Mediterráneo: Los amigos poderosos de Evo y Lucho

Este texto pertence al boletín Mediterráneo de análisis internacional

Mediterráneo: Los amigos poderosos de Evo y Lucho
Mediterráneo

 

Fuente: El País.bo



Los hechos están en plena sucesión, así que conviene ser prudente. En Bolivia no acostumbramos a conectar lo que nos pasa con la agenda internacional, pero el pulso en el Movimiento Al Socialismo (MAS) se juega hoy por hoy también en ese escenario. La lucha por el relato es tanto o más importante que la lucha por el territorio.

El duelo en estos momentos es superlativo y tiene pocas semejanzas en el mundo occidental: una región movilizada, desconectada del resto del territorio en la que sus pobladores son capaces de tomar los regimientos militares no es algo que suceda muy a menudo ni siquiera en este continente donde todavía sí el paro y el bloqueo son instrumentos de lucha.

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De la pandemia a esta parte hemos visto movilizaciones más o menos violentas de comunarios en Ecuador y en el sur de Perú y algo más urbano en Colombia. En el mediano plazo, cayó el gobierno de Lasso en Ecuador, aunque sustituido por una versión aún más populista del ala liberal; hubo un cambio de signo histórico en Colombia, donde nunca había gobernado la izquierda y no pasó absolutamente nada en Perú pese a que la presidenta sustituta Dina Boluarte – hoy por hoy la de más bajo nivel de aprobación de Latinoamérica – no dudó en meter bala para consolidar su posición.

En ningún sitio, en cualquier caso, se llegó a tomar un recinto militar por parte de los movilizados. Los tres conflictos tenían origen distinto. Las protestas en Colombia evidenciaban un fin de ciclo similar al que precedió a la llegada del MAS en 2003; las de Ecuador, pese a la alargada sombra de Rafael Correa, tenían que ver con reivindicaciones indígenas y populares históricas en un nuevo tiempo de ajuste; lo de Perú tenía simplemente que ver con la supervivencia: Dina, vicepresidenta del derrocado Pedro Castillo, alcanzó el poder gracias al apoyo de la derecha fujimorista y no le importó atentar contra sus propios votantes.

En la lucha por el relato, tanto Morales como Arce se presentan como víctimas. El primero exploró un rol de “salvador” luego de que la crisis económica derivada de la caída del gas y la situación internacional se acentuara, pero ante la dificultad de articular argumentos y soluciones prefirió representar el otro papel esgrimiendo que “”no le dejan candidatear”, primero, y luego como víctima de la persecución judicial luego de que el gobierno de Arce se jugara la carta de los abusos sexuales, aparcada tácticamente en 2020.

También Arce se presenta como víctima tras el breve periodo exitista en el que declaró la salida de la crisis post pandemia y post Áñez en apenas diez meses. Desde entonces “no le dejan” gobernar.

Los hechos

El pasado fin de semana hubo un parteaguas, Morales se saltó un control, según el gobierno, o esquivó un operativo de aprehensión irregular, según su versión, y la balacera que siguió a continuación le permitió a Evo presentarse como víctima de un intento de asesinato. Su caso pasó pronto a las cabeceras de los grandes medios internacionales que en domingo están como todos, esperando la que salta, y pronto recibió una catarata de adhesiones y gestos solidarios lo que dejó a Arce fuera de juego. El mito del primer presidente indígena en el país más místico de Sudamérica sigue arrastrando.

Arce tomó distancia y ordenó una investigación para calmar las aguas. Al final de la jornada había muchos tuits de personas individuales y connotados líderes de izquierda más algún anoticiado que no se esforzó mucho en comprender, y muy pocos institucionales. El Gobierno hizo el esfuerzo por enmarcar el incidente y le dio tiempo para visibilizar bloqueos y las denuncias sexuales. Mucho trabajo diplomático para un cuerpo semiprofesional y politizado. La toma de los regimientos militares

La toma de los regimientos militares de este viernes fue un error de cara a ese escenario clave y aceleró la suspensión del bloqueo que Morales ha cambiado por otra medida que de nuevo tiene guiño internacional: la huelga de hambre siempre suele despertar adhesiones.

Los amigos

¿Pero qué amigos son esos que tanto le importan a Evo y a Arce?

Morales gobernó 14 años el país y despertó una suerte de fenómeno fan, pero apenas transó amistades duraderas – ni fructíferas – con lo más granado de la izquierda continental en ese momento: acabó distanciado con Lula, siempre tuvo poca sintonía con Cristina Fernández de Kirchner y de alguna forma el perfil “estamos aprendiendo” acabó agotando a Correa, mientras sí sostenía vínculos con Venezuela y Cuba, los mismos que ha priorizado Arce desde que asumió su mandato. Arce podía haber forjado una alianza de segunda generación con los líderes de la izquierda con los que ha coincidido en el tiempo, como Boric, Petro y la nueva versión de Lula, que de alguna forma proponen dejar el victimismo y empezar a construir Estado del Bienestar, pero lo cierto es que no lo ha hecho y ha apostado también por el vínculo con Venezuela y, sobre todo, con Rusia y China.

Morales también viajó a Rusia a fotografiarse con el ultraderechista Vladimir Putin y mandó misiones a China para abrir líneas de crédito en unos tiempos en los que se sostenía el orden mundial sobre el dólar. Arce no ha dudado en subirse eufóricamente al sueño de los BRICS precisamente por las urgencias monetarias del país y le ha abierto las puertas del país a Gazprom y compañía, empresas de un régimen con el que solo se comparte la visión “antiestadounidense”.

La sombra del FMI ya se ha explicitado como vía de solución al problema del dólar, pero en el eje Rusia – China son conscientes de que Bolivia es hoy por hoy su base de operaciones más importante en el continente, o al menos la que más garantías de continuidad le ofrece en sus intereses geoestratégicos y geopolíticos.  O al menos le ofrecía. Arce lo sabe, Evo también lo sabe. De cómo unos y otros acaben ganando el favor de estos va también esta crisis que podía haberse resuelto por las urnas, aunque esos “artefactos” tampoco sean los predilectos de estos amigos.

Fuente: El País.bo