Subvención, la droga oculta

La palabra subvención genera opiniones encontradas, muy especial bajo la coyuntura actual de la economía boliviana reflejada, por el momento, en la escasez de circulación del dólar americano, así como la escasez del diésel.

Si bien desde su definición etimológica no augura un resultado positivo, subventio: «acción y efecto de llegar por debajo, ayuda económica para realizar una obra«. En la presente se expondrá que esta medida mal aplicada y en tiempos no prudenciales puede ser tan nociva y dañina como un cáncer que avanza silenciosamente, y que en la situación del ser vivo llamado Estado Plurinacional de Bolivia, ya está haciendo metástasis.



¿Qué tan razonable puede ser la subvención? Un ejemplo positivo es post guerra, gracias a los dioses Bolivia tuvo su último conflicto bélico sellado con la firma del Tratado de Paz, Amistad y Límites con Paraguay (Guerra del Chaco) del 21 de julio de 1938 data hace aproximadamente 86 años atrás. En ese escenario se tendrá como objetivo central el de garantizar los alimentos para todos. El camino a seguir es bajar los precios para los agricultores y la consecuencia será aumentar la capacidad económica productiva de un país con productos en exceso ejemplo: trigo, maíz, leche, carnes. Llegada a satisfacer esta fase crítica de satisfacer las necesidades básicas de una población, la subvención debe cambiar en una optimización de la producción muy relacionada con la calidad y desde la segunda mitad del siglo pasado que incluya factores de cuidado del medio ambiente.

La subvención mal planificada es dinero que un Estado pulveriza sin pausa que para unos causara un bienestar y para otros un malestar. Es un error común pensar que el uso de subsidios podría mejorar la competitividad de entidades económicas (empresa específica o rubro) que están en dificultades económicas, que mediante esta «ayuda por debajo» puedan fortalecerse para el mercado de hoy y en especial las empresas relacionadas a alta tecnología para los mercados del futuro. Pero sucede todo lo contrario reduciendo las ganas de trabajar en su predisposición, así como sus capacidades para producir.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Se podría comparar a la subvención como una droga que estimula y da la sensación de felicidad a corto plazo, que pronto se convierte en hábito y trae consigo una dependencia psicológica y física. Aquellas industrias o sectores beneficiados reducen todos sus esfuerzos a simplemente conseguir la «merca» para tener ese golpe de felicidad mientras la carga recae sobre la sociedad. Muy seguro una desintoxicación será más difícil mientras más largo el tiempo que esta medida haya sido implementada, así como liberar al subvencionado de la idea que el dinero estará siempre ahí por sentado.

Pasemos a dar un par de ejemplos claros de lo destructiva que es una subvención cuando aquel que da y aquel que recibe no se fijan parámetros de logros a conseguir.

Caso Industria del Cemento

El proceso de transformación de la piedra caliza (CaCO3) en Cemento requiere de un alto consumo energético en forma de calor para obtener el Clinker. Este calor es suministrado por ejemplo mediante el uso de combustibles fósiles no renovables. En el caso de Bolivia, mediante el uso de Gas Natural a un precio extremadamente bajo 2,73 Bs/MPC. En la Figura 1 se presenta la distribución de Plantas de Cemento en Bolivia.

Figura 1 Industria del Cemento en Bolivia

ECEBOL una empresa estatal de este rubro cuenta con dos plantas una en Oruro y otra en Potosí. En una relación cruda, para una capacidad instalada de producción teniendo como ejemplo a FANCESA en el Municipio de Sucre (aprox. 360 000 habitantes) el consumo de un mes de Gas Natural de la planta equivale a 5 meses de consumo del Municipio de Sucre. Ya a finales de los 80s del siglo pasado, a nivel internacional, se empezó con la implementación del uso de combustibles alternativos que puedan ser usados en la industria del cemento con la idea de tener un uso racional de los recursos naturales no renovables y tener una nueva fuente de calor. El uso de combustibles alternos encontrados en un nuevo recurso natural renovable que se llama «Basura» o técnicamente Residuos Sólidos es una forma en la cual una cementera no solo baja sus costos sino también de forma directa trabaja con su municipio, liberando y aprovechando tecnológicamente sus Residuos Sólidos. En Bolivia como una fecha límite para poner en práctica esta tecnología debió haber sido el 2010. Toda nueva planta en Bolivia implementada posterior a ese año cae dentro de esa «ayuda por debajo». Hace más de una década, cuando hacía las consultas a expertos en Alemania sobre la utilización de esta tecnología, de forma racional y con los números fríos mencionaban que toda motivación por la innovación tecnológica estaría condenada a fracasar con un precio casi ridículo del gas natural subvencionado para la industria del cemento en Bolivia comparado no solo a nivel Sudamérica. Es importante tener en cuenta que por cada tonelada de cemento producida se tiene casi una tonelada de CO2 que poder ser negociado en los mercados internacionales de carbono (con precios atractivos de hasta 76,79€ en mayo de 2024) y presentarnos al mundo como un país que busca su industrialización de forma inteligente. Pero esta tragedia no solo queda ahí, sino que el mercado de Bolivia conoce solo dos tipos de cemento IP30 e IP40, esta industria no sacó al mercado nuevos productos que permitan el ahorro energético en la construcción, ejemplo claro el de alargar las vacaciones invernales ya que las unidades educativas son en esencia: cemento, ladrillo hueco y porcelanato o tener la triste imagen de la otrora ciudad blanca de América convertida en una ciudad color ladrillo (Ver Figura 2). Lejos estamos de decir que esta industria tenga y haya hecho un aporte a la sociedad mediante centros propios de investigación y desarrollo. Para colmo de males el Estado incursiona en el rubro cementero con ECEBOL con dos plantas en Oruro y Potosí cuando dentro de poco dejaremos de ser exportadores de gas y pasaremos a ser importadores.

Figura 2 Municipio de Sucre Distritos Urbanos actual

Caso diésel: Para aquellos que una parte de nuestra formación son las áreas técnicas, tenemos en memoria estudios en termodinámica y vimos de forma más amplia a la Gasolina y al diésel en moteres de combustión interna. En un resumen escueto, el rendimiento térmico actual de un motor a gasolina esta por 37% el de un motor diésel bordea los 43%. El récord mundial de un motor diésel esta por los 53%. Si se realiza el balance más minucioso mediante un análisis Well-to-Wheel de ambos combustibles tendremos:

Motor a Gasolina:

80 por ciento de la energía inicialmente empleada en un Motor a gasolina van en generación, transporte y combustión en el Motor.

20 por ciento de la energía utilizada accionan efectivamente las ruedas de un Motor a gasolina.

Motor a Diesel:

55 por ciento de la energía inicialmente empleada se pierde en el Motor

45 por ciento de la energía utilizada accionan efectivamente las ruedas del motor

Esto es un 2:0 para el diésel. La respuesta es clara si uno estuviera en la situación de comprar un vehículo nuevo y tiene esas posibilidades: ¿Cuál escogería? Con la calidad actual del diésel que importa Bolivia muy seguro estamos muy lejos de alcanzar esos valores aun así fueran en laboratorio. Un ejemplo claro lo tenemos en aquellas visitas extranjeras, que decidieron recorrer la basta riqueza en biodiversidad que tienen Bolivia en sus propios vehículos en sus casas rodantes traídos desde sus países de origen. Estos vehículos tienen problemas masivos con la calidad del diésel de uso en Bolivia que afecta al rendimiento de sus máquinas y el primer problema serio se presenta en los Filtros de Partículas. Sin mencionar que de forma discriminatoria esas visitas deben pagar el precio real del combustible 8,88 Bs/litro y a partir del 2024 se reduce su permanencia en territorio nacional de 6 meses a tan solo 3 meses, no recuerdo en mi paso por Alemania o USA que en una estación de servicio me hayan reducido el precio del combustible por ser tercer mundista o al banquero inglés en su Mercedes Benz clase G hubiera tenido que pagar un precio superior por ser rico.

Bien, el serio problema que presenta Bolivia con el diésel que importa es que, al ser tan barato, pero de mala calidad, frena toda posible aspiración de la población en contar con sistemas modernos de transporte masivo en sus ciudades capitales. Sistemas que sean amigables en especial en el transporte de niños, mujer gestante y adulto mayor. Sin mencionar que puedan dar la posibilidad de integrar a la población en un espacio reducido uniendo ciudad y campo, vale decir que por la misma distribución interna de los asientos ejemplo la mujer tanto de la ciudad y del campo puedan interactuar o cuando delincuentes ingresen a este tipo de unidades rápidamente puedan ser identificados y evitar males mayores. Otro aspecto negativo es crear una sobre oferta de unidades, el caso específico del Municipio de Sucre 2000 Unidades (1500 Sindicato de Transporte San Cristóbal y 500 Unidades Sindicato de Transporte Sucre) cuando solo se requiere de forma óptima 1200 Unidades. Con esta cantidad optima en servicio se evitarían embotellamientos innecesarios donde pareciera que para los conductores de estas unidades el tiempo fuera relativo.

Cabe recalcar que estas unidades tienen emanaciones toxicas (Ver Figura 3), las mismas que desde el 2012 son catalogadas por la Organización Mundial de la Salud como cancerígenas. Bajo este escenario el estado no solo permite este infierno, sino que legalmente enferma a la población a la cual debería de proteger. Se debe planificar la importación de diésel de mejor calidad.

Figura 3 Unidad de Transporte Publico Municipio de Sucre

Caso Agroindustria

 

Muy seguro Bolivia está en una zona critica de poder auto sustentarse o caer en una dependencia de alimentos. Por esta razón esta industria por el lapso de unos 5 años muy seguro deberá contar con una subvención de los combustibles. Pero en contraparte el estado deberá definir líneas bien claras quienes pueden gozar de este beneficio, que obligaciones deben cumplir y como pueden generar su propia energía. Un escenario plausible seria presentar cuantas hectáreas de tierras destinaran a que producción y al final de la cosecha tras una evaluación de cumplimiento de metas recibir en efectivo la devolución del monto subvencionado en combustible y subvenciones anexas a la producción agrícola. Esto es posible técnicamente mediante imágenes satelitales que maneja el INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria). Otra medida el diésel destinado a la Agroindustria tendría que tener una coloración diferente y generar medios de control para evitar que ese diésel sea usado para otros fines. La cooperación europea en la década de los 90s del siglo pasado contaba con una estación de imágenes satelitales en la Facultad de Tecnología de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de Chuquisaca que permitía poder orientar la producción en función a las características de la tierra. Ejemplo un agricultor que erróneamente producía tomates en una tierra que es más apta para producción de zanahorias podía ser asesorado correctamente y por ende garantizar sus ingresos.

Volviendo a la subvención, mal empleada esta mantendrá en vida de forma artificial a empresas o rubros que de otra forma hubiera perecido en un mercado altamente competitivo, la subvención no permite el cambio estructural de una sociedad, la subvención es un veneno para la economía de mercado. Recordando la frase emblemática del gran estadista Víctor Paz Estensoro «Bolivia se nos muere» (29.09.1985), muy seguro la subvención debe ser levantada si queremos una Bolivia dinámica, competitiva y altamente tecnologizada. En algunas empresas y/o rubros las medidas a tomar deben ser de forma pronta y drástica más que en otros donde puede utilizarse el método de la podadora con eliminación porcentuales en un rango de tiempo determinado. Se podría empezar a muy corto plazo (finales del 2024) con las cementeras y que estas implementen el co-proceso de los residuos sólidos como fuente de energía principal. Otras empresas como el transporte liviano en un tiempo prudencial no mayor a dos años con la actualización en un 80% de sus unidades. El dinero ahorrado debe ser invertido de forma prioritaria en educación de nuestros “peques” (ciclos inicial y primaria) y salud que deben ser los pilares fundamentales para garantizar una sociedad culta y libre.

Como puede apreciar el lector la solución a estos y muchos otros problemas está en la utilización de tecnología y una industrialización pensada con las neuronas y no con las hormonas. En palabras simples es una solución técnica estructural y con el uso de alta matemática que nada tiene que ver con un referéndum.

De existir un deseo profundo de la actual administración del Estado Boliviano en tener un referéndum se podría plantear al soberano consultas como:

  • ¿Debemos seguir con el modelo económico social actual o cambiamos a un modelo económico social europeo? El ejemplo más emblemático el empleado en la República Federal de Alemania.
  • ¿Está de acuerdo el soberano de seguir insistiendo en llevar a Bolivia a una Cuba o peor aún a un estado policiaco con la implementación de sistema de créditos sociales como en el de la República Popular de China?
  • ¿Está de acuerdo el soberano de ampliar los años de importación de vehículos o seguimos importando basura nueva China (terminado usado en Europa para calificar los productos de la industria China)?

Aún esta la actual administración de Estado Plurinacional de Bolivia de hacer cambios trascendentales que calen en la cultura del soberano y direccionen a Bolivia como el centro integrador de Sudamérica o caso contrario este Titanic ya empezó a hundirse.