Machismo en la minería: Las mujeres siempre realizan un trabajo en desventaja

Con la caída del precio del estaño, dice, muchas palliris que trabajaban en los desmontes se arriesgaron a entrar a interior mina.

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Mujeres mineras. Foto: Manos Unidas

Fuente: ANF

Las mujeres en las minas siempre han tenido una participación en desventaja con respecto a los hombres  con relación a la dotación de áreas, el respeto a sus parajes, la participación en los niveles de decisión y representatividad, entre otros. Los abusos y machismo contra ellas son parte de las desventajas que deben afrontar en las minas, y en particular en el Cerro Rico de Potosí.



“Tenemos compañeras que tienen profesiones y son socias, y ellas tendrían que asumir también carteras que están más arriba de la Secretaría Femenina (que luego de lucha fue asignada a las socias), pero no se ve todavía mucho avance al respecto, pero están ahí trabajando ellas, claro que siempre en desventaja, porque se necesita capital y asesoramiento técnico, con esas limitaciones van trabajando”, dijo a ANF la directora de la fundación Solidaridad con las Mujeres (Musol), Ibeth Garabito.

Garabito recordó que por 1986, cuando ella empezó a operar en el Cerro Rico, había mucho machismo. Con la caída del precio del estaño, dice, muchas palliris que trabajaban en los desmontes se arriesgaron a entrar a interior mina, y en un momento determinado los mineros les dieron la espalda.

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“Fui testigo que compañeras palliris en algunas cooperativas se hicieron dar un área y empezaron a trabajar desde afuera, a preparar la mina, yo me acuerdo que había dos compañeras que tenían peones hombres que les ayudaban, pero hubo un momento donde los peones eran objeto de burla de parte de otros hombres, les decían cómo va ser tu jefa una mujer, y llegó un momento en que se quedaron solas, ningún varón querían trabajar con ellas”, apuntó.

Ante la falta de ayuda, las trabajadoras asumieron la función de manejar las carretillas con mineral, de colocar el explosivo para disparar, entre otras funciones. “Yo me acuerdo que había una monjita extranjera que vino a trabajar con ellas y les ayudaba a carretillar y todo eso; lamentablemente esta situación pasó con varias compañeras”, refirió.

“Yo pienso que en esos años las compañeras se han empezado a abrir el camino para que no se satanice la participación de la mujer en la minería, porque decían se va a perder la veta, que la mujer no tiene que entrar, pero a medida que han pasado los años, ahora hay varias mujeres que están trabajando, si su esposo socio fallece, ellas están dirigiendo el trabajo, trabajan con peones y hacen la extracción minera”, señaló Garabito.

Indicó que antes, las socias de las cooperativas no tenían ningún tipo de participación dirigencial, y que, pese a que existía la secretaría femenina, era ocupada por las esposas de los socios mineros.

“Hicimos un trabajo conjunto apoyando a las compañeras socias para que se respeten sus derechos, esa secretaría tendría que ser ocupada por las socias y no por la esposa de un minero cuando ellas tenían los mismos derechos que los hombres”, recordó.

Lograron que esa cartera sea ocupada por una socia y la primera en asumir fue una trabajadora del Norte de Potosí. “Llegó a la cartera Femenina a nivel nacional representando a las palliris, pero no fue fácil para ella, luchó bastante para que se respeten los derechos de las socias, y a partir de esa gestión han dado ya lugar a las compañeras en la cartera femenina”, señaló.

Garabito dijo que a nivel de Potosí hay socias que han llegado incluso a la presidencia de algunas cooperativas, pero en muy pocas, “una o dos de las más de cuarenta que hay, entonces, se está avanzando, pero no como sería lo ideal”.

El respeto a los derechos de las socias se ve vulnerado por las propias autoridades originarias, señala la activista. Dijo que a una trabajadora del Cerro Rico tras dejar su área por falta de dinero, fue ocupada por otras personas que recibieron el respaldo de las autoridades y que por reclamar incluso le pidieron que abandone la comunidad.

“Estaba trabajando y resulta que dejó de trabajar porque no tenía recursos económicos, y cuando volvió a su área de trabajo se habían entrado otras personas, reaccionó queriendo quizás pelear y más bien resultó pegada, vino a Potosí, hicimos la denuncia a la fiscalía, entró a un proceso, y ahí resultó que las autoridades originarias también jugaron un rol importante, porque los que se entraron a su área de trabajo, parece que tenían una relación estrecha con las autoridades originarias, incluso le dijeron que tiene que irse de esa comunidad, entonces existen una serie de desventajas para las mujeres mineras”, ratificó.

Garabito aseveró que muchas mujeres mineras padecen diversos tipos de abusos, pero por respeto a su organización y a su dirigencia no lo denuncian.