Proceso judicial sobre caso pederastia, Compañía de Jesús afirma que no hay riesgo de  fuga ni obstrucción 

La institución religiosa señala que ambos sacerdotes tienen más de 80 años y una frágil salud.

La audiencia del caso pederastia, en Cochabamba, este jueves.

eju.tv

Luego que la justicia determinó este jueves detención domiciliaria y arraigo para dos sacerdotes de la Iglesia Católica, acusados de encubrir los hechos de pederastia cometidos por el jesuita fallecido Alfonso ‘Pica’ Pedrajas, la Compañía de Jesús en Bolivia manifestó que hace notar que no hay riesgo de fuga ni obstrucción, debido a la edad y la frágil salud de ambos.



“Sin embargo, desea hacer notar que no existe ningún riesgo ni posibilidad de fuga y/o de obstrucción de la justicia por parte de los sacerdotes Alaix y Recolons, ya que se trata de dos adultos mayores, ambos de más de 80 años, con salud frágil y un largo historial de servicio al país y a la Iglesia Católica”, señala un comunicado de la institución religiosa.

Señala que tomaron conocimiento de las medidas cautelares dispuestas para los ex provinciales Marcos Recolons SJ y Ramón Alaix SJ, imputados por el presunto delito de encubrimiento en uno de los casos abiertos contra el fallecido Alfonso Pedrajas. No obstante, aclaran que, en el marco de su acatamiento y respeto a las decisiones de la justicia, la Compañía de Jesús no se pronunciará sobre el alcance de esas medidas sustitutivas.

Agregan que ambos religiosos se pusieron en todo momento a disposición de la justicia y colaboraron decididamente en las investigaciones del Ministerio Público, tanto por voluntad propia y representados por sus abogados, como por decisión de la Compañía de Jesús, a la que normativamente pertenecen y en cuya Casa “La Esperanza” de Cochabamba tienen residencia fija, junto a otros sacerdotes ancianos.

Enfatizan que, la Compañía de Jesús reafirma la importancia de priorizar el apoyo a las víctimas de abusos sexuales, sean clericales o de otros ámbitos, ya que ellas y la protección de los niños, niñas y personas vulnerables, deberían ser el centro de la atención del Estado, de la sociedad y de las distintas confesiones religiosas.