Bill Gates pronostica el declive de la IA actual y se prepara para su futuro: una IA «metacognitiva»

A pesar de no estar ya al frente de Microsoft, Bill Gates sigue al pie del cañón en la industria con sus reflexiones sobre la innovación y tecnología actual. Y es que desde que la inteligencia artificial generativa ha ocupado las primeras posiciones en las conversaciones de hoy día, el filántropo no ha dudado en expresar su opinión y abrir un importante debate sobre este tipo de tecnologías a lo largo de los últimos años.



Para Gates, la inteligencia artificial es un “punto de inflexión”. Hace un tiempo comparaba esta tecnología con el nacimiento de Internet o la evolución de los ordenadores personales. Sin embargo, en uno de los últimos episodios del podcast ‘Next Big Idea Club’, afirma qué es lo que le falta la IA para ser verdaderamente revolucionaria: metacognición.

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La verdadera evolución de la IA: la metacognición

Gates afirmaba en el programa estar realmente impresionado con la rápida evolución que ha adquirido este campo de la tecnología. Además de reconocer su potencial en numerosos ámbitos, el magnate aseguraba que los modelos de ChatGPT o Llama, entre otros, carecían de sofisticación por el hecho de que se tratan de modelos no deterministas.

Esto quiere decir que dichos modelos no van a hacer nada inesperado sobre lo que no se les haya enseñado o entrenado previamente. De ahí su referencia a los loros estocásticos, pues repiten con cierta coherencia lo que se les ha enseñado con los millones de parámetros aportados.

Debido a ello, Gates apunta a la metacognición como el futuro de la inteligencia artificial. El filántropo y millonario reconoce que los modelos actuales carecen de dimensiones completas de pensamiento que los humanos damos por sentado. Por ello mismo, apunta a que la metacognición, es decir, la capacidad de un sistema para que sea consciente de su propio pensamiento, es la nueva frontera de la IA.

Esta consciencia es precisamente lo que permite a los humanos adquirir conocimientos y aplicarlos de distintas maneras para llegar a diferentes resultados, en vez de llegar siempre a la misma conclusión “aprendida”.

Para Gates, una de las metas de la IA es aprender a aplicar lo aprendido y no imitar el conocimiento. Con este “Santo Grial”, la IA sería mucho más que un simple asistente y nos ayudaría a mejorar nuestras capacidades para convertirnos en “superhumanos”.

Según afirma Gates, el funcionamiento de los modelos de IA actuales “se genera a  través de la computación constante de cada token y secuencia, y es alucinante que eso funcione”. No obstante, Gates opina que la actual estrategia cognitiva de los modelos de lenguaje debería “pensar en los problemas en un sentido amplio”.

«[Los LLM actuales] No dan un paso atrás como un humano y piensa: ‘Está bien, voy a escribir este artículo y esto es lo que quiero cubrir; bien, pondré algo de texto aquí, y esto es lo que quiero hacer para el resumen'», contaba Bill Gates en el podcast.

Gates asegura que los modelos actuales todavía van a evolucionar un par de generaciones más, mostrando una mejora exponencial de sus respuestas. Sin embargo, insiste en que no harán más que mejorar su capacidad de aprendizaje sobredimensionando sus datos de entrenamiento y su potencia computacional. Afirma que los modelos actuales no abordarán su principal inconveniente: “fiabilidad y precisión”.

El filántropo admite que la IA “metacognitiva” debería tener la capacidad de decir “Bien, ¿qué importancia tiene esto? ¿Cómo podría comprobar mi respuesta y qué herramientas externas me ayudarían?”, aseguraba Gates en su intervención. “Esa es la gran frontera para la Inteligencia Artificial General”.

Para Gates, la inteligencia artificial debería ser capaz de desengranar un problema de cierta complejidad y así ver todas sus variables para después recomponerlo y ofrecer una resolución creativa en base a una serie de certezas que nadie le ha enseñado y no en alucinaciones, un planteamiento similar al pensamiento de los primeros principios de Aristóteles que comparten otros magnates como Elon Musk o Jeff Bezos.

Imagen de portada | EFE

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