Joan VanderMolen y Terry Baralt hicieron hincapié en los abusos que, según ellas, sufrieron Lyle y Erik a manos de su padre, José Menéndez, y la inacción de su madre, Kitty Menéndez.
Por Rossana Marín
Fuente: Infobae
El caso de Lyle y Erik Menéndez, condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, volvió el lunes 25 de noviembre a los tribunales en el marco de una audiencia para evaluar su petición de habeas corpus. Los hermanos participaron de la sesión por teléfono debido a dificultades técnicas que impidieron su conexión por videollamada, mientras dos de sus tías ofrecieron emotivos testimonios en apoyo a su liberación.
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La audiencia fue presidida por el juez Michael Jesic en un tribunal del condado de Los Ángeles, donde las hermanas de los padres de los Menéndez, Joan VanderMolen y Terry Baralt, comparecieron en persona debido a problemas de salud que requerían atención prioritaria. Ambas declararon en favor de los hermanos, haciendo hincapié en los abusos que, según ellas, sufrieron Lyle y Erik a manos de su padre, José Menéndez, y la inacción de su madre, Kitty Menéndez.
De acuerdo con un informe de ABC News, Joan VanderMolen, hermana de Kitty Menéndez, fue la primera en testificar y ofreció un relato contundente de las presuntas agresiones que los hermanos sufrieron en su infancia. A punto de cumplir 93 años, VanderMolen calificó de “inconcebible” la situación que vivieron sus sobrinos. “Ningún niño debería soportar lo que Erik y Lyle tuvieron que enfrentar a manos de su padre”, declaró, visiblemente conmovida.
La testigo afirmó que los hermanos vivieron en un ambiente de terror constante y reveló detalles gráficos sobre los abusos. “Ellos nunca sabían si esa noche sería la noche en que su padre los violaría. Vivir día tras día con ese temor es algo que ningún niño debería experimentar”, dijo. En sus palabras, Kitty Menéndez tenía conocimiento de lo que sucedía, pero no hizo nada para detener los abusos: “me rompe el corazón que Kitty supiera y no hiciera nada al respecto”.
Pese a sus declaraciones a favor de la liberación de los hermanos, VanderMolen reconoció que otros miembros de la familia no comparten su postura. “Mi hermano está en desacuerdo con que se les libere”, afirmó, refiriéndose al padre de José Menéndez, quien aún defiende la condena.
Por su parte, Terry Baralt, de 85 años y hermana de José Menéndez, también hizo un llamado a la compasión y la clemencia hacia sus sobrinos. “Treinta y cinco años es mucho tiempo”, dijo Baralt al juez. “Hemos perdido a quienes ya no están, pero también extrañamos a esos chicos. Me gustaría ver un poco de indulgencia. Ellos han rehabilitado sus vidas y han hecho muchas cosas buenas en prisión”.
En un momento clave de su testimonio, Baralt fue interrogada por los fiscales sobre si estaba al tanto de los crímenes que cometieron los hermanos. Su respuesta fue calmada pero directa: “Ellos mataron a sus padres”. A pesar de ello, insistió en que las décadas que han pasado tras las rejas han permitido que ambos hermanos demuestren su capacidad de rehabilitación y contribución positiva.
Una historia marcada por el abuso
El caso de los Menéndez ha estado plagado de controversia desde que en 1989 los hermanos, entonces de 21 y 18 años, asesinaran a tiros a sus padres en la residencia familiar de Beverly Hills. Durante su juicio, la defensa argumentó que el crimen fue cometido en legítima defensa tras años de abuso físico, sexual y psicológico por parte de José Menéndez. Sin embargo, los fiscales sostuvieron que los hermanos actuaron movidos por la ambición, con el objetivo de heredar la fortuna familiar.
En el juicio de 1996, el juez limitó la cantidad de pruebas relacionadas con los abusos que podían ser presentadas, lo que resultó en la condena de ambos a dos cadenas perpetuas consecutivas sin posibilidad de libertad condicional.
Dos nuevas evidencias han reabierto el caso mediante la actual petición de habeas corpus: una carta escrita por Erik Menéndez en 1989, donde describía el abuso por parte de su padre, y el testimonio de un exintegrante del grupo musical Menudo, quien reveló en 2022 haber sido violado por José Menéndez. Según los abogados defensores, estas pruebas corroboran los relatos de abuso que antes no pudieron ser considerados en el juicio original.
Camino hacia la libertad
Además de la petición de habeas corpus, los hermanos tienen dos vías posibles hacia su liberación. Una de ellas es la resentencia propuesta por el fiscal saliente del condado de Los Ángeles, George Gascón, quien el mes pasado recomendó reducir las condenas de cadena perpetua sin libertad condicional a 50 años a cadena perpetua, lo que los haría elegibles para libertad condicional de manera inmediata. Gascón destacó los logros de los hermanos en prisión, donde han trabajado para rehabilitarse y ayudar a otros reclusos.
Sin embargo, el cambio de administración en la fiscalía introduce incertidumbre. El recién electo fiscal, Nathan Hochman, asumirá el cargo el 2 de diciembre y ha manifestado que revisará detenidamente los registros del caso antes de tomar una decisión sobre la recomendación de resentencia. Hochman declaró que necesita tiempo para estudiar las extensas evidencias, incluidos los expedientes de dos juicios y los registros penitenciarios de los hermanos.
La otra vía es la solicitud de clemencia presentada al gobernador de California, Gavin Newsom, quien indicó la semana pasada que esperará el análisis de Hochman antes de emitir una decisión.
Audiencia aplazada
El juez Jesic decidió aplazar la audiencia de resentencia inicialmente prevista para el 11 de diciembre, programándola para los días 30 y 31 de enero. Explicó que necesita tiempo adicional para examinar los 17 archivos de documentos relacionados con el caso y que Hochman pueda asumir plenamente sus funciones antes de cualquier resolución.
Mientras tanto, los hermanos Menéndez, que no pudieron estar presentes físicamente en el tribunal, siguieron la audiencia mediante una llamada telefónica tras varios intentos fallidos de conectarlos por videollamada. El abogado defensor, Mark Geragos, calificó el testimonio de las tías como “una experiencia conmovedora” y expresó confianza en que los hermanos puedan ser liberados. “Esperamos que para finales de enero o antes tengamos buenas noticias”, afirmó Geragos.
El caso, que marcó a toda una generación por sus detalles impactantes, sigue atrayendo la atención del público. Decenas de personas acudieron al tribunal desde temprano, esperando conseguir uno de los 16 asientos asignados mediante sorteo para presenciar la audiencia.
La próxima decisión judicial será crucial para determinar si Lyle y Erik Menéndez, tras más de tres décadas en prisión, tendrán una oportunidad de recuperar su libertad.