Este lunes, Londres anunció el mayor paquete de medidas en contra de la venta de petróleo del Kremlin, en un intento por seguir limitando sus recursos para financiar la guerra en Ucrania.
Fuente: Infobae
Rusia respondió este martes al anuncio de la víspera del Reino Unido, de nuevas sanciones sobre su sector petrolero, sumando a varios funcionarios británicos a su “lista negra”.
El Kremlin consideró que el gabinete liderado por el primer ministro Keir Starmer había adoptado una postura “antirrusa”, lo que justificaba que una treintena de políticos, representantes del sector militar, periodistas y empresarios que había “demostrado su valía” contra el país fueran incluidos en el listado.
Entre los alcanzados figuran la vice primera ministra británica, Angela Rayner; la ministra del Interior, Yvette Cooper; su par de Justicia, Shabana Mahmood; la responsable del Tesoro, Rachel Jane Reeves; y el titular de Seguridad Energética, Edward Samuel Miliband.
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Del entorno del Ejecutivo londinense también se vieron afectados por la decisión el ministro de Salud, el de Medio Ambiente, el secretario de Estado de Negocios y Comercio, la ministra de Trabajo, la de Educación y la viceministra de Defensa, así como los responsables dentro del Gobierno central para Irlanda del Norte y Gales.
En tanto, en lo que respecta a la industria armamentística, fueron sumadas a la lista las cúpulas directivas de las empresas Callen-Lenz y Windracers Group Limited, mientras que, del rubro periodístico, fueron afectados Tom Ball y Dan Woodland, de los diarios The Times y Daily Mail, respectivamente.
Este lunes, el Reino Unido ordenó el mayor paquete de sanciones desde febrero de 2022 contra la industria petrolera rusa, que permite a Moscú hacerse de dinero con el que, luego, financia las agresiones en Ucrania. Según Londres, en los últimos 12 meses, estas transacciones dieron a Vladimir Putin miles de millones de dólares.
Es por ello que, en un intento por seguir debilitando a Moscú y reduciendo su margen de “actividad maligna por todo el mundo”, el ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy, emitió sanciones sobre 30 embarcaciones de la flota rusa, identificadas en el proceso de transporte de petróleo y productos derivados.
Con esto, son ahora 73 el total de barcos rusos limitados en sus operaciones por el Gobierno británico, más que los sancionados por cualquier otro país. De hecho, el funcionario valoró que “las sanciones impuestas por Londres están funcionando y Rusia depende cada vez más de Estados como Corea del Norte y Irán”.
Desde hace años, especialmente desde que inició la guerra en el país vecino, Rusia depende fuertemente de los ingresos del petróleo, que logra mantener altos gracias a las operaciones de la famosa “flota en la sombra”, un grupo de barcos que emplean banderas de conveniencia y sofisticadas estructuras de gestión gracias a las cuales camufla el origen de sus productos y los inyecta en el mercado mundial.
“Los ingresos por el petróleo de Rusia avivan los fuegos de la guerra y la destrucción en Ucrania”, dijo al respecto Lammy, que adelantó que durante la cumbre del G7 en Italia buscará que la comunidad internacional aumente la presión sobre la maquinaria rusa y redoble sus esfuerzos para apoyar a Kiev.
“Trabajaré con nuestros socios del G7 y más allá para ejercer una presión sin descanso sobre el Kremlin, alterar el flujo de dinero en esta guerra, erosionar la máquina militar y limitar su comportamiento maligno por todo el mundo”, prometió.
(Con información de Europa Press)