Física y Política

 

La Ley fundamental del magnetismo establece: “Los polos magnéticos opuestos se atraen, mientras que los polos magnéticos iguales se repelen”. Dicha teoría, aplicada metafóricamente en las relaciones interpersonales, como es el caso de los “hermanos masistas”, explica la parodia montada, sobre una supuesta disputa entre sus principales mandantes, como una engañifa que les permita retener el  poder que detentan desde hace dos décadas, hasta la consumación de los siglos.



En los hechos, la mencionada teoría física se hizo evidente cuando dos personajes  que eran diametralmente opuestos, como el indígena que, gracias a haber logrado el bachillerato de primaria; el dominio de la trompeta y una exitosa carrera sindical unió su destino al de un pequeño burgués y tecnócrata, que dedicó la mitad de su existencia a la función pública, a lo interno de una entidad bancaria.

El sino y la fortuna de ambos personajes, no sólo los llevó a los más altos destinos que pudiese aspirar un ser humano, como el de gobernar, por más de 18 años consecutivos, una nación dotada de una inmensa riqueza en recursos naturales y, lo mejor, con una población domesticada que cifraba sus más caras aspiraciones y esperanzas en ese connubio, astutamente autoidentificado como pachamamista y socialista, apadrinado por regímenes regionales, sin ética ni moral política alguna  que, desde México hasta la Argentina tuvieron la habilidad de instituir la más grande sociedad del crimen organizado que se tenga memoria. Países como Cuba, Nicaragua, Venezuela y la Argentina están pagando los gastos de esa farra.

Como era de esperar, ese empoderamiento irresponsable y cleptocrático, jamás registrado en la bicentenaria historia de nuestro país, generó el agotamiento de sus recursos, el déficit en su economía y una deuda externa, interna y eterna que superará la capacidad de pago de nuestros tataranietos.

Asimismo, el fenómeno que otrora generó la unión de los polos opuestos, ahora los volvió polos iguales, por lo que se repelen ante el miedo a las consecuencias de sus actos arbitrarios, ante la necesidad futura de devolver, antes que volver y, como en el cuento de la Cenicienta, al terminar la parranda, sufrir los horrores de la conversión de la carroza de oro en calabaza y de los caballos en ratas malvadas.

De nada servirá ese torcido afán de prórroga basado en un utópico sistema social, productivo y comunitario que motivó a sus magistrados de justicia a crear el instrumento que utilizan para desarticular y disociar el entramado social sobre el que descansa la democracia participativa y derechista, como ellos la llaman. Sólo ha contribuido a crear un Frankenstein institucional que, al final, dé al trasto con este show y termine con la existencia de ellos mismos. Asimismo, de nada sirve el tratar de atemorizar a un pueblo que está agotado por tanta tropelía, con los aprestos de una supuesta guerra civil, contienda que, como cita el notable periodista Andrés Gómez Vela y nos permitimos reproducir: «hermanos, tienen derecho a guerrear entre ustedes hasta extinguirse. Un sólo pedido: peleen en un lugar donde no haya gente. Por ejemplo, entre Patacamaya y Sica Sica. No nos involucren porque nosotros tenemos que trabajar”.

 Al igual que citamos,   líneas arriba, la inexpugnable Ley de los polos de Gauss, esta vez citaremos la Tercera Ley de Newton que establece: «Toda acción genera una reacción»; por cada acción en la naturaleza, hay una reacción igual y opuesta. Una inexorable muestra de la unión que debe existir entre la Física y la Política.