En una reciente conversación sobre el Modelo de Desarrollo Cruceño que sostuve con Gary Rodríguez, economista y gerente general del IBCE, este compartió que Santa Cruz ha alcanzado un nuevo récord, el PIB departamental ha superado los USD 14.000 millones, lo que representa el 31.5% del producto nacional. Esta es nueva muestra del potencial productivo y exportador del departamento. Si se brindan las condiciones adecuadas de respeto a la propiedad privada, libertad de exportación y seguridad energética, Santa Cruz podría multiplicar su producción y, consecuentemente, generar nuevas empleos y divisas.
Para superar la crisis, el Estado debe tomar medidas orientadas a equilibrar las cuentas fiscales con un ajuste en el gasto público, de tal forma que no sigamos profundizando el endeudamiento del Tesoro General de la Nación con el Banco Central de Bolivia y la Gestora de Pensiones. Al mismo tiempo, se deben tomar medidas para atacar el problema de la balanza de pagos, área en la cual es imprescindible brindar las condiciones necesarias al sector privado para que pueda atraer nuevas inversiones y desarrollar exportaciones.
Nótese que, en este campo, lo que se necesitan son cambios en las políticas económicas y en la normativa que afecta a las actividades empresariales. No se necesitan grandes inversiones públicas. Se requiere decisiones para cambiar el marco institucional y normativo que rigen estas actividades y que en muchos casos se han convertido en barreras para mayores niveles de inversión y de producción. En realidad, son medidas de orden administrativo las que se deben tomar, pues las mismas responden a la ideología predominante entre el 2006 y el 2019, y no a las necesidades de las potencialidades productivas de las distintas realidades regionales que conforman Bolivia.
Para superar la crisis, el Estado debe buscar cuáles son aquellos sectores con capacidad de reacción inmediata para crecer, con normativas y políticas adecuadas. Los dos grandes sectores tradicionales son fundamentales y deben generarse reformas que permitan nuevas inversiones orientadas a la exploración de nuevas reservas, momento a partir del cual se necesitarán alrededor de una década para que los nuevos proyectos comenzarán a generar ingresos. Por lo tanto, hay que trabajar en ellos, pero no serán una respuesta de corto plazo.
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En concreto, con capacidad de reacción inmediata queda el sector de la agroindustria alimentaria. Otros como el turismo y la exportación de servicios también pueden tener un rápido crecimiento si se levantan algunos obstáculos normativos que limitan su competitividad. En el campo del sector agropecuario exportador, actualmente concentrado en Santa Cruz, los representantes sectoriales ya han indicado hasta la saciedad lo que necesitan, seguridad jurídica para el derecho propietario, acceso a la biotecnología, y libertad para exportar, entre las medidas más importantes.
En la misma conversación que sostuvimos con Gary Rodríguez, él también destacaba al gran crecimiento que puede tener el departamento del Beni, cuyo potencial productivo puede sobrepasar al de Santa Cruz, según la proyección del gerente general del IBCE. En el Beni se puede generar un círculo virtuoso que combine el desarrollo agrícola, pecuario y forestal sostenible que desarrolle su territorio y genere oportunidades de bienestar y prosperidad para todos sus habitantes. Hay que destacar que Santa Cruz y Beni representan más de la mitad del territorio nacional que pueden y deben seguir una ruta de desarrollo sustentable.
Todos estos proyectos de desarrollo se pueden ejecutar respetando el equilibrio con el medio ambiente si retomamos los principios del desarrollo sostenible. Para ello no hay mejor garantía que firmes derechos de propiedad que hagan que la gente cuide la tierra que posee porque la va a trabajar en el largo plazo y seguramente por varias generaciones. El modelo de desarrollo cruceño está basado en la producción y no en los incendios. Es lógico que quienes han recibido tierras gratuitas del Estado o las han avasallado con la mirada cómplice de las autoridades que buscan cambiar las mayorías poblacionales, se dediquen a quemar bosques porque son especuladores de tierras que buscan consolidarlas a su favor lo más pronto posible y venderla rápidamente.
La crisis puede ser una gran oportunidad para reformas importantes y urgentes que nos reconduzcan en el camino hacia el desarrollo.