosis(31).
Efectos subagudos del cannabis
El consumo de cannabis se asocia con cuatro síndromes psiquiátricos subagudos que persisten después de las 24 horas iniciales de intoxicación aguda o implican síntomas lo suficientemente graves como para justificar atención clínica independiente (3). Sus signos y síntomas se parecen a los del correspondiente trastorno no inducido por sustancias. El diagnóstico se sugiere por la aparición de síntomas durante (o poco después) de un período de consumo o abstinencia de cannabis (reducción sustancial o cese del consumo de cannabis) y su resolución dentro de 1 mes después de la abstinencia de cannabis. El tratamiento es en gran medida de apoyo y orientado a los síntomas. Existen muy pocos ensayos clínicos relevantes, por lo que el tratamiento se determina en base a la experiencia clínica(28).
Trastorno de ansiedad inducido por cannabis
El trastorno de ansiedad inducido por el cannabis puede manifestarse como ansiedad generalizada o ataques de pánico(32). Los ataques de pánico que resultan del consumo de cannabis son similares a los que no están relacionados con el consumo de cannabis(33). Los pacientes con trastorno de ansiedad inducido por el cannabis representan entre el 20 y el 25% de los pacientes, acuden a los departamentos de emergencia con síntomas relacionados con el cannabis(32). La mayoría de estos pacientes son dados de alta dentro de las 24 horas, pero no hay ningún estudio que involucre el seguimiento de dichos pacientes. Se desconoce la prevalencia general del trastorno de ansiedad inducido por el cannabis, porque muchas personas que lo padecen no buscan atención médica.
Trastorno psicótico inducido por cannabis
Entre el 5 y el 50% de los adultos informan síntomas psicóticos transitorios durante la intoxicación por cannabis, dependiendo de cómo se describen los síntomas en las preguntas(34). Una historia familiar o personal de síntomas psicóticos se asocia con un mayor riesgo de síntomas psicóticos durante la intoxicación por cannabis. La incidencia anual de adultos con psicosis inducida por cannabis que acuden a atención médica es de aproximadamente 3 a 6 por 100.000 (según los registros nacionales de atención sanitaria de Escandinavia)(35). Variaciones alélicas en el gen de la catecol O-metiltransferasa (una enzima que metaboliza las catecolaminas ) se asocian con un mayor riesgo de psicosis inducida por el cannabis(36). Los estudios de registros nacionales basados en la población muestran que un trastorno psicótico a largo plazo que es indistinguible de la esquizofrenia se desarrolla en una quinta parte a la mitad de los pacientes con trastorno psicótico inducido por el cannabis(34). Es más probable que esta transición ocurra en personas que comienzan a consumir cannabis en la adolescencia o consumen cannabis que contiene altas concentraciones de THC (es decir, cannabis de alta potencia).37.
Trastorno del sueño inducido por el cannabis
El cannabis en general, y el THC en particular, disminuyen la latencia del sueño (el tiempo que tarda en conciliar el sueño) y aumentan la duración del sueño, pero tienen poco efecto constante en la arquitectura del sueño(38). Estos cambios tienden a disminuir con el uso repetido, presumiblemente debido a la tolerancia. Por el contrario, los trastornos del sueño (insomnio, sueños perturbadores) son una manifestación común de la abstinencia de cannabis y pueden persistir durante varias semanas después de que hayan desaparecido otros síntomas de abstinencia(39). Aproximadamente dos tercios de las personas que experimentan abstinencia de cannabis informan síntomas de trastornos del sueño,(40) pero se desconoce la prevalencia del trastorno del sueño inducido por el cannabis.
No existe un tratamiento eficaz demostrado para el trastorno del sueño inducido por el cannabis.39. Se ha sugerido la mejora de la higiene del sueño y la terapia cognitivo-conductual, pero no se han evaluado formalmente. El zolpidem de liberación prolongada mejoró la duración y la calidad del sueño en un pequeño ensayo clínico aleatorizado y controlado en el que participaron 31 pacientes adultos hospitalizados sometidos a abstinencia de cannabis.39.
Delirio inducido por cannabis
El delirio inducido por cannabis es un síndrome poco comprendido. Los pocos informes de casos publicados muestran que el delirio hiperactivo (hiperadrenérgico), que se caracteriza por hiperactividad, agitación, inestabilidad autonómica y desorientación, a menudo con alucinaciones, es más común que el delirio hipoactivo.41. Ser tratado con antidepresivos tricíclicos( como la amytriptilina, desipramina) puede ser un factor de riesgo. 42. La psicosis con agitación inducida por cannabis a menudo se diagnostica erróneamente como delirio, por lo que se desconoce la verdadera prevalencia del delirio inducido por cannabis. El tratamiento con dexmedetomidina intravenosa, un agonista selectivo de los receptores adrenérgicos α2 presinápticos, fue eficaz en varios casos(41).
Trastorno por consumo de cannabis
El trastorno por consumo de cannabis, al igual que otros trastornos por consumo de sustancias, es una afección crónica y recurrente. La característica principal es la pérdida de control sobre el consumo de cannabis, lo que se refleja en el consumo persistente de cannabis a pesar de las consecuencias adversas.
Los principales factores de riesgo para el desarrollo del trastorno por consumo de cannabis son la frecuencia y la duración del consumo de cannabis.
La cantidad y la potencia del cannabis que se consume también son probablemente factores de riesgo, pero no han sido bien estudiados debido a la dificultad de cuantificar de manera confiable la cantidad y la potencia del contenido de THC de productos que son ilícitos a nivel federal y débilmente regulado a nivel estatal. La potencia del cannabis se ha duplicado en las últimas dos décadas, según análisis de muestras incautadas por las autoridades estadounidenses(43), lo que puede contribuir al mayor riesgo de trastorno por consumo de cannabis y psicosis inducida por cannabis.44. El riesgo de trastorno por consumo de cannabis es significativamente asociado positivamente con la frecuencia del consumo de cannabis: se observa una prevalencia del 3,5 % del trastorno por consumo de cannabis con el consumo anual (<12 días por año), el 8,0 % con el consumo mensual (<4 días por mes), el 16,8 % con el consumo semanal (<5 días por semana), y el 36% con consumo diario o casi diario (>4 días por semana).45. La prevalencia del trastorno por consumo de cannabis en el último año entre adolescentes (de 12 a 17 años) se asocia positivamente con la duración total del consumo de cannabis: 11% entre aquellos que han estado consumiendo cannabis durante 1 año o menos, 15% entre aquellos que han estado consumiendo cannabis durante 1 a 2 años, 18% entre aquellos que han estado consumiendo cannabis durante 2 a 3 años, y 21% entre aquellos que han estado consumiendo cannabis durante más de 3 años(46).
Varios factores clínicos y sociodemográficos están asociados con un mayor riesgo de trastorno por consumo de cannabis, incluido el uso de otras sustancias psicoactivas como el alcohol y el tabaco; haber tenido experiencias infantiles adversas (como abuso físico, emocional o sexual); tener antecedentes de un trastorno psiquiátrico o problemas de conducta cuando era niño o adolescente; estado de ánimo deprimido, ansiedad o regulación anormal del estado de ánimo negativo; acontecimientos estresantes de la vida (como pérdida del empleo, dificultades financieras y divorcio); y el consumo de cannabis por parte de los padres(47-49). Estas asociaciones significativas no necesariamente indican una influencia causal directa sobre el trastorno por consumo de cannabis, porque muchos de estos factores también están altamente asociados tanto con el consumo de cannabis como con el consumo frecuente de cannabis.
Los factores genéticos representan aproximadamente la mitad de la variabilidad en el desarrollo del trastorno por consumo de cannabis en personas que consumen cannabis, según estudios de asociación familiar, de gemelos y de todo el genoma(50,51). Una proporción sustancial de esta influencia genética se comparte con otros trastornos por consumo de sustancias. Ningún gen o polimorfismo de un solo nucleótido se asocia consistentemente con estos rasgos, lo que sugiere que la influencia genética surge de muchos genes diferentes, cada uno de los cuales ejerce una influencia muy pequeña. También hay evidencia de influencia genética sobre los efectos subjetivos del cannabis, como el ansia y la euforia(52,53).
Encuestas transversales de adolescentes y adultos jóvenes han demostrado que varios factores sociodemográficos están asociados con un riesgo de trastorno por consumo de cannabis que es menor que el de personas sin esos factores sociodemográficos. Los factores protectores incluyen la asistencia personal a los servicios religiosos(54) y la estrecha vigilancia de los padres sobre el comportamiento de los adolescentes(55). Se necesitan estudios longitudinales para evaluar la persistencia de estas asociaciones.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. recomienda realizar pruebas de detección de trastornos por consumo de sustancias, incluido el trastorno por consumo de cannabis, a todos los adolescentes y adultos en entornos de atención primaria, siempre que “se puedan ofrecer o derivar servicios para un diagnóstico preciso, un tratamiento eficaz y una atención adecuada”. 56. La mejor manera de realizarlo es con un instrumento breve y validado, que debe ser completado por el paciente, ya sea utilizado como un cuestionario independiente o integrado en un cuestionario de salud más amplio. La prueba de cannabis (THC en fluidos corporales como orina, saliva o sangre) no es un método de detección apropiado para el trastorno por consumo de cannabis, porque un resultado positivo indica sólo que la persona consumió cannabis recientemente, no que tenga un trastorno por consumo de cannabis.
El propio informe de una persona sobre el consumo de cannabis o el trastorno por consumo de cannabis es bastante fiable si el contexto en el que se le pregunta al respecto no presenta posibles consecuencias adversas (por ejemplo, cargos penales o pérdida del empleo).57. En tales contextos, Los instrumentos de detección de ítems tienen una sensibilidad del 79 al 82 % y una especificidad del 95 % para identificar el consumo excesivo de cannabis y una sensibilidad del 71 al 83 % y una especificidad del 75 al 95 % para identificar el trastorno por consumo de cannabis.58.
Una evaluación del trastorno por consumo de cannabis debe realizarse cuando hay una respuesta de detección positiva o por signos o síntomas que sugieran un trastorno por consumo de cannabis.3. Estos incluyen deterioro inexplicable en el funcionamiento social, educativo o vocacional; exacerbación de condiciones que se sabe que empeoran con el cannabis (por ejemplo, depresión y ansiedad); inyección conjuntival crónica; coloración amarillenta de las yemas de los dedos; olor a cannabis en la ropa; y aumento del apetito. La evaluación del trastorno por consumo de cannabis debe realizarse en un entorno privado, sin prejuicios.
Se debe utilizar el modelo de detección, intervención breve y derivación a tratamiento.59. A los pacientes identificados con un trastorno leve por consumo de cannabis se les ofrece una intervención breve. Aquellos que tienen un trastorno por consumo de cannabis moderado o grave o que no respondieron a una intervención breve son remitidos para recibir tratamiento especializado.
La intervención breve generalmente consta de una o dos sesiones, que duran entre 15 y 30 minutos cada una, de asesoramiento sin prejuicios y centrado en el paciente que utiliza técnicas de mejora de la motivación. La intervención breve tiene eficacia a corto plazo para reducir el consumo de cannabis y las manifestaciones del trastorno por consumo de cannabis, principalmente en personas identificadas mediante pruebas de detección y en adolescentes(60,61). Un tratamiento más intensivo para el trastorno por consumo de cannabis utiliza métodos psicosociales. La medicación juega un papel pequeño o nulo en el tratamiento del trastorno por consumo de cannabis.
Los tratamientos psicosociales tienen una eficacia significativa a corto plazo (2 a 4 meses) para ayudar a los pacientes a reducir o suspender su consumo de cannabis.58,62. Se han realizado pocos estudios sobre los resultados del tratamiento a largo plazo, pero la abstinencia de cannabis generalmente se mantiene a largo plazo en menos del 50% de los pacientes. La evidencia más sólida de eficacia es la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de mejora motivacional (MET).58,62. La TCC enfatiza la identificación y el manejo de los pensamientos, comportamientos y desencadenantes externos del paciente que promueven el consumo de cannabis. MET es una forma de psicoterapia directiva y centrada en el paciente que tiene como objetivo mejorar la motivación del paciente para reducir o detener el consumo de cannabis mediante el uso de retroalimentación personalizada y educación sobre los patrones desadaptativos del consumo de cannabis del paciente. Los pacientes adolescentes obtienen un beneficio adicional del tratamiento familiar.63. Los pacientes que no tienen una respuesta adecuada a la TCC o la MET pueden beneficiarse de la combinación de ambas o del aumento con el manejo de contingencias. La gestión de contingencias utiliza técnicas de refuerzo conductual para fomentar conductas beneficiosas específicas. Por lo general, los pacientes son recompensados con un vale (canjeable por un premio de bajo valor) cada vez que asisten a una sesión de tratamiento o proporcionan una muestra de orina negativa para cannabis. Hay poca evidencia de que el asesoramiento genérico para el trastorno por consumo de sustancias o la asistencia a grupos de autoayuda mutua como Marijuana Anonymous (análogo a Alcohólicos Anónimos) sea eficaz en el tratamiento del trastorno por consumo de cannabis.
Los pacientes pueden utilizar una computadora, una tableta o un teléfono inteligente para realizar TCC, MET y tratamientos psicosociales similares.64. Dichos tratamientos reducen el consumo de cannabis en pacientes con un trastorno leve por consumo de cannabis.
La FDA no ha aprobado ningún medicamento para el tratamiento del trastorno por consumo de cannabis. Varios medicamentos aprobados por la FDA para otras indicaciones redujeron significativamente el consumo de cannabis en ensayos clínicos pequeños y controlados, pero ninguno produjo una abstinencia prolongada ni redujo la gravedad del trastorno por consumo de cannabis.65,66. Estos medicamentos incluyen N-acetilcisteína, topiramato, gabapentina y vareniclina. Dos medicamentos cannabinoides experimentales, nabiximols(65) y CBD(67), se han mostrado prometedores en pequeños ensayos controlados aleatorios.
Abstinencia de cannabis
Una reducción sustancial o el cese del consumo de cannabis después de un consumo intenso o prolongado da como resultado un síndrome de abstinencia que suele ser leve y autolimitado.39. La abstinencia de cannabis es clínicamente significativa como reforzador negativo para la reanudación del consumo de cannabis. Los síntomas psicológicos comunes de la abstinencia de cannabis incluyen estado de ánimo deprimido, ansiedad, inquietud, irritabilidad, disminución del apetito y alteraciones del sueño. Los signos y síntomas físicos son menos comunes e incluyen calambres abdominales, dolores musculares, temblores, dolor de cabeza, sudoración, escalofríos y pérdida de peso. Estos signos y síntomas generalmente comienzan entre 1 y 2 días, alcanzan su punto máximo entre 2 y 6 días y duran varias semanas. Los síntomas de la abstinencia de cannabis se superponen sustancialmente con los de la abstinencia de tabaco (nicotina), lo que dificulta el diagnóstico diferencial en personas que consumen ambas sustancias. La probabilidad y la gravedad de la abstinencia de cannabis se correlacionan positivamente con la frecuencia y duración del consumo de cannabis, pero no con la edad, el sexo o la coexistencia de otros trastornos por consumo de sustancias(68). La prevalencia de cualquier síntoma de abstinencia es casi del 50% en personas que consumen cannabis a diario. La abstinencia de cannabis se puede controlar sistemáticamente con la Lista de verificación de abstinencia de marihuana modificada de 14 ítems, un instrumento de autoinforme estandarizado.39.
La abstinencia de cannabis normalmente requiere tratamiento formal sólo si los trastornos del sueño o del estado de ánimo interfieren con la vida diaria(39). El tratamiento hospitalario sólo se justifica en caso de tendencias suicidas o exacerbación de un trastorno psiquiátrico coexistente. La base del tratamiento es psicosocial: asesoramiento de apoyo o TCC.39. Ningún medicamento está aprobado por la FDA para esta indicación. El tratamiento de sustitución con CBD (dronabinol, nabilona o nabiximols) para suprimir la abstinencia se ha mostrado prometedor en varios ensayos pequeños, aleatorios y controlados.39. Se pueden utilizar medicamentos para tratar síntomas específicos, como el zolpidem para el insomnio y las benzodiazepinas para la ansiedad.39.
Efectos adversos del consumo de cannabis a largo plazo
Las personas embarazadas que consumen cannabis exponen a sus recién nacidos al cannabis. Esta exposición en el útero se asocia con un mayor riesgo entre los recién nacidos de tener bajo peso al nacer, ser pequeños para la edad gestacional y ser admitidos en la unidad de cuidados intensivos neonatales, pero el consumo de cannabis no se asocia con resultados maternos adversos.69. La asociación de la exposición en el útero la exposición con resultados de desarrollo neurológico a largo plazo aún no está clara.70. Hay evidencia de baja calidad de deterioro sutil en la función cognitiva y un mayor riesgo de uso de sustancias y comportamiento delictivo durante la niñez y la adolescencia.71.
El THC aparece en la leche materna en concentraciones varias veces superiores a concentraciones plasmáticas y pueden persistir hasta 2 días después del consumo más reciente de cannabis.72.
El consumo de cannabis cambia la composición de la leche materna; aumenta la concentración de lactosa y disminuye la concentración de inmunoglobulina A secretora (el principal anticuerpo presente en la leche materna).73. Los efectos a largo plazo en los lactantes alimentados con leche materna no están claros; la mayoría de las personas que consumían cannabis mientras amamantaban a un bebé también consumían cannabis durante el embarazo. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos desaconseja el consumo de cannabis durante el embarazo y la lactancia.74.
El síndrome de hiperemesis cannabinoide, una forma de síndrome de vómitos cíclicos que a menudo se acompaña de dolor abdominal, ocurre durante o dentro de las 48 horas posteriores al consumo frecuente e intenso de cannabis.75. El síndrome de hiperemesis cannabinoide es una de las principales razones de las visitas a los departamentos de emergencia relacionadas con el cannabis, y representa alrededor del 10% de los pacientes con síndrome de vómitos cíclicos.76. El síndrome de hiperemesis cannabinoide se distingue del síndrome de vómitos cíclicos por su asociación temporal con el consumo de cannabis, alivio con baños o duchas calientes y resolución con una abstinencia prolongada de cannabis. Los pacientes suelen tener dificultades para aceptar el diagnóstico y continúan consumiendo cannabis para automedicarse. Los síntomas del síndrome de hiperemesis cannabinoide se tratan con benzodiacepinas, haloperidol y capsaicina tópica. Los agentes antieméticos tradicionales suelen ser ineficaces.
Efectos en otros sistemas del organismo humano.
Hay una gran variedad de efectos indeseables serios a graves con el consumo crónico de cannabis en otros sistemas orgánicos además de los psiquiátricos,sociales y psicológicos discutidos arriba. A continuación, señalo algunas de las más frecuentes causadas por el consumo crónico>de 8 meses de cannabis : 1) atrófia (disminución) de la amígdala e hipotálamo demostrado por resonancia magnética (importantes en las respuestas emocionales, memoria y orientación en tiempo y espacio).
2) falta de motilidad de los espermatozoides y la consiguiente infertilidad.
3)ginecomastia(crecimiento de las glándulas mamarias en varones.
4) disminución de la líbido.
5) cuadros de bronquitis asmática.
6) arritmias cardiacas .
7) hay mayor riesgo de accidentes de tráfico vehicular que el alcohol por la importante afectación en la orientación en tiempo y espacio y la disminución en los reflejos motores.
8) Es aterrador el panorama en los paises que tienen promedios de coeficiente intelectual muy bajos (60-70%= deficiencia mental, como es el caso de Bolivia) y fácil acceso a la marihuana, facilitando su consumo y efectos sobre hipocampo, amígdala y lóbulo pre-frontal en el cerebro, ya que esto hará mucho más difícil todavía mejorar esa triste y severa realidad para esas poblaciones en su futuro próximo y lejano .
Por lo tanto, es totalmente inaceptable, irracional y una oda a la imbecilidad/estupidéz humana, el sostener que el consumo de la marihuana NO es dañino y que por ende su uso no debe ser controlado ni penalizado.
Hay que enfatizar nuevamente que estos efectos adversos serios se observan con mayor frecuencia en adolescentes y adultos jóvenes en edad productiva.
Los políticos de los paises que han cedido en el libre albedrío del consumo de marihuana seguramente no tenían/tienen clara la información actual ( nada sorprendente en los políticos) para haber cedido a presiones de grupos de interés económico y personas que deliberadamente buscan el deterioro de la sociedad en el mundo ( y sí que existen).
Esto ha tenido una grave consecuencia mercantil también: en los paises/estados/ciudades donde se ha legalizado el consumo y producción de marihuana, los que la cultivan y proveen a las comunidades , han estado usando esencialmente los métodos descritos por el padre de la genética Gregory Mendel hace siglos ya, realizando selección y cruces genéticos de plantas de cannabis que contienen mayor contenido de los principios activos ( THC,CBD) y según los reportes tener mayores ventas , aumento en sus clientelas y excelentes ganancias (vaya ejemplo del capitalismo!).
Conclusiones
El trastorno por consumo de cannabis y el consumo intenso o prolongado de cannabis tienen efectos adversos sobre la salud física y psicológica. Se necesita investigación sobre el sistema endocannabinoide para dilucidar mejor la fisiopatología de estos efectos y desarrollar mejores tratamientos. Los métodos psicosociales son en la actualidad la base del tratamiento del trastorno por consumo de cannabis y tienen poco éxito. Ningún medicamento ha demostrado ser ampliamente eficaz.
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