En Bolivia muchos privados de libertad que dejan la cárcel no logran conseguir trabajo. Otros ingresan al programa y al poco tiempo lo abandonan, pero hay quienes siguen adelante y consiguen abrirse un espacio en la sociedad y reinsertarse, señala el director de la Fundación, Riccardo Giavarini
La Paz, 12 de marzo de 2024 (ANF).- El director de la Fundación Munasim Kullaquita (FMK), Riccardo Giavarini, aseveró que en tres años que participa del programa postpenitenciario con las casas de acogida advierte que es posible la reinserción social de las personas privadas de libertad y como muestra de ello hay resultados positivos.
“No solo hemos visto que es posible, sino que hay resultados positivos para que la gente (exinternos) entre en esta lógica, asuma esta fase transitoria entre la privación de libertad, la reinserción y la búsqueda de autonomía, que les permita regresar a la sociedad con oportunidades, con capacidades y con una actitud de reconciliación en relación con el pasado”, dijo Giavarini a ANF.
Destacó los avances en el proceso, pero reconoció que “todo no es flores y sonrisas”, sino que también hay obstáculos que implican seguir trabajando y también “convivir con contradicciones”.
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Contó que muchos privados de libertad que dejan la cárcel no logran conseguir trabajo. Otros ingresan al programa y al poco tiempo lo abandonan, pero hay quienes siguen adelante y consiguen abrirse un espacio en la sociedad y reinsertarse.
Giavarini estimó que de cada 10 personas que llegan a la Casa Kantuta, donde son acogidos, “normalmente 6 personas logran de alguna manera ubicarse, encontrar una red subjetiva, un trabajito, aterrizar con el paracaídas sin lastimarse”.
Agregó que las empresas siempre piden certificado de antecedentes penales y todos los que salen de los centros penitenciarios “lastimosamente encuentran ahí un primer obstáculo”, y resultado de esto no acceden a un trabajo.
“Antes de entrar a la cárcel de San Pedro, un exprivado de libertad me alcanza y me dice: ‘nadie me da trabajo, tengo un hijo, tengo una señora, mi relación con la señora poco a poco se está deteriorando porque ella dice ‘qué estás haciendo, trae recursos a la casa, mira la guagua está ahí abandonada, trata de conseguir’; pero los preconceptos hacia las personas que han estado en privación de libertad son complicados, mucha gente me busca y me dice: ayúdame, aunque sea con un trabajito”, señaló el director de la FMK.
Pero quienes consiguen un trabajo formal, también ven disminuidos sus ingresos por las retenciones de ley, que muchas veces significan una reducción importante, en personas con muchas necesidades que por el tiempo en que han estado presas es casi imposible aportar los años mínimos para la jubilación.
“Todo esto vale la pena y tenemos que entrar en esta lógica (de la formalidad con contratos), pero hay casos donde si tú le quitas sobre 3.000 bolivianos unos 500 bolivianos para los aportes, esta familia tiene dificultades”, remarcó Giavarini.
Indicó que en este tema hay toda esta realidad, donde por un lado se consolidan las buenas prácticas, se abren oportunidades a las personas privadas de libertad, se concientiza a las instituciones y al Estado a que asuma con más responsabilidad esta fase post penitenciaria; y por otro lado “encontramos siempre obstáculos que salen de aquí y de allá, como el hecho de “quitarle parte de sus ingresos para los aportes”.
“Hay situaciones de personas que viven este drama después de la privación de libertad y que tienen que tener también un tratamiento que especial”, apuntó.
Giavarini indicó que también hay exreclusos que abandonan el proceso, es decir, “una vez en libertad, pese a que aceptan entrar a la Casa Kantuta y cumplir el reglamento interno, de un día a otro desaparecen y esto crea conflictos a la persona, crea conflictos a la Fundación que ha firmado con el juez un compromiso de dar el servicio de acogida o de ayudar a la persona a entrar en una lógica de conseguir trabajo”.
Destacó que algunos jueces entienden la importancia de esta fase postpenitenciaria, al igual que el entorno familiar que muchas veces ha estado ausente y la opinión pública que cuando le presentan los “éxitos de algunas experiencias, cambia un poco su visión hacia las personas privadas de libertad”.
Son tres las ONG que llevan adelante el programa Postpenitenciario en coordinación con la Dirección Nacional de Régimen Penitenciario: Progettomondo MLAL que trabaja en la fase previa a la liberación capacitando técnicamente a los potenciales beneficiarios; CVCS (Centro Voluntarios de Cooperación de Desarrollo) que trabaja con el entorno familiar para crear las condiciones de la reinserción; y, Munasim Kullakita con las casas de acogida para las personas que salen en libertad y que precisan de una etapa preparatoria antes de reinsertarse.
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