Santa Cruz: Un policía jubilado acepta condena de 25 años de cárcel por violar a sus tres hijas

La Defensoría de la Niñez y Adolescencia se hizo cargo del cuidado y la supervisión permanente de las niñas de 13, 7 y 5 años

Fuente: eldeber.com.bo

En una audiencia de procedimiento abreviado, que se desarrolló esta tarde, un policía jubilado aceptó su culpa y una condena de 25 años de cárcel por violar a sus tres hijas menores de edad.



El hombre fue aprehendido por la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv) y el fiscal Luis Alberto Hurtado, lo imputó por el delito de violación agravada, luego de descubrirse que ultrajaba sexualmente a sus hijas de 13, 7 y 5 años.

Las investigaciones establecieron que los hechos se venían cometiendo desde hace más de un año, luego de que su esposa viajó a Chile en busca de mejores días.

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Cuando la madre viajó al país vecino dejó a sus hijas al cuidado de su padre, quien recientemente se había jubilado de la Policía.

La niña de 13 años decidió romper el silencio y contar todo a su tía, quien sentó la denuncia en la Felcv y se iniciaron las investigaciones.

El fiscal Luis Alfredo Hurtado imputó al funcionario policial por delito de violación agravada y pidió su detención en la cárcel de Palmasola, por considerar que las pruebas acumuladas en su contra eran fehacientes.

Esta tarde, el policía jubilado fue presentado ante el juez cautelar Róger Salvatierra. Sin embargo, en plena audiencia el funcionario policial decidió someterse a un procedimiento abreviado y firmar un acuerdo con el fiscal para recibir una condena de 25 años de cárcel.

De esa forma el juez Róger Salvatierra aplicó la sentencia. Le dio la palabra al imputado para que haga uso de su derecho a la defensa material. pero decidió guardar silencio. La misma actitud la asumió cuando fue requerido por el fiscal para prestar su declaración, pues se abstuvo a declarar.

El hecho causó asombro en las autoridades por considerar que un policía que tiene el deber como servidor público de velar por la integridad de las personas y más aún con el de sus hijas, se convirtió en el verdugo, aprovechando que se encontraban solas a su cargo porque la madre estaba ausente.

La Defensoría de la Niñez y Adolescencia se hizo cargo del cuidado y la supervisión permanente de las niñas de 13, 7 y 5 años.