Es hora de constitucionalizar el aborto como un derecho humano

Francia dio el batacazo en el avance de los derechos humanos. Es el primer país del mundo en incluir el derecho al aborto en su Constitución. ¿Qué implica? Se agregará en el Art. 34 de la Constitución francesa este párrafo: “La ley determina las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada a la mujer de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo”. O sea, el Estado debe proteger la libertad de las mujeres a abortar, sin cuestionamientos, ni procesos judiciales, ni hipocresías.

¿Qué significa esta reforma constitucional para Bolivia? Pues la necesidad de profundizar el debate sobre el aborto en un Estado violento, patriarcal y machista, donde cada día se violan más de 30 niñas, adolescentes y mujeres; se agreden a más de 100 mujeres y los índices de feminicidios son altos, además de la impunidad con que gozan los violadores, golpeadores y asesinos de mujeres.



De esas violaciones la mayoría de las víctimas quedan embarazadas, que cuando quieren hacer uso de su derecho que le da la Sentencia Constitucional 206/2014 para abortar, encuentran una serie de trabas y moralismos de las iglesias, de organizaciones provida e incluso de médicos que argumentan la objeción de conciencia para no practicar el aborto. Conozco de varios casos que huyeron a cumplir la SC 206 cuando atendimos a las víctimas de violaciones en la Defensoría del Pueblo de Santa Cruz.

En el Hospital de la Mujer cada día ingresan más de 10 adolescentes embarazadas y muchas de ellas, ya en situación de pérdida de sus bebés, porque en algún lugar le hicieron el aborto o le dieron la pastilla abortiva. Así que no seamos hipócritas o doble moral, para ocultar una realidad o alzar el grito al cielo, por empezar a debatir sin tapujos el aborto como derecho humano de las mujeres y así cada una de ellas tengan la libertad de interrumpir su embarazo.

Con el ejemplo de Francia, además con la resolución de la ONU aprobada en septiembre de 2022, titulada «Cooperación internacional para el acceso a la justicia, remedios y asistencia a los sobrevivientes de la violencia sexual», en particular, estipula que los países deben proporcionar «acceso al aborto seguro» como un «derecho humano», es hora de debatir hasta el final este tema que va más allá del credo religioso, de las posiciones ideológicas de derecha e izquierda, o de las ideologías de género y feministas. El complejo asunto del aborto libre y legal, no es un asunto exclusivamente de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto.

El aborto es un tema esencialmente político, social y de derechos humanos. Trasciende lo jurídico, lo religioso y los dogmas tradicionales y médicas, porque está en el centro la cuestión a la vida, y la vida es un tema central para el debate.

El aborto es uno de los dilemas filosóficos más graves y uno de los temas más controvertidos en la sociedad boliviana, en la que el aborto se lo hace de forma clandestina y la mujer que quiere encarar este proceso, debe pasar por un vía crucis, por controles en diferentes ámbitos. Aunque el aborto es legal en determinados casos, como violaciones a niñas, estupro o cuando esté en peligro la salud de la madre. Pero en la mayoría de los hechos, el aborto no se lo puede practicar, bajo las sanciones previstas por las leyes. Además, como Estado laico, todas las opciones deben estar abiertas.

Cada día hay un aborto en Bolivia, quizás más. Hay centros que se disfrazan de médicos donde practican los abortos clandestinos, con el consentimiento de la pareja o de la mujer que es abandonada, pero como está prohibido corre el riesgo de la cárcel o del hospital, ya que esos centros no tienen las condiciones adecuadas para tal fin.

A pesar de que la Constitución Política del Estado garantiza la vida como derecho humano fundamentalísimo, también el derecho a la integridad, a la salud y la dignidad. Y la serie de leyes que están en vigencia han ampliado los derechos humanos, marco en que debemos encarar este urgente y necesario debate que ya resuena en varios países progresistas o liberales, porque lo que importa es la vida, la seguridad y la decisión que tome una mujer, una adolescente o joven.

De modo, que, frente a este sensible, delicado y espinoso tema, el aborto o la interrupción legal del embarazo, hay que generar un debate sincero, profundo, honesto y con propuestas, tanto de los que se oponen como de los que apoyan. Un debate a puertas abiertas, sin mandar al infierno a los que defienden el aborto y pretender ganar el cielo con oponerse al aborto.

Callarlo o esconderlo o minimizar su alcance en la opinión pública es un acto de cobardía. Toda sociedad debe afrontar y asumir que la práctica de los abortos se da en sus entrañas, ya sea de forma legal, ilegal o clandestina. Miles de señoritas, niñas y adultas por una razón u otra recurren a extraerse el feto o el bebé de sus vientres maternos, y la vida continúa con toda su intensidad.

“De modo que el derecho a la vida no sirve a los que se oponen al aborto tan sencilla y claramente como ellos han pensado que les sirve. “El derecho a la vida consiste, no en el derecho a que no nos maten, sino en el derecho a que no nos maten injustamente” precisa la profesora de filosofía del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Judith Jarvis Thomson, en su polémico y famoso artículo Una defensa del aborto.

Ya no hay que darle muchas vueltas al asunto, es hora de constitucionalizar el aborto como derecho humano y así ir destruyendo este Estado patriarcal, machista y violento para con las mujeres.

 

Hernán Cabrera M.