El síndrome de procusto y la idea de igualdad

Uno de los episodios más ilustrativos de la mitología griega es el de Procusto Hijo de Poseidón y Silea, quien era un posadero que habitaba en las montañas del Ática. La historia lo recuerda por la crueldad y trato despiadado que daba a los viajeros a quienes con una amabilidad aparente brindaba el siniestra lecho de hierro para que pasaran la noche. Mientras dormían procedía a atarlos y amordazarlos, para acto seguido, mutilarlos o estirarlos según aconsejara el caso, para igualarlos a la medida de la cama, que no era otra que la suya misma.

Entre la magnífica tradición de la mitología griega existen relatos que trascienden el tiempo, invitándonos a reflexionar acerca de los aspectos profundos de la personalidad humana. El relato nos transporta a los oscuros rincones de la antigua Grecia, en la que Procusto, conocido también como Damastes por tratarse de un avasallador, manipulador y controlador, aparentando hospitalidad y generosidad invitaba a los viajeros para que puedan descansar en su morada.



En su interior, se encontraba una cama forjada en hierro que se convertía en instrumento de tortura con la que el anfitrión pretendía imponer su visión de igualdad. Una vez ofrecida, si el visitante resultaba ser alto y superaba los bordes de la cama, era sometido a torturas inhumanas, siendo mutilado con hachas y cuchillos hasta que se ajustara a la medida exacta. Por el contrario, si el viajero resultaba ser de menor estatura, era estirado violentamente a martillazos. Este acto criminal, revelaba la obsesión que tenía Procusto por imponer de manera forzada la igualdad entre los hombres y su falta de capacidad para aceptar las diferencias.

Teseo, hijo del rey Egeo de Atenas, llegó de forma inesperada a la posada de Procusto, tras hablar con él, comprendió cuales eran sus intenciones. Lo desafió a que sea él quien se acostase primero en la cama de hierro. Al verse descubierto, ambos personajes libran un combate tenaz. Teseo con coraje y determinación salió vencedor y aplicó el mismo castigo que solía utilizar el malvado Procusto en contra de sus víctimas.

Ese mito surgido en la antigua Grecia en un tiempo en el que los dioses caminaban entre los mortales, es una historia que desafía a la opresión y la restricción de las libertades y  sigue siendo relevante hasta nuestros días. La historia de Procusto y Teseo se ha convertido en la metáfora perfecta para establecer la resistencia frente a la opresión de un mundo que busca uniformidad, en detrimento de la individualidad y diversidad del ser humano. Un llamado de atención para que comencemos a reflexionar acerca de la importancia de respetar la personalidad de cada individuo.

El síndrome de Procusto se presenta en distintos espacios de interrelación humana en la actualidad, haciendo referencia a las personas que se muestran intolerantes con el éxito ajeno. Quienes lo sufren, detestan a quienes destacan del resto y se encargan de menospreciar las ideas y proyectos de estos. Manifiestan su deseo de igualdad y justifican en ella el problema de todos sus males.

Los rasgos característicos del trastorno son: el exacerbado miedo a reconocer que otras personas puedan tener mayor y mejores conocimientos, detestan a quienes tienen iniciativa y son proactivos, reiteran y se enfocan en hacer trabajos en equipo para descargar cualquier problema en las espaldas de los demás, gustan hablar mucho y escuchar poco, buscan apoyos en terceros para poner frenos a los individuos que destacan y se muestran iracundos cuando alguien más tiene la razón.

Es importante establecer que el síndrome de Procusto se presenta como un problema social y cultural de bastante arraigo, limitando y restringiendo la diversidad y el respeto a la independencia y libertades humanas. Se debe recordar que cada persona es única, por lo que merece ser tratada con dignidad y respeto, para contribuir a crear entornos armoniosos donde se promueva el bienestar emocional y mental de cada individuo.

 

Por: Carlos Manuel Ledezma Valdez

DOCENTE UNIVERSITARIO & DIVULGADOR HISTÓRICO

MIEMBRO DE LA SOCIEDAD DE ESCRITORES DE BOLIVIA (SODESBO)