Refugiados en Bolivia: Más de 1.300 personas hicieron del país su nuevo hogar

Según ACNUR hasta 2022 había 1.131 refugiados en el país.

En La Paz se realizan ferias para visibilizar los emprendimientos de los refugiados. IMAGEN: FUNDACIÓN SCALABRINI

 



Fuente: La Razón

Con 20 años de edad, Jorge tuvo que “huir” de su natal Colombia luego de recibir amenazas de muerte de parte de la guerrilla. Su hermano había sido asesinado y él sufrió dos atentados. Su vida corría peligro y no le quedó otra opción de dejar su país.

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Llegó a Bolivia y no solo encontró seguridad y tranquilidad, sino una nueva familia, que lo acogió y le dio la garantía de vivir en paz y lejos de la violencia. Luego de más de 15 años en Bolivia, logró terminar sus estudios universitarios y hoy es un profesional reconocido y con el “corazón boliviano”.

“Una persona que conocí me acogió en su casa y soy uno más de su familia; soy colombiano, pero de corazón boliviano. Somos refugiados que vivimos algo adverso en nuestro país, somos refugiados y no somos delincuentes”, relató mediante un video.

La historia de Jorge es similar a la de unos 1.131 refugiados que acoge Bolivia, según cifras de la Hoja Informativa Estadística Bolivia (junio 2023) de la Oficina Regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Una persona es refugiada cuando en su país ve amenazada su vida por motivos religiosos, políticos, étnicos, sociales o de nacionalidad. Los refugiados gozan de protección internacional y no deben ser deportados ni devueltos a donde peligra su vida.

Parte de la población mundial se ve obligada constantemente a marcharse del lugar donde creció. Quizá solo se muden al pueblo o a la ciudad más próximos. Algunas deben marcharse por poco tiempo o para siempre.

Otras dejan su hogar para encontrar trabajo o estudiar. Muchas se ven obligadas a huir de la persecución o de violaciones de derechos humanos. Son millones las que huyen de conflictos armados, otras crisis o de la violencia.

Con la esperanza de un futuro mejor inician una odisea, pues corren el peligro de ser víctimas de trata y tráfico y explotación. Otras son detenidas y, al final, adaptarse a una nueva vida no es fácil y a veces sufren de racismo, xenofobia y discriminación.

Colombianos, peruanos, cubanos, iraquíes, rusos y hasta ucranianos viven en Bolivia con el estatus de refugiado, que les da derechos y la garantía de una vida lejos de la violencia, la discriminación y la vulneración de sus derechos humanos.

En 2022, Oksana y Mykhailo Karpenko ingresaron al país desde Ucrania en calidad de refugiados, luego de huir del conflicto bélico entre su país y Rusia.

Otro ejemplo es Raúl, de origen peruano, quien cuenta que su vida también estaba amenazada en su país debido a su lucha contra los gobiernos “abusivos”. Hoy en día es un destacado docente universitario en La Paz y afirma que “no cambia este país por ningún otro de Europa” porque aquí se siente como en casa.

Según cifras de la ACNUR, 120 millones de personas en el mundo se encuentran desplazadas de sus hogares al haberse visto forzadas a huir. La cifra aumenta.

En Bolivia, la Comisión Nacional del Refugiados (Conare) es la entidad encargada de dar protección a personas refugiadas y solicitantes de esa condición. Su labor se enmarca en las normas contenidas en la Constitución Política del Estado, la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, y otros instrumentos internacionales sobre derechos humanos ratificados por el país.

“Para el cumplimiento de esta alta responsabilidad, el Estado legalizó las atribuciones y competencias de la Conare mediante Ley 251, de Protección de Personas Refugiadas, de 20 de junio de 2012”, explicaron a La Razón.

La Conare está encargada de coadyuvar en la protección y búsqueda de soluciones duraderas para personas en condición de refugiados en el Estado.

La Comisión está conformada por representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Gobierno y Ministerio de Justicia; la ACNUR tiene participación con carácter consultivo.

Según las cifras de ACNUR, hasta 2022 en Bolivia se había registrado 1.131 personas refugiadas, la mayoría proveniente de Perú y Colombia. (Ver infografía)

La Conare se excusó con este medio de proporcionar las cifras actuales de refugiados en Bolivia.

Obtener el refugio requiere de un trámite que no es complicado y el Estado intenta facilitar la labor para esas personas que están llegando a un país diferente luego de dejar atrás a su familia, a sus amigos y su hogar.

“Las personas que solicitan la condición de refugiado deberán estar en territorio boliviano y presentar su solicitud ante la Secretaría Técnica de la Conare (La Paz). La solicitud deber contener información personal del solicitante y ser presentada de forma escrita, dentro de los 90 días calendario, partir de su ingreso al territorio nacional”, explicó Conare.

El solicitante de refugio deberá presentar documento de identificación personal o de viaje. Una vez otorgada la condición de refugiado, el Estado le otorga permanencia indefinida, pudiendo ejercer todos los derechos.

Cuando el refugio es denegado, el Estado les otorga 30 días para abandonar el país o regularizar su situación ante Migración.

La condición de refugio le otorga a una persona el goce de todos los derechos y libertades que establecen las normas.

El Estado garantiza, además, que los refugiados tengan acceso a los tres niveles del Sistema Único de Salud (SUS) y sus hijos en edad escolar gozan de acceso al sistema público de educación.

La entidad no trabaja sola en esta labor de apoyo a los refugiados en Bolivia. Existen fundaciones y organizaciones privadas que cooperan con los extranjeros.

Es el caso de la Fundación Scalabrini Bolivia, que cuenta con una red de casas de acogida para albergar a los refugiados y migrantes en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y Guayaramerín (Beni).

Elizabeth Paucara, coordinadora del área social de la Fundación Scalabrini Bolivia, explicó a La Razón que la entidad se encarga de acompañar y responder necesidades de migrantes, refugiados y víctimas de trata y tráfico.

Trabajan con Caritas Bolivia, Munasim Kullakita y Visión Mundial, entre otras instituciones.

“Se realiza una evaluación socioeconómica para una posible ayuda multipropósito mientras identifican el lugar dónde vivir”.

Si el solicitante ya tiene su estatus de refugiado, la Fundación les brinda un capital semilla para un microemprendimiento.

Paucara coincide en que la mayor población de refugiados en Bolivia es peruana y colombiana.

Nancy llegó de Perú hace más de 20 años, escapó de una situación de violencia. Hoy es chef en un restaurante peruano. “Ésta ahora es nuestra patria”, afirma orgullosa de su oficio.

En el mundo hay 43,4 millones de refugiados

Según cifras de ACNUR, cada minuto, al menos 20 personas tienen que dejarlo todo atrás para escapar de conflictos. La organización internacional también señala que aproximadamente el 40% de los desplazados son menores.

Al menos 117,3 millones de personas en el mundo han sido forzadas a abandonar su hogar. De esa cifra, cerca de 43,4 millones son refugiadas y cerca del 40% tiene menos de 18 años.

Haciendo una comparación con los datos de hace una década, el número de personas refugiadas que hay en el mundo se ha triplicado. La mayor proporción proviene de Siria y Afganistán: son 6,4 millones de personas de cada país, es decir, el equivalente a un tercio de todas las personas refugiadas que hay en el mundo bajo el mandato de ACNUR.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados, a mediados de 2023, los cinco principales países de origen de refugiados y que necesitan protección internacional son Siria, Afganistán, Ucrania, Venezuela y Sudán del Sur.

De los más de 100 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo, 23 millones se encuentran en América.

En Venezuela, más de siete millones han abandonado el país tras el colapso de la economía.

En Colombia persiste el conflicto armado y provoca un desplazamiento interno que afecta a más de 6,9 millones de personas.

También hay problemas en Ecuador. En ese país, por la inseguridad y el crimen organizado, muchas personas han tenido que desplazarse al interior de su país o han cruzado una frontera internacional en busca de protección y seguridad.

ACNUR estima que el desplazamiento forzado ha seguido aumentando en los primeros cuatro meses de 2024. A nivel global, 1 de cada 69 personas —o sea, el 1,5% de la población mundial— se encuentra ahora en situación de desplazamiento forzado.

Muchos refugiados son niños.
Muchos refugiados son niños.

 

Bolivia es un país de tránsito más que de destino

Lejos de casa y muchos con familias que mantener, los refugiados apuntan a emprender en negocios o en alguna actividad que les reporte ingresos.

La mayoría opta por negocios propios, como la venta de comida de sus países de origen o actividades como la peluquería o confección de ropa.

Según Elizabeth Paucara, coordinadora del área social de la Fundación Scalabrini Bolivia, la principal dificultad que ven los refugiados es el valor de la moneda, por lo que muchos prefieren irse a Chile, porque ven que allá tiene mayor valor y pueden generar más recursos. “Pocos se quedan en Bolivia; hace unos tres años que el país es más de tránsito que de destino”.

ACNUR estima que durante el primer semestre de 2023 más de 28.800 personas migrantes transitaron por Bolivia con destino a Chile y Perú.

La Fundación Scalabrini es una institución sin fines de lucro de los Misioneros de San Carlos Borromeo, Scalabrinianos.

Cuenta con una red de casas de acogida en el eje troncal, además de Tarija y Guayaramerín, en Beni. En el caso de La Paz tiene dos casas, una en la zona Ciudadela Ferroviaria y otra en Chasquipampa.

Para visibilizar sus emprendimientos, la fundación realiza cada año dos o tres ferias. Además, organiza actividades socioculturales y deportivas de integración entre la comunidad.

Actualmente acompañan a refugiados de Colombia, Costa de Marfil, Perú y Nigeria.

“En las dos casas de acogida de La Paz hay espacios educativos para los niños donde comparten bolivianos y los hijos de los refugiados y migrantes”. Destaca que muchos refugiados se adaptaron fácilmente a la vida en Bolivia y gracias a convenios del Estado, pudieron terminar sus estudios. Hoy, muchos son reconocidos profesionales.

“Los refugiados se integran rápido a la sociedad, muchos están posesionados laboralmente. Los que vienen de África o Irak están en Santa Cruz y son menos estáticos”.

Los misioneros están en Bolivia desde 1999 y trabajan a nivel mundial desde 1987 en más de 37 países. 

Fuente: La Razón