La guerra interna del partido escaló hasta niveles imprevistos como un supuesto atentado contra la vida de Evo Morales y un bloqueo de carreteras de 24 días que dejó millonarias pérdidas.
eju.tv / Video: EFE
Juan Carlos Véliz / La Paz
El 10 de noviembre de 2019 Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia y emprendió su fuga a México, según dijo, “para salvar la vida” y con esa salida accidentada también llegó una tormenta interna al MAS que ahora naufraga en dos corrientes.
Ese día marcó el inicio del fin de un ciclo del partido político más influyente de los últimos tiempos con más de 1 millón de militantes, con un líder refugiado a 5.997 kilómetros de Bolivia sus seguidores se organizaron como pudieron para protestar contra el gobierno de la entonces presidenta Jeanine Añez.
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La salida de Morales a México y después a Argentina significó también el primer quiebre del MAS, el promotor del lema guevarista “Patria o muerte venceremos” defendía sus trincheras desde la comodidad de los micrófonos de los medios internacionales mientras las bases se movilizaron en la calles.
“Y si de traidores hablamos, traidor es aquel que huye y deja abandonado e indefenso a su pueblo”, reprochó en 2021 la expresidenta de la cámara de Senadores y alcaldesa de El Alto, Eva Copa (MAS).
El 18 de octubre de 2020, el candidato de su partido (Luis Arce) ganó las elecciones con más de 54% y en noviembre de ese año el exministro de Economía tomó las riendas del Gobierno.
Morales dejó el refugio político en Argentina y retornó a Bolivia el 9 de noviembre de 2020 después de un año de haber dejado el poder y el territorio.
El exmandatario se instaló en el trópico de Cochabamba en el corazón de su bastión político e intentó cogobernar con Luis Arce, pero su otrora economista favorito poco a poco fue desoyendo al líder.
“Aquí estoy, Evo. No me escaparé y si quieres solucionar un problema que tienes conmigo, porque no acepté ser títere tuyo, vente aquí, te espero y resolvamos ese problema, asumiendo las reglas de la democracia” reveló el Presidente el 16 de septiembre de este año en un mensaje más dirigido a Evo Morales que a la nación.
El idilio duró casi un año desde el regreso de Morales, según fuentes del partido oficialista, después comenzaron a surgir observaciones de éste al gabinete de ministros de Luis Arce por presuntos vínculos con el narcotráfico y la corrupción.
El Mandatario no hizo los cambios solicitados públicamente por el jefe del partido como del ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo.
Después se celebró el congreso de renovación de la directiva del partido en Lauca Ñ (Cochabamba) el 3 y 4 de octubre de 2023 en el que Evo Morales fue ratificado como presidente del partido y además candidato único para las elecciones presidenciales de 2025.
No obstante, el Tribunal Supremo Electoral anuló dicho congreso por varias irregularidades como el incumplimiento a su propio estatuto. A partir de ese momento, la tensa relación entre arcistas y evistas escaló al siguiente nivel: Los primeros hicieron su propio “congreso de renovación” del MAS en la ciudad de El Alto.
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El 5 de mayo de este año, el dirigente campesino Grover García fue elegido como el nuevo presidente del MAS por el nuevo congreso en reemplazo de Evo Morales. Como el congreso evista, el TSE tampoco reconoció la legalidad de dicha renovación e instó en varias ocasiones al partido a lograr una cohesión interna para convocar a una nueva reunión.
El llamado sigue en curso, pero la guerra interna escaló hasta niveles imprevistos como un supuesto atentado contra su vida denunciado por Evo Morales con el uso de armas de fuego y un bloqueo de carreteras de 24 días principalmente en del departamento de Cochabamba que dejó pérdidas económicas de 2.109 millones de dólares, según el viceministerio de Comercio Interno y Logística.
Hasta este punto, la pelea del MAS se plantea como irreconciliable.
Para el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, hay tres metas para la unificación del partido: “Primero la unidad de las organizaciones sociales, segundo del brazo político que es el MAS-IPSP, tercero el liderazgo o el proyecto, el plan de Gobierno y (tercero) la propuesta programática que definitivamente afiance como el año 2005-2006 a la población”.
Cinco años después de la salida de Evo Morales, su partido naufraga.