Después que Venezuela dijo que Tren de Aragua “no existe”, Del Castillo retrocede y descarta su presencia en Bolivia

Hace una semana, el Ministro Del Castillo denunció que los venezolanos capturados con armas se identificaron como miembros de Tren de Aragua y que se atrevieron a amenazar a la Policía Boliviana.

Eduardo Del Castillo, ministro de Gobierno/ Foto: Juan Delgadillo
Eduardo Del Castillo, ministro de Gobierno/ Foto: Juan Delgadillo

Fuente: El Deber

Yolanda Mamani Cayo



 

Después que el canciller de Venezuela, Yván Gil, dijo que el grupo criminal Tren de Aragua “jamás ha existido”, el ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo Del Castillo, retrocedió en sus declaraciones e informe previo, y bajo la línea venezolana descartó la presencia de ese grupo irregular, mismo que según sus propias declaraciones se identificó como tal y amenazó a la Policía Boliviana.

“Estamos coordinando con las autoridades de la República de Venezuela quienes nos comentan que esta banda ya ha sido desarticulada en Venezuela (…) Por tanto, ya no podemos hablar de ninguna organización criminal transnacional”, dijo Del Castillo a la prensa.

El canciller venezolano Gil, el 9 de abril aseguró en Colombia que el Tren de Aragua “jamás ha existido”, y calificó como “ridículo” los videos en los que personas se identifican como miembros del grupo criminal. Dice que tienen acento de ser ciudadanos chilenos o peruanos.

El Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente, como lo hicieron en su momento con el Cartel de los Soles, que se demostró que no existe, que jamás ha existido”, decía Gil.

Pero, el ministro Del Castillo, hasta antes de esta declaración del Canciller venezolano, habló de la presencia de Tren de Aragua desde septiembre de 2023 cuando informaba que se intervino un bus en El Alto que transportaba a ocho mujeres, nueve niños y tres varones, todos, víctimas de trata y tráfico.

“No se descarta que pueda existir vinculación con la organización criminal ‘Tren de Aragua’, estrictamente en temas vinculados a la trata y tráfico de personas”, decía Del Castillo en su reporte.

La ultima vez que mencionó la presencia de esta banda internacional fue hace una semana cuando presentó a cuatro venezolanos presuntamente vinculados al delito de trata y tráfico de personas. Del Castillo contó que incluso esas personas amenazaron a la Policía Boliviana.

“Al momento de su detención, estos individuos se atrevieron a amenazar a la Policía Boliviana, advirtiendo que eran miembros del Tren de Aragua y que la Policía no sabía con quiénes se estaba metiendo”, decía Del Castillo.

De su lado, el viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, dos días después que el canciller Gil dijo que ese grupo “no existe”, afirmó que ese grupo criminal “no opera en Bolivia” y que se coordina con Chile y Perú para evitar la presencia del grupo delictivo transnacional.

Para el ministro Del Castillo, la presencia de esa banda es una “hipótesis descartada” y que por informes del gobierno venezolano se está trabajando en los países de Sudamérica para que no exista ningún miembro de ese grupo criminal.

“Vamos a seguir trabajando, estamos coordinando con las autoridades de la República de Venezuela quienes nos comentan que esta banda ya ha sido desarticulada en Venezuela y se está trabajando en toda Sudamérica para que no exista ningún miembro de esta organización criminal, libre”, manifestó.

Se conoce que Tren de Aragua nace en la década del 2000 en el estado Aragua, en Venezuela. Empezó como un sindicato de trabajadores ferroviarios de construcción. Comenzaron con sobornos para conseguir trabajos en el proyecto, pero rápidamente fueron escalando en sus delitos. Ese sindicato no era normal. Era un sindicato delictivo, en que utilizaban el asesinato y los golpes para controlar el sistema laboral.

La presencia de Tren de Aragua en esta región de Sudamérica se da desde 2018, cuando se asentó en el norte de Chile desde donde se dedica a la trata y tráfico de mujeres con fines de explotación sexual como su principal fuente de ingresos, incluso más que el tráfico de drogas y de armas. Posteriormente extendió sus tentáculos a territorio boliviano, según reportes policiales.