El compromiso de la oposición


Johnny Nogales Viruez

En un año que fue avaro en cuestión de buenas noticias y roñoso en perspectivas alentadoras, reluce el acuerdo que acaban de suscribir cuatro líderes políticos: Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho. En este documento asumen el compromiso de la oposición de “hacer realidad la unidad que garantice una sola candidatura en las elecciones presidenciales”.



La importancia del acta firmada hoy radica en que su objetivo es el de enfrentar con posibilidades de éxito al partido político que se ha apropiado del país en los último dos decenios. La frase se queda chica para expresar que el Movimiento al Socialismo (MAS) ha sido el dueño absoluto de todos los Poderes del Estado, que se han sometido rastreramente a su mandato, destrozando la poca institucionalidad nacional y corrompiendo no sólo a la función pública sino a la sociedad boliviana en su conjunto.

En su embestida para imponer el supuesto “socialismo del siglo XXI”, despilfarraron la riqueza que habían heredado de los gobiernos liberales anteriores. Para tener una idea del derroche, hay que decir que malgastaron la mayor cantidad de dinero que ingresó a las arcas estatales en toda la historia del país; de ella ya no queda prácticamente nada.

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Es por eso que la población demandó la unidad de los opositores, que hoy se anuncia con visos esperanzadores. Esta unidad todavía no se ha solidificado, su estado es el de una viscosa masa que deberá ser moldeada cuidadosamente.

Consolidar aspiraciones personales no es tarea fácil, en una tierra en que todos creemos poseer las cualidades requeridas para ser presidente, donde las ambiciones no tienen límites, y el egoísmo y la envidia son tan comunes.

Pero hay dos razones que pueden coadyuvar al ansiado logro: La certidumbre de que, si continúa la “casta” (como diría Milei) en función de poder, estaremos condenados a la miseria y a la irremediable pérdida de los más elementales derechos; como ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El otro elemento de cohesión es que los veinte años de dispendio y atrabiliario manejo estatal nos han demostrado que la libertad política y la libertad económica son inseparables. Todos quienes integren esta agrupación deben compartir ambos enunciados, sin tapujos.

Hay gente decidida, que ha plantado lucha a la autocracia y cuya valentía es un valioso aporte a la causa de la renovación.

Lamentablemente, algunos de ellos están obnubilados con realizar de una “primaria”, para elegir al líder de la oposición.

Como se lo he señalado personalmente a alguno de ellos, esta intención, aparte de no contar con un procedimiento específico y confiable, tiene además el riesgo de continuar alimentando el caudillismo, pues se elegiría a la persona antes que a la propuesta.

Aprendamos la lección de la indomable Corina Machado, en Venezuela: No importa quién sea el candidato, mientras se derrote a la dictadura.

Esta bravía mujer, que resiste aún embate del régimen despiadado y cuya candidatura, después de haber ganado ampliamente las primarias de la oposición, fue artificiosamente excluida por un árbitro electoral genuflexo, no dudó en nominar primero a Corina Yaris y, por la ilegal inhabilitación de ésta, luego apoyó a Edmundo González.

El incuestionable triunfo de González, demostrado por la exhibición de las auténticas boletas electorales, que fueron acopiadas por un ejército de ciudadanos apostados y distribuidos en cada punto de votación, es otro de los ejemplos a seguir.

El Consejo Nacional Electoral y la propia interpretación constitucional de sus esbirros, que se apresuraron en declarar que Maduro ganó, no han logrado convencer a la comunidad internacional con sus artimañas. El 10 de enero veremos si se entroniza la ilegalidad y la coerción represiva, o es la fecha de cierre de un cuarto de siglo de salvajismo político.

Mientras se abre esa pequeña ventana, que deja entrar un soplo de anhelo por la libertad, es también menester recordar que otros pueblos siguen soportando el oprobio de la dominación y que, a pesar de que la heroica resistencia ha costado miles de vidas, no logran encontrar el camino para liberarse del despotismo.

A no llamarse a engaño: Las sórdidas peleas por el lucro del poder que han enfrentado públicamente a los dirigentes actuales del masismo van a concluir.

Al momento de enfrentar la campaña, sus huestes cerrarán filas para apoyar incondicionalmente a su candidato. Al paso que vamos, no será ninguno de los dos, pero nada indica que un tercero pueda ser mejor.

 

Esta es apenas la primera de muchas acciones que puedan darnos la posibilidad de encarar con posibilidades de vencer a todo un sistema refinadamente diseñado para atornillarse en el poder por 500 años; como lo notificó su principal cabecilla, hoy proscrito por la justicia de dos países y posiblemente también buscado muy pronto por un tercero. Por eso, es momento de saludar el esfuerzo de unidad que representa la emisión de este pronunciamiento, pero no es tiempo de bajar los brazos.

 

Que sea enhorabuena y que el regalo de estas celebraciones de fin de año sea la reafirmación de que juntos podemos construir un país libre, justo y solidario, donde el respeto sea el denominador común del comportamiento humano.

 

¡Dios bendiga y proteja a Bolivia!

 

 


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