Una revisión de los resultados oficiales de las elecciones generales permite concluir que la oposición nunca logró un acuerdo para llevar a un solo candidato.
eju.tv
Juan Carlos Véliz / La Paz
Bolivia está próxima a encarar un nuevo proceso electoral para elegir a su presidente y vicepresidente en 2025. Desde las elecciones generales de 2005 hasta las de 2020, los políticos tradicionales tuvieron más peso en la votación mientras los candidatos emergentes no lograron respaldos significativos ni representación en el órgano Legislativo, según una revisión de los resultados oficiales.
Desde 2005, Bolivia tuvo cinco comicios generales y en todos participó el MAS-IPSP, el partido que ahora sufre una fractura interna entre evistas y arcistas. Evo Morales fue el ganador de al menos tres procesos electorales y podría haber consolidado una cuarta victoria en las elecciones de 2019, pero los resultados fueron anulados por inconsistencias en el cómputo de votos.
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Líderes opositores como Samuel Doria Medina, Jorge Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Manfred Reyes Villa también tuvieron resultados interesantes que les permitieron tener representación en la Asamblea Legislativa que hicieron contrapesos a la mayoría del MAS-IPSP.
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Las personalidades opositoras ahora tienen la mirada puesta en las elecciones del próximo año y pretenden arrebatarle las victorias continuas del MAS desde 2005, aunque el proyecto de presentar sola alianza opositora está lejos.
Otro elemento que se concluye del análisis del comportamiento de los resultados electorales es que la oposición nunca logró unirse en un solo frente ni después de la crisis electoral de 2019 y del gobierno transitorio de Jeanine Añez.
El MAS con Evo Morales mantuvo votaciones importantes por encima del 50% y controló el Parlamento lo que le permitió una gobernabilidad sin mayores aprietos, de la misma manera extendió su poder a las gobernaciones y alcaldías del país.
Durante las cinco elecciones generales se presentaron candidatos emergentes, pero no lograron capitalizar adherentes y obtuvieron votaciones por debajo del 3%. Uno de ellos fue el líder campesino Felip Quispe (El Mallku) que en 2005 logró una votación de 2,15%.
En 2009, Ana María Flores Sanzetanea, candidata de MUSPA, alcanzó una votación de 2,31% por debajo de Samuel Doria Medina, quien entonces obtuvo un 5,65% de respaldo.
En las elecciones de 2014, Juan Del Granado Cossío (MSM) y Fernando Vargas Mosúa lograron votaciones de 2,71% y 2,65%, respectivamente. Estos porcentajes están por debajo de los alcanzados por los políticos tradicionales.
En los comicios de 2019 que fueron anulados participaron varios candidatos nuevos como Virginio Lema (MNR), Félix Patzi (MTS), Ruth Nina e Israel Franklin Rodríguez (FPV).
En las elecciones de 2020, en las que ganó Luis Arce (MAS), Luis Fernando Camacho tuvo un desempeño inédito al lograr un respaldo de 14% del electorado que le permitió tener una importante presencia en la Asamblea Legislativa.
El exdirigente cívico fue uno de los líderes de la movilización ciudadana que derivó en la renuncia y huida de Evo Morales a México el 10 de noviembre de 2019. En 2020 se presentó como candidato a gobernador del departamento de Santa Cruz y ganó las elecciones con 56%, pero el 28 de diciembre de 2022 fue detenido, y desde entonces permanece en la cárcel.
En el caso de Luis Arce, si bien era ministro de Economía de Evo Morales, fue el expresidente quien lo designó como candidato del MAS-IPSP en su reemplazo después de que fue inhabilitado para postular a la presidencia.