Testimonios de vida de los danzarines reflejan que en esta fiesta el ingrediente esencial es la fe. Agradecen por la vida misma, la salud, el trabajo, hasta la llegada de un nuevo integrante.
Fuente: El Deber
“La virgencita del Socavón me ha regalado vida”, resume Galy Gómez, una peregrinante de la Morenada Central Oruro, fundada por la Comunidad Cocani, después de participar en la Peregrinación del sábado de Carnaval en la ciudad de Oruro.
Así como su testimonio de peregrinante, son miles y miles de historias que se tejen en torno a la fe que le profesan los danzarines a la Patrona de Oruro, quienes recorren con sus trajes de luces y colores, más de cuatro kilómetros en esta peregrinación hecha danza.
Galy cuenta a EL DEBER que hace unos 15 años le detectaron cáncer y que el médico le dio dos años de vida. Fue ahí cuando amigos suyos y peregrinos de la Virgen del Socavón le hablaron de ella: “Ella es bien milagrosa, te va a curar”, cuenta que le dijeron.
Y es así cómo, en su afán de buscar alguna luz, otra respuesta a esa dura sentencia, se convirtió en peregrinante de la K’achamoza o Candila, uno de los tantos nombres que le dan sus fieles devotos.
“Llego hasta sus pies solo para agradecerle que sigo viva porque de lo que tenía dos años de vida como me dijo el médico y ya estoy aquí 12. Por eso, me da miedo dejar de bailar un año, así que mientras pueda voy a peregrinar todos los años”, recalca Galy.
El Carnaval de Oruro, declarado por la Unesco en 2008 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, es la actividad más importante que mueve la economía orureña.
Esta festividad genera una cadena productiva que mueve alrededor de 300 millones de bolivianos, recursos que activan los más de 60 mil danzarines, unos 20 mil músicos y más de 300 mil personas que participan como espectadores, entre ellos uno 28 mil turistas que llegan de distintos países.
Pero más allá de las cifras y la inyección económica a la región, más del 90% de los danzarines peregrinantes, participa motivado por un solo sentimiento: la fe hacia la Virgen María, identificada en Oruro como la Mamita del Socavón o la Patrona de los Mineros.
“La Mamita de amarra cuando pasas de rodillas frente a su altar. Es como cuando niño, sientes que te ha pasado todo lo malo del mundo y vas a la casa de tu mamá a contarle: ‘mami esto me han hecho, o tengo hambre, tengo sed’ y tu mamá te recibe con los brazos abiertos y te responde: ‘Ya mi amor, tranquilo, yo te voy a curar todo va a estar bien’. Es lo que pasa en el Primer Convite, en el Último Convite y en el Sábado de Peregrinación y sales del Socavón, como si te hubieras quitado todo el peso del mundo encima, sales libre, liviano y con más fuerzas para enfrentar la vida”, cuenta a EL DEBER, Youvanna Portocarrero, integrante de los Cocanis.
¿Y qué tiene que hacer un peregrinante para convertirse en tal? Para unos lo principal es recibir la invitación de un danzarín para que la persona vaya conociendo todos los pasos antes de hacer su “promesa de fe”, de bailar al menos tres años.
Pero los caminos de un peregrinante son variados. Miriam, quien participó en la Diablada Ferroviaria desde 2004 hasta 2022, cuenta que en un viaje que hizo a Oruro en 2002, la Virgen del Socavón se manifestó a ella en un sueño para alertarle que había problemas en su familia en La Paz. No le dio mucha importancia y lo olvidó. Horas después, el paseo por Oruro le condujo a una parada casi obligatoria como es el Santuario del Socavón, y apenas ingresó a la iglesia, recordó ese sueño, se puso de rodillas en una de las bancas de aquella tarde solitaria y entre un llanto incontenible, solo pidió que todo en casa estuviera bien.
Días después a su retorno a La Paz, cuenta que su madre le dijo que hubo problemas y una fuerte discusión con su padre, pero que de repente, sin más ni más, ambos se miraron y se calmaron y la molestia que había entre los dos, se disipó. Y fue el preciso momento en que la hija estaba de rodillas frente al altar de la Virgen del Socavón, pidiendo por su familia. Dos años después, Miriam, empezó un camino sin retorno participando en el Carnaval de Oruro, como una fiel devota de la Candila.
Sergio Gutiérrez, quien personifica al arcángel Miguel y comanda el bloque de diablezas en el Conjunto Diablada Ferrovaria, a su paso se roba las miradas de todo el público y las cámaras, con sus dos metros de estatura y su impecable traje coronado con dos inmensas alas. Él cuenta a EL DEBER que peregrina hace 18 años desde aquel febrero de 2007 cuando en su corazón “estalló el rojo y azul”, los colores de “La Ferro”.
“Son 18 años que vivo enamoradísimo de mi conjunto. Poder personificar al Arcángel Miguel y comandar a la Diablada Ferroviaria es un privilegio y un honor porque lo hago con todo el corazón y sentimiento de entrega. Llegamos al Carnaval y toda la familia se reúne, estamos todos juntos compartiendo el mismo techo, compartiendo la misma comida, cosa que ni en Navidad pasa, ni en los cumpleaños. Sólo es la imagen de la virgencita milagrosa que nos reúne en torno a nuestras tradiciones y costumbres para rendirle culto”, expresa Gutiérrez.
Para este ángel de la Ferro, el amor por su conjunto y la danza de la diablada, junto a la devoción por la Patrona de Oruro, es la simbiosis perfecta en su vida en la que uno de sus hijos ya dio los primeros pasos junto a su padre para él también, algún día, comandar como Ángel una de las tropas de la prestigiosa Ferro.
“Cuando llego a los pies de la Mamita siento un agradecimiento increíble y una bendición porque te das cuenta que estás bendecido todos los días y lo único que le pides es volver un añito más porque sabes que si vuelves, todo está bien, tienes trabajo, tienes salud, tienes familia. Ella (la Virgen del Socavón) te inspira a dar lo mejor de ti, a ser un mejor papá, un mejor compañero, un mejor esposo, verla y tenerla cerca es como estar en los brazos de la mamá, con ese cobijo como cuando eras un niño”, manifiesta Sergio.
“Ya son 25 año que participo en el Carnaval por la Mamita del Socavón. En mi primer año recuerdo que tenía problemas en el trabajo, le pedí que me ayudara y ella me cumplió. Por eso mi compromiso es fiel, acudo a todas las actividades como las veladas, los convites de nuestra morenada y la peregrinación. Para mí es lo más hermoso que me ha pasado”, cuenta a EL DEBER Freddy Cuenca, guía del bloque Huaynas Jumanakampis de la Morenada Central Oruro, fundada por la Comunidad Cocani.
Hace 24 años, Amparo, peregrina por fe a la Candila, Ella cuenta que en un principio era nada más cumplir la promesa de bailar tres años pero su fe pudo más al punto de pedirle a la Virgen del Socavón que la bendiga con un hijo más. “En el camino, yo pedí a la Virgen a mi hijito, Ebraín quien me ha acompañado peregrinando desde sus dos años. En todo este proceso de participar en el Carnaval por la Mamita, lo principal es la fe. Si tienes fe, se abren todas las puertas”.
Y es que esa fe de la que tanto hablan los peregrinos de la Candila, no solo se traduce en los testimonios que brindan, también se expresa en las canciones que se componen para cada fraternidad o conjunto folklórico que participa en el Carnaval.
“Tú mi vida eres tú, mi fuerza eres tú, a tus pies yo llegaré demostrándote mi fe… ay Mamita del Socavón”, dice parte de la letra de una de las canciones clásicas de los Caporales San Simón.
“No sé cómo agradecerte Mamita Candila, por todas las bendiciones que le das a mi vida. Mi Morenita del Socavón, por ti mi fe y devoción, sólo tú sabes lo que yo sufrí antes de llegar a ti”, dice parte de la letra “A los 100 años”, una morenada compuesta para este carnaval, por Benjamín Carvallo del grupo orureño Llajtaymanta.
Fuente: El Deber