Precio y peso del pan de cada día

Si existe un tema de real debate es el precio y peso del pan. Está reglamentado desde siempre, el llamado «pan de batalla» tiene un determinado peso y la autoridad, con toda razón estable un precio estable, porque este producto «el pan de cada día» no puede faltar en hogar alguno, la autoridad tiene la obligación de llevar un periódico y permanente control del peso, por tanto, también del precio.

En el pasado la tarea la cumplía el Ministerio de Economía y recuerdo bien se dio el caso anecdótico de un ministro del MNR, que al comprobar que cierto panadero no cumplía con la norma, mandó a los albañiles a destruir el hornero donde el panadero rebelde horneaba el pan, al amanecer de cada jornada. El público se burló de la destrucción del horno, porque el castigo debió estar dirigido al panadero, no al horno.



Actualmente, estamos asistiendo a una subida del precio del pan, subida que molesta a los ciudadanos, a los obreros, especialmente que prevén en su presupuesto doméstico la suma mínima diaria según el número de la familia, 4, 6, 8 personas a dos raciones por día. Si las amas de casa, al realizar la compra diaria, advierten la alteración en el precio, se enervan, protestan más aún si al pesar el pan advierten que ha disminuido de precio. Entonces se comprueba una doble infracción de peso y precio.

Recordemos que todo proceso desarrollista debe cuidar y frenar la especulación, especialmente de aquellos productos de consumo masivo y que se pueden reducir a cuatro o cinco. El pan, la carne, el huevo, la verdura, el café y el azúcar.

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Cuando existían las minas privadas de propiedad de los Barones del Estaño, Hoschild, Patiño y Aramayo tenían el cuidado de no alterar el precio de estos artículos, de ahí que al producirse la Nacionalización de Minas en 1953 lo primero que estableció el Dr. VPE fue la pulpería barata, que a toda costa, contra viento y marea mantuvo vigente su medida de «la pulpería barata», el avío como llamaban los mineros y que se regulaba con la entrega de vales en número determinado mes tras mes. Mientras duró la COMIBOL que sucedió a la Nacionalización, persistió el reparto diario de alimentos básicos con los precios subvencionados por el ente. Nunca, que recordemos, el MNR se atrevió a modificar esta política, base económica fundamental en la minería nacionalizada. De ahí que ahora mismo, las Alcaldías deberán extremar sus esfuerzos en cuanto al peso y precio del pan de cada día, sin alterar lo primero ni lo segundo.