The New York Times revisó las actas de 10 reuniones entre los principales jefe del grupo terrorista; los registros muestran que la organización evitó varias escaladas desde 2021 para dar a entender falsamente que había sido disuadido, mientras buscaba el apoyo de Teherán para un gran ataque.
Durante más de dos años, Yahya Sinwar se reunió con sus principales comandantes de Hamas y planeó lo que esperaban que fuera el ataque más devastador y desestabilizador contra Israel en las cuatro décadas de historia del grupo militante.
Las actas de las reuniones secretas de Hamas, incautadas por el ejército israelí y obtenidas por The New York Times, proporcionan un registro detallado de la planificación del ataque terrorista del 7 de octubre, así como la determinación de Sinwar de persuadir a los aliados de Hamas, Irán y Hezbollah, para que se unieran al asalto o, al menos, se comprometieran a una lucha más amplia con Israel si Hamas organizaba una incursión transfronteriza por sorpresa.
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Los documentos, que representan un gran avance en la comprensión de Hamas, también muestran amplios esfuerzos para engañar a Israel sobre sus intenciones mientras el grupo sentaba las bases para un asalto audaz y una conflagración regional que Sinwar esperaba que causara el “colapso” de Israel.
Los documentos consisten en actas de 10 reuniones secretas de planificación de un pequeño grupo de dirigentes políticos y militares de Hamas en el periodo previo al ataque, el 7 de octubre de 2023. Las actas incluyen 30 páginas de detalles hasta ahora no revelados sobre el funcionamiento de la cúpula de Hamas y los preparativos de su atentado.
Los documentos, verificados por The Times, exponen las principales estrategias y valoraciones del grupo dirigente:
-Hamás planeó inicialmente llevar a cabo el atentado, al que dio el nombre en clave de “el gran proyecto”, en otoño de 2022. Pero el grupo retrasó la ejecución del plan mientras trataba de persuadir a Irán y Hezbollah para que participaran.
-Mientras preparaban los argumentos dirigidos a Hezbollah, los dirigentes de Hamas dijeron que la “situación interna” de Israel -en aparente referencia a la agitación por los polémicos planes del primer ministro Benjamin Netanyahu de revisar el poder judicial- era una de las razones por las que se veían “obligados a avanzar hacia una batalla estratégica”.
-En julio de 2023, Hamas envió a un alto cargo a Líbano, donde se reunió con un alto comandante iraní y le pidió ayuda para atacar lugares sensibles al comienzo del asalto.
-El alto mando iraní dijo a Hamas que Irán y Hezbollah le apoyaban en principio, pero que necesitaban más tiempo para prepararse; las actas no dicen con qué detalle presentó Hamas un plan a sus aliados.
-Los documentos también dicen que Hamas planeaba discutir el ataque con más detalle en una reunión posterior con Hassan Nasrallah, jefe de Hezbollah en ese momento, pero no aclaran si la discusión tuvo lugar.
-Hamas tenía la seguridad de contar con el apoyo general de sus aliados, pero llegó a la conclusión de que podría ser necesario seguir adelante sin su plena participación, en parte para impedir que Israel desplegara un nuevo sistema avanzado de defensa antiaérea antes de que se produjera el asalto.
-En la decisión de atacar también influyeron el deseo de Hamas de perturbar los esfuerzos por normalizar las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, el afianzamiento de la ocupación israelí de Cisjordania y los esfuerzos israelíes por ejercer un mayor control sobre el recinto de la mezquita de Aqsa en Jerusalén, sagrado tanto en el islam como en el judaísmo y conocido por los judíos como el Monte del Templo.
–Hamas evitó deliberadamente enfrentamientos importantes con Israel durante dos años a partir de 2021, con el fin de maximizar la sorpresa del atentado del 7 de octubre. En opinión de los dirigentes, “deben mantener al enemigo convencido de que Hamas en Gaza quiere la calma”.
-Los dirigentes de Hamas en Gaza dijeron que habían informado a Ismail Haniyeh, líder político de Hamas en Qatar, sobre “el gran proyecto”. No se sabía si Haniyeh, asesinado por Israel en julio, había sido informado del atentado antes de que se produjera.
Preludio a la guerra
Los documentos proporcionan un mayor contexto a uno de los momentos más cruciales de la historia moderna de Oriente Próximo, mostrando que fue tanto la culminación de un plan de años de duración, como un movimiento en parte moldeado por acontecimientos específicos después de que Netanyahu volviera al poder en Israel a finales de 2022.
El ataque contra Israel mató a unas 1.200 personas e hizo que Israel bombardeara e invadiera Gaza, matando a decenas de miles de civiles y militantes palestinos. En última instancia, se convirtió en una guerra más amplia entre Israel y los aliados regionales de Hamas, que condujo al asesinato por parte de Israel de altos dirigentes iraníes y de Hezbollah y a su invasión de Líbano, así como a los ataques con misiles balísticos de Irán contra Israel.
Hasta qué punto Irán y Hezbollah conocían los planes iniciales de Hamas ha sido uno de los misterios persistentes del 7 de octubre. La cuestión cobró nueva resonancia en las últimas semanas, tras la invasión israelí del Líbano y los ataques de Irán contra Israel.
El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, ha negado públicamente que Irán tuviera papel alguno en el atentado del 7 de octubre. Y funcionarios estadounidenses han descrito información de inteligencia que demuestra que los principales dirigentes iraníes fueron tomados por sorpresa, lo que alimenta las dudas de que Irán desempeñara un papel directo en la planificación. Pero los dirigentes de Hamas han hablado ampliamente del apoyo que han recibido de aliados regionales, y ha habido informes dispersos y a veces contradictorios de que funcionarios iraníes y de Hezbollah ayudaron a planear el atentado y a entrenar a los combatientes.
Las actas fueron descubiertas en un ordenador hallado a finales de enero por soldados israelíes mientras registraban un centro de mando subterráneo de Hamas en Jan Yunis, en el sur de Gaza, del que los dirigentes del grupo habían escapado recientemente.
El Times evaluó la autenticidad de los documentos compartiendo parte de su contenido con miembros y expertos próximos a Hamas. Salah al-Din al-Awawdeh, miembro de Hamas y ex combatiente de su ala militar que ahora es analista en Estambul, dijo que conocía algunos de los detalles descritos en los documentos y que llevar notas organizadas era coherente con las prácticas generales del grupo. Un analista palestino conocedor del funcionamiento interno de Hamas, que habló bajo condición de anonimato para hablar de temas delicados, también confirmó ciertos detalles así como operaciones estructurales generales de Hamas que coincidían con los documentos.
El ejército israelí, en otro informe interno obtenido por The Times, llegó a la conclusión de que los documentos eran reales y representaban otro fracaso de los servicios de inteligencia a la hora de impedir el atentado del 7 de octubre. El Times también investigó los detalles mencionados en los registros de las reuniones para comprobar que se correspondían con hechos reales.
El descubrimiento de estos documentos ha desatado recriminaciones entre las agencias de inteligencia israelíes. La revisión militar interna de los documentos cuestionó por qué los espías de Israel no lograron obtenerlos antes de que Hamas lanzara su ataque ni discernir la estrategia que describen. Aunque Israel sí obtuvo los planes de batalla de Hamas antes del ataque del 7 de octubre, los mandos israelíes rechazaron repetidamente la idea de que Hamas tuviera la capacidad o la intención de llevarlos a cabo de forma inminente.
El ejército israelí declinó hacer comentarios. Hamas y Hezbollah no respondieron a las solicitudes de comentarios. La Misión de Irán ante las Naciones Unidas negó las afirmaciones recogidas en las actas.
“Toda la planificación, toma de decisiones y dirección fueron ejecutadas exclusivamente por el ala militar de Hamas con base en Gaza, cualquier afirmación que intente vincularla a Irán o Hezbollah -ya sea parcial o totalmente- carece de credibilidad y procede de documentos fabricados”, afirmaba el comunicado iraní.
Hablar en clave
Los documentos insinúan por primera vez la operación en enero de 2022, cuando las actas muestran que los líderes de Hamas discutieron la necesidad de evitar verse arrastrados a escaramuzas menores para centrarse en “el gran proyecto”. Los oficiales de inteligencia israelíes descubrieron que los líderes de Hamas utilizaban repetidamente la misma frase en contextos similares, pero los oficiales no entendieron lo que significaba el término hasta que leyeron los documentos después del asalto, según dos funcionarios israelíes familiarizados con la inteligencia sobre los comandantes de Hamas.
Las actas no proporcionan una lista clara de todas las personas presentes en cada reunión, pero afirman que Sinwar asistió a todas las discusiones, mientras que su adjunto participó en al menos tres. También figuran como asistentes varios mandos militares a los que sólo se hace referencia por su nombre de guerra.
Los analistas de inteligencia israelíes, según varios funcionarios israelíes y la evaluación militar de los documentos, concluyeron que los principales líderes militares de Hamas, Muhammad Deif, Marwan Issa y Muhammad Sinwar, se encontraban entre los que figuraban por su apodo. El analista palestino conocedor del funcionamiento interno de Hamas también dijo que creía que las actas mostraban que Deif estaba presente.
Durante una reunión celebrada en abril de 2022, los dirigentes celebraron cómo habían transcurrido los momentos más tensos del mes musulmán del Ramadán sin una escalada importante, lo que ayudó a Hamas a “ocultar nuestras intenciones” y “camuflar la gran idea (nuestro gran proyecto)”. Hablaron de conservar municiones y llevar a cabo “un gran y convincente proceso de disfraz y engaño”.
En junio de 2022, los dirigentes afirmaron que la operación seguía cobrando impulso: señalaron que Hamas evitó un enfrentamiento con Israel después de que ultranacionalistas judíos celebraran una marcha provocadora por la Ciudad Vieja de Jerusalén a finales de mayo, fomentando la falsa impresión de que el grupo ya no buscaba una confrontación mayor. Aunque los dirigentes de Hamas han hablado vagamente en público sobre cómo intentaron engañar a Israel en los años previos al atentado, las actas revelan el alcance de ese engaño.
En ese momento, según las actas de junio de 2022, faltaba aproximadamente un mes para que concluyeran los preparativos del ataque. Los planes incluían atacar 46 posiciones de la división militar israelí que vigila la frontera y, a continuación, atacar una importante base aérea y un centro de inteligencia en el sur de Israel, así como ciudades y pueblos.
Los dirigentes afirmaron que sería más fácil atacar esas zonas residenciales si primero se invadían las bases militares, una predicción que resultó acertada el 7 de octubre. Estos planes militares parecían ser una versión simplificada y ligeramente modificada del plan de batalla más detallado que Israel interceptó en 2022 pero descartó.
En una señal de lo encubierto que se preparó el ataque, Sinwar y sus subordinados decidieron que los planes debían mantenerse en secreto para muchos combatientes de Hamas de rango inferior hasta varias horas antes del asalto, según las actas de la reunión de junio.
En la misma reunión, Sinwar también discutió brevemente con sus colegas cómo un gran ataque contra Israel requeriría con toda probabilidad sacrificios, aparentemente de los gazatíes de a pie. Fue la primera y única vez que se aludió en las actas a las penurias que podrían sufrir los civiles palestinos. Desde el 7 de octubre, algunos dirigentes de Hamas han reconocido que el consiguiente contraataque israelí causó una enorme destrucción, pero dijeron que era un “precio” que los palestinos debían pagar por la libertad.
Reunido en septiembre de 2022, el consejo de dirigentes parecía dispuesto a iniciar el ataque en el plazo de un mes, durante las altas fiestas judías, y Sinwar revisó los últimos planes de batalla. Los documentos no explican por qué se pospuso el ataque, pero un tema recurrente es el esfuerzo de los dirigentes de Hamas por conseguir el apoyo de Irán y Hezbollah para la operación.
Cortejando aliados
En diciembre de 2022, un nuevo gobierno de extrema derecha tomó posesión en Israel, devolviendo a Netanyahu al poder. Los dirigentes de Hamas señalaron en una reunión celebrada al mes siguiente que necesitaban tiempo para evaluar el comportamiento del gobierno, y afirmaron que Itamar Ben-Gvir, un ministro de extrema derecha conocido por sus acciones provocadoras hacia los palestinos, ya había realizado una polémica visita al complejo de la mezquita de Aqsa.
Los dirigentes predijeron que las acciones del gobierno “nos ayudarán a avanzar hacia el gran proyecto” al atraer la atención de los aliados de Hamas y reforzar el apoyo a su ataque.
En una reunión celebrada en mayo de 2023, Sinwar y sus colegas expresaron su alivio por haber pasado otro Ramadán sin verse envueltos en un enfrentamiento menor con Israel, a pesar de las tensiones en la mezquita de Aqsa y de una breve escalada entre Israel y la Yihad Islámica.
Una vez más, parecían dispuestos a ultimar los planes para el atentado. Según las actas, los dirigentes debatieron si lanzarlo el 25 de septiembre, cuando la mayoría de los israelíes estarían observando el Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío, o el 7 de octubre, que coincidía ese año con el día sagrado judío de Simchat Torá. Los líderes subrayaron la importancia de evitar cualquier escalada importante con Israel que pudiera alterar sus preparativos finales.
“Tenemos que controlar el comportamiento de la Yihad Islámica y de otras facciones, para no recurrir a provocaciones que arruinarían nuestro proyecto”, decía el acta. Además, Hamas trataría de transmitir la impresión de que “Gaza quiere vida y crecimiento económico”.
En la misma reunión, el consejo de dirigentes dijo que querían llevar a cabo el ataque a finales de 2023 porque Israel había anunciado que estaba desarrollando un nuevo tipo de láser que podría destruir los cohetes de Hamas con más eficacia que su actual sistema de defensa antiaérea.
Hamas planeaba presentar el ataque a Hezbollah, según los documentos, como una forma de desbaratar los esfuerzos por normalizar las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, una medida que habría integrado aún más a Israel en Oriente Próximo sin resolver del todo el conflicto israelo-palestino.
Según las actas de una reunión celebrada en agosto de 2023, el adjunto de Sinwar, Khalil al-Hayya, discutió el plan el mes anterior con el alto comandante iraní Mohammed Said Izadi, del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica de Irán, que tenía su base en Líbano y ayudaba a supervisar las relaciones de Teherán con los grupos armados palestinos. En esas actas también se decía que Al-Hayya tenía intención de planteárselo a Nasrallah, jefe Hezbollah.
La reunión con Nasrallah se pospuso y las actas de las reuniones posteriores no aclaran si el diputado de Hamas pudo finalmente exponerle ese argumento en persona.
Aunque Hamas y funcionarios iraníes han reconocido previamente cierto nivel de coordinación antes del atentado, no se había informado previamente del alcance de sus comunicaciones.
Las actas también desmienten los informes de una ruptura entre el liderazgo de Gaza de Hamas y su líder político con sede en Qatar, Haniyeh. Las actas muestran que los líderes compartieron información sensible con Haniyeh, lo informaron sobre “el gran proyecto” y decidieron que, del liderazgo en el extranjero de Hamas, solo él debería ser informado de las reuniones que Al-Hayya esperaba mantener con Hezbollah e Irán.
Las actas de agosto —el documento final visto por The Times— informaron que Al-Hayya le había dicho al alto comandante iraní, Izadi, que Hamas necesitaría ayuda para atacar sitios sensibles durante “la primera hora” del ataque.
Según el documento, Izadi dijo que Hezbollah e Irán acogieron el plan en principio, pero que necesitaban tiempo “para preparar el entorno”.
Como resultado, los líderes de Hamas parecían esperanzados de que sus aliados no los dejarían “expuestos”, pero aceptaron que podrían necesitar llevar a cabo el ataque solos. La profundización de la ocupación de Israel en Cisjordania, así como la creciente presencia israelí en el complejo de la mezquita de Aqsa, “no pueden hacernos ser pacientes”, decía el documento de agosto.
La oficina de Al-Hayya no respondió a las solicitudes de comentarios, pero en una entrevista con The Times el año pasado, describió el ataque de octubre como “un gran acto” que “despertó al mundo de su profundo sueño”.
Al final, Irán no atacó directamente a Israel hasta meses después del ataque de Hamas, y Hezbollah acudió en ayuda de Hamas solo el 8 de octubre, después de que Israel había comenzado a restaurar el control sobre sus fronteras. Hezbollah continuó distrayendo al ejército israelí de Gaza disparando cohetes hacia Israel. La confrontación llevó a una guerra total en la que Israel asesinó a Nasrallah y otros líderes de Hezbollah e invadió los bastiones del grupo en el sur del Líbano.
Hamas fue más exitoso en sus esfuerzos por engañar a Israel. En las primeras horas del 7 de octubre, los oficiales de inteligencia israelíes notaron que los combatientes de Hamas habían emprendido una maniobra inusual. Pero desestimaron su importancia, concluyendo que se trataba de un ejercicio de entrenamiento o una maniobra defensiva.
“Se estima que Hamas no está interesado en la escalada y en entrar en una confrontación en el momento presente”, decía un memorando ultrasecreto circulado por los oficiales de inteligencia a las 3:17 a.m., y posteriormente revisado por The Times.
Poco más de tres horas después, el ataque comenzó.
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