Un año pasó ya desde que dos cadetes del Ejército cayeron de forma intempestiva al hacer una demostración del llamado “salto de la muerte”, desde entonces se libra una lucha por su recuperación. Para uno de ellos aún está en debate su estado de salud y el Ministerio de Defensa evalúa su traslado a algún centro médico del exterior del país.

“Las últimas informaciones que tenemos es que aquí en Bolivia han habido muy importantes avances, por el informe médico, en su recuperación; sin embargo, también hay dos opciones que estamos trabajando para apoyarlo, ya sea en Colombia, donde hay una institución especializada y también la posibilidad de Suiza. Es decir, continuamos nosotros con ese apoyo, atendiéndoles”, expresó el ministro de Defensa, Edmundo Novillo.

El 18 de abril de 2023, los dos cadetes se paraban en lo más alto de una torre para hacer la demostración del ejercicio de altura denominado “salto de la muerte”. Era la ocasión del 132 aniversario del Colegio Militar Gualberto Villarroel y decenas de personas se habían congregado en este recinto, ubicado en la ciudad de La Paz.

SALTO DE LA MUERTE

No obstante, el ejercicio terminó en tragedia. Ante la vista impotente de los asistentes, los dos cadetes cayeron al piso desde la torre de al menos 50 metros de altura, lo que los dejó de inmediato en situación crítica.

Ambos recibieron tratamiento, mientras las autoridades trataban de determinar las responsabilidades en este caso. Un año ha pasado y aún la lucha por su recuperación es constante, en especial para uno de ellos.

“Como Gobierno nacional, como Ministerio de Defensa, y además junto a las Fuerzas Armadas, todos hemos hecho un gran esfuerzo. Creo que se ha apoyado plenamente y con todas las posibilidades que se ha tenido, de manera que nosotros consideramos que, si bien todavía hay algo pendiente con uno de los cadetes, particularmente con el cadete Condori, estamos trabajando”, afirmó el ministro.

CADETES

Dos instructores militares quedaron aprehendidos y con detención preventiva por este caso. En tanto, el accidente cambió la vida de los cadetes. Si bien ambos lograron sobrevivir, el camino a su recuperación no ha sido sencillo, pues resultaron afectados en piernas, columnas y hasta el cráneo, en el caso del cadete aún delicado.

El Ejército les otorgó el ascenso, pero la vida militar plena que ellos soñaban no se pudo concretar tras ese 18 de abril.

“Ellos han ascendido de grado, también ellos, por la condición que han tenido del accidente, han sido favorecidos para que puedan estudiar en la Escuela Militar de Ingeniería”.