Los títeres y las fábulas de Zenón Quiroz

 

En un mundo donde la educación se transforma constantemente, buscamos métodos efectivos para fomentar el pensamiento crítico, reflexionar sobre los valores que guían nuestra vida, o desorientan nuestra existencia y, sobre todo, para nutrir la imaginación que nos permitirá cumplirnos a nosotros mismos en nuestro paso por la tierra.



En este sentido, las fábulas emergen como herramientas atemporales y poderosas que trascienden generaciones y culturas.

En este vasto escenario educativo boliviano, el legado del titiritero y educador Zenón Quiroz resplandece con luz propia, destacando la vitalidad y relevancia continua de estas narrativas encantadoras. Su capacidad para entrelazar la enseñanza con la narrativa lúdica y cautivadora lo convierte en aliado invaluable en la educación.

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Las fábulas de Zenón imprimen voces animales, incluyendo la del ser humano, un animal más dialogando con naturalidad, junto a otros animales que recorren el monte y experimentan aventuras que les permiten conocerse desde sus instintos y su esencia. Leer las fábulas de Zenón en estos tiempos, en que el humano olvidó que es un animal más en el ecosistema del planeta tierra, se vuelve una prioridad para bajarle el volumen al ego y escuchar otras voces.

Desde autores como La Fontaine hasta Esopo, estas historias han tejido un tapiz cultural rico y diverso que sigue resonando en la conciencia colectiva, en el oriente boliviano, en el chaco y en la gran Chiquitania de Bolivia, tenemos las fábulas de Zenón Quiroz, titiritero y escritor, educador y gestor cultural, patrimonio literario vivo.

En este contexto, la figura de Zenón Quiroz adquiere una relevancia singular. A través de su dedicación al arte del titiritero y su compromiso con este arte. Quiroz ha llevado las fábulas a nuevas alturas, convirtiéndolas en vehículos dinámicos para la educación, su obra no solo celebra la tradición, sino que también la revitaliza, adaptándola a las necesidades y sensibilidades de las audiencias contemporáneas.

Su enfoque pedagógico innovador y perspicaz infunde nuevas capas de significado a las fábulas, transformándolas en herramientas de aprendizaje desde una didáctica crítica, reflexiva, analítica, en la cual invita a profundizar la mirada de la realidad que vive el país y el mundo actualmente.

Al abordar temas universales como la amistad, la honestidad y la perseverancia, la búsqueda del conocimiento, la discriminación, etc., sus fábulas escritas y sus títeres puestos en escenario no solo instruyen, sino que también inspiran reflexión y diálogo entre diversas formas de vivir, ser y hacer.

A través de la interacción con su audiencia, Quiroz fomenta el desarrollo del pensamiento crítico y la empatía, desde temprana edad, sembrando semillas de sabiduría que germinan mucho después de que las cortinas se hayan cerrado.

En un mundo cada vez más fragmentado, la importancia de preservar formas de narración tradicionales como las fábulas y el teatro de títeres se vuelve aún más evidente.

Las fábulas y los títeres de Zenón portan sabiduría, son vehículos de expresión creativa y catalizadores de transformación social, política, educativa. En manos de visionarios como Zenón Quiroz, estas narrativas atemporales continúan iluminando el camino hacia un mundo más justo, compasivo y lleno de asombro.

Las Fábulas de Zenón son un registro literario auténtico de la biodiversidad cultural y natural que existe en los territorios del oriente boliviano, tienen gran valor para ejercitar la pedagogía de la memoria y recorrer las variantes sociolingüísticas del reino animal y vegetal de esta zona del mundo.

En cada fábula de Zenón podemos mirarnos sin tapujos, ni poses, escuchar los diversos tonos de voz, los desacuerdos, modos de hablar y ser de cada animal; ¡hay democracia en el monte!, resulta didáctica la convivencia entre tatuses, peces, tuyuyús, pavas, sapos, piyos, suchas, burros, tigres, monos.

Gracias Zenón por este llamado al origen de los que somos: el monte.