En la actualidad, almacenar y proteger la información se ha convertido en una prioridad en casi todos los campos, desde la ciberseguridad hasta la lucha contra la falsificación. Por eso, no es de extrañar que los investigadores sigan buscando maneras innovadoras de codificar datos de manera eficiente, barata y con una complejidad que dificulte su manipulación o acceso no autorizado. La última novedad en este ámbito proviene de un equipo de científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), que han desarrollado un sistema de codificación digital basado en píxeles fluorescentes que promete revolucionar el sector.
¿Qué es este nuevo sistema y cómo funciona?
El sistema desarrollado utiliza microcápsulas que contienen mezclas de tintes fluorescentes y materiales de cambio de fase (PCM, por sus siglas en inglés), como las parafinas. Estos materiales se caracterizan por su capacidad de absorber y emitir calor en respuesta a cambios de temperatura, lo que los convierte en candidatos ideales para aplicaciones que requieren un control preciso de la emisión de energía y luz.
La clave de esta tecnología radica en su capacidad para almacenar datos en tres dimensiones (3D) y, sorprendentemente, en cuatro dimensiones (4D). ¿Cómo es posible? El sistema utiliza la posición y color de cada píxel para crear una estructura tridimensional. Pero, además, añade una cuarta dimensión al codificar información en función de la respuesta térmica de los materiales. Cuando el material se expone a un cambio de temperatura o voltaje, los píxeles cambian de color, permitiendo que la información almacenada se modifique o se vuelva a leer de manera diferente.
Ejemplo práctico: codificación de datos en 4D
Imagina un sistema de seguridad que utiliza este tipo de codificación para proteger documentos confidenciales. Los datos estarían codificados en un esquema tridimensional basado en la posición y color de los píxeles, algo similar a un código QR, pero con mucho más detalle. Ahora, añade la capacidad de estos píxeles para cambiar de color según la temperatura a la que se exponen. Un atacante que intente acceder a la información sin conocer las condiciones térmicas adecuadas solo obtendría un conjunto de datos confuso e ilegible. Este nivel de complejidad hace que el sistema sea prácticamente inhackeable.
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Aplicaciones en ciberseguridad y anti-falsificación
Uno de los campos donde esta tecnología podría tener un gran impacto es el de la ciberseguridad. Al ser capaz de codificar datos en 3D y 4D, este sistema ofrece una capa adicional de protección. Solo se puede acceder a la información si se aplican las condiciones térmicas correctas, lo que impide la lectura no autorizada de los datos. Este enfoque es ideal para almacenar información crítica en dispositivos que requieren alta seguridad, como tarjetas de identificación, documentos legales o sistemas de autenticación biométrica.
Por otro lado, la tecnología también se presenta como una solución efectiva en la lucha contra la falsificación. El sistema puede utilizarse para crear etiquetas o marcas de seguridad en productos, documentos o incluso billetes, que cambian de color cuando se exponen a temperaturas específicas. Esto haría que las copias o falsificaciones fueran mucho más fáciles de detectar, ya que no se podrían replicar las propiedades térmicas y ópticas exactas de los materiales.
¿Cómo se compara con otras tecnologías de codificación?
Actualmente, las tecnologías de almacenamiento de datos más utilizadas incluyen sistemas ópticos como discos duros, memorias flash y dispositivos de almacenamiento en la nube, que aunque efectivos, tienen limitaciones en términos de seguridad y densidad de datos. Por ejemplo, la mayoría de las técnicas de cifrado dependen de algoritmos que, si bien son robustos, podrían ser vulnerables a futuros avances en computación cuántica.
El uso de materiales de cambio de fase y tintes fluorescentes introduce un nuevo paradigma en la codificación, ya que la información no solo se almacena en bits de datos, sino también en propiedades físicas como el color y la temperatura. Este enfoque multidimensional permite un almacenamiento más denso y seguro, con la capacidad de cifrar información en capas complejas que son prácticamente imposibles de decodificar sin conocer las propiedades exactas de los materiales utilizados.
Un paso adelante en el almacenamiento de datos
Los investigadores responsables de este proyecto, entre los que se encuentran Dr. Claudio Roscini y Prof. Daniel Ruiz-Molina del grupo de Materiales Funcionales Nanoestructurados del ICN2, han publicado sus resultados en la revista Advanced Functional Materials. Este artículo describe cómo las microcápsulas fluorescentes pueden responder a diferentes estímulos y cómo estas respuestas se pueden usar para almacenar y leer información de manera confiable y repetible.
Uno de los aspectos más interesantes es que esta tecnología no solo se limita a la codificación de datos en aplicaciones de seguridad. También tiene potencial en el campo de la almacenamiento de datos de alta densidad. Imagina poder almacenar terabytes de información en un espacio que hasta ahora solo podía contener gigabytes, utilizando la capacidad de los materiales para cambiar de fase y emitir diferentes colores de luz en respuesta a estímulos.
¿Qué podemos esperar en el futuro?
Aunque esta tecnología aún está en fase de investigación, los resultados preliminares son prometedores. Su capacidad para almacenar datos en 3D y 4D de manera eficiente y segura podría cambiar las reglas del juego en múltiples sectores. Además, su costo relativamente bajo y su facilidad de implementación lo hacen especialmente atractivo para aplicaciones comerciales a gran escala.
En WWWhatsnew.com, seguimos de cerca todas estas innovaciones tecnológicas que podrían revolucionar la forma en que manejamos y protegemos la información. La posibilidad de integrar esta tecnología en dispositivos de consumo o sistemas de seguridad pública podría estar más cerca de lo que pensamos. ¿Te imaginas un futuro en el que todos nuestros datos estén protegidos por sistemas de codificación que respondan a la temperatura? Quizás no tengamos que esperar tanto para verlo.
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