Desastres provocados y desastres naturales (Parte II)

 

Cuenta una historia de ciencia ficción que, cuando Dios creó el espacio territorial hoy llamado Bolivia, no escatimó esfuerzos en asegurarse que no le falte absolutamente nada: infinitos recursos naturales, majestuosas cordilleras, hermosos valles e inmensas llanuras, diversidad de climas, extraordinarios paisajes. Entonces su consejero le observó y dijo: ¿Cómo puedes darle tanto, mientras otros lugares son menos favorecidos? y Dios con su sabiduría le respondió: «espera ahora termino para que todo este compensado, voy a completar mi obra e hizo al hombre boliviano».



Revisando la historia de este nuestro querido país, en estos casi 200 años de independencia y haciendo una muy simple síntesis, nos damos cuenta de forma asombrosa de lo mal que han sido administrados sus recursos, respondiendo a intereses foráneos, con la tolerancia y en algunos casos con la complicidad de los propios bolivianos. El resultado de ese desastroso manejo se observa hoy, que en el presente siglo 21 estemos como estamos, aun en un nivel de subdesarrollo y con una gran parte de la población sumida en la pobreza.

Por la pertinencia y a propósito hemos repasado los primeros dos párrafos y otras partes de la versión I, para conjugar la ficción y la realidad que nos permiten describir de alguna manera el paisaje de nuestro querido país, observar los desastres que podemos provocar y la autodestrucción de la que somos capaces de realizar con nuestro comportamiento individual y colectivo.

Somos especialistas en hacernos daño a nosotros mismos, para colmo, desde hace un tiempo observamos la encarnizada batalla interna dentro de instrumento político gobernante, en una lucha de poder mezquina, inoportuna e irresponsable, en una clara campaña electoral anticipada que, en lugar de ocuparse, por un lado, el Jefe de Gobierno, de evaluar y reestructurar un mejor equipo gubernamental, con las condiciones y capacidad suficiente de tomar las medidas más adecuadas para afrontar la crisis económica que se agudiza cada día y por el otro lado, el grupo que apoya al expresidente Evo Morales, que debería aportar internamente con propuestas serias para superar esta muy delicada situación de la cual es también responsable, sin recurrir al show mediático que no ayuda en lo más mínimo.

Por su parte, la oposición política nacional que no encuentra un líder con la capacidad y autoridad suficiente y se encuentra cada vez más debilitada y totalmente desorientada. Ambos, oficialistas y opositores, se olvidan irresponsablemente de cuál es el verdadero interés supremo de la Patria.

Es totalmente incomprensible que en este año 2024 que recién empieza, aproximadamente el 50 por ciento de los días transcurridos, hemos estado con el país paralizado por el bloqueo de las principales carreteras. Acciones que afectan indudablemente a todo el aparato productivo, hacen inviable a nuestro país y solo obedecen a una pugna entre dos facciones del partido gobernante que poco les importa que el país se desplome en uno de sus momentos más aciagos e inciertos de los últimos tiempos.

Es realmente sorprendente e incomprensible observar cómo reaccionamos de una forma totalmente irracional, haciéndonos daño a nosotros mismos, sin tener la capacidad de proponer otros recursos más pacíficos que no sean los de la confrontación, de la violencia e intolerancia. Todos sabemos que los paros, los bloqueos, la destrucción de las vías carreteras y la alteración a la paz social, solo nos causa grandes pérdidas económicas, daños cuantiosos y un gran perjuicio a todos los bolivianos que aún no se reponen de la grave crisis político social del 2019 y la Pandemia del Covid-19. Desastres provocados, algunos irreparables como el daño a la imagen internacional y otros daños materiales que luego debemos reponer con nuestros propios y cada vez más escasos recursos.

Todos los ciudadanos en un Estado de Derecho estamos obligados a ajustarnos a determinadas normas y leyes, sencillamente debemos cumplirlas y sobre todo los gobernantes de este país deben ser los primeros en dar el ejemplo sin esperar ningún privilegio. Todo aquel que cometa un acto contrario a la Ley, deberá someterse a un debido proceso, el sistema judicial a pesar de sus defectos resulta insustituible para atender situaciones que enfrenta el ciudadano y el mismo Estado, cuando se producen situaciones que comprometen el orden público y la propia democracia.

Todos estamos de acuerdo en que no se debe politizar la Administración de Justicia, condenamos la alteración del Estado de Derecho y la vulneración de las garantías constitucionales, sostenemos que es prioritario asegurar la total independencia de los poderes del Estado, pero tampoco debe ser una excusa para no cumplir con las leyes y pretender la impunidad.

Si queremos superar este estado de cuasi barbarie, debemos empezar por ser más honestos con nosotros mismos, ser más coherentes en nuestro accionar y reconocer que muy poco contribuimos en lo individual y colectivo para dar un salto cualitativo, salir del medioevo y construir una sociedad más justa e igualitaria para el bien de todos los habitantes de este extraordinario país llamado Bolivia, que lo tiene todo y lo desaprovechamos de forma inconcebible. Es responsabilidad de todos desmitificar aquella falsa creencia que los bolivianos no somos capaces.

Suficiente tenemos con los desastres naturales que azotan a nuestro país cada vez con más frecuencia y atribuibles al Cambio Climático: las impresionantes sequías, temperaturas extremas seguidas de incendios incontrolables y graves inundaciones, que en su caso poco y nada podemos hacer para evitarlos.

 

Fernando Crespo Lijerón