Relatos varios de la nueva cultura progre y economía populista


Evo Morales es el Presidente más parecido a los bolivianos”. Alberto Fernández. Presidente argentino.
Ergo, Evo es indio y los bolivianos son indios.
Economía populista cocaleraSi yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo”. John Maynard Keynes.

Discurso populista: El viceministro Defensa de los derechos del Usuario y del Consumidor, Jorge Silva, declaraba:
“Nosotros nos debemos al pueblo mientras ellos, los empresarios,  se deben a sus millones, a sus ingresos, a sus utilidades, a sus pérdidas, a sus ganancias.
Solamente privilegian sus intereses económicos; pero no les preocupa, no les interesa la economía de la población.

Nosotros estamos interesados en la economía de los bolivianos, por lo tanto, nosotros en esas instancias de diálogo, de debate tenemos que salir a defender la economía de los consumidores”.



En la economía productiva, los políticos populistas no invierten ni producen, salvo en tierras y coca, pero ilusionan a la población entregándoles una libreta de racionamiento para recibir artículos de consumo, producidos por los empresarios. Por ahora aceite y arroz, y los entregan a precios bajos, pues no se preocupan por los costos ni las pérdidas que se generan, pues a ellos no les afecta.

Estos son programas sociales, que la experiencia ha mostrado que solo acarrean corrupción, clientelismo y gastos exagerados, por lo que es mejor dar seguridad al emprendedor y trabajo a las familias pobres. Eventualmente y al inicio dar a las madres de familias pobres un bono mensual para que cubran parte de su alimentación y sanidad.

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Por su parte, los empresarios arriesgan su capital y producen bienes y servicios compitiendo en el mercado. La actividad empresarial, que tiene como objetivo último el obtener beneficios tiene importantes repercusiones sociales, pues la competencia a la que se enfrenta obliga al empresario a producir bienes y servicios de mejor calidad y más baratos para los consumidores e imprime a la economía un continuo dinamismo creador, que se traduce en un enriquecimiento de la libertad humana en todas sus manifestaciones.

Responsabilidad del ciudadano. Si el Gobierno quiere hacer un gasto, tiene que decir como lo va a financiar y no tiene que decirnos que van a aumentar impuestos o pedir un crédito, tiene que informar que gastos van a eliminar.

Cultura en proceso de cambio, de la meritocracia y la cultura del conocimiento y el trabajo, hacia el populismo progre.

En su transcurso histórico, el comunismo, la izquierda devino en socialismo y populismo y en este proceso cambia  permanentemente de sujeto político, en Latinoamérica se vinculó con la vertiente del Socialismo Siglo XXI Castrochavista. En Europa dejaron de lado la Democracia y ahora practican la cultura Progre, woke.

Están intentando inventarse un nuevo sujeto político: Los jóvenes, las mujeres, los homosexuales, los inmigrantes… Pero esa búsqueda de nuevos “agentes revolucionarios”, es decir, de nuevos sectores sociales por redimir, ha conducido a la política progre a una brutal acumulación de contrasentidos.

El populismo, que viro hacia progresismo, tomó forma como tendencia política con las luchas de los movimientos sociales que se enfocaron en la revolución sexual, el feminismo, el ecologismo, el veganismo, la cultura de género y la autopercepción y el sexo-diversidad, entre otros. Ahora tenemos más de cien géneros para elegir y autopercibirse.

Esto se ha tornado destructivo para la sociedad, pues elimina la meritocracia e impone las cuotas o preferencias de género, con lo cual los países corren el riesgo de que sus trabas burocráticas e ineptitudes técnicas aumenten la mediocridad, afectando el trabajo y el nivel de vida de todo el pueblo.

Enfrentando a los populistas: La palabra hiere, la sonrisa y la ironía matan.

El mundo anda tan desquiciado que perdemos valores y responsabilidad ciudadana. Para defendernos podemos usar una de las armas más antiguas contra los malos políticos y la mala política, que es el humor y es precisamente lo que más detestan los políticos. No pueden aceptar ser blanco de bromas, porque ellos se ven a sí mismos como líderes ungidos e iluminados, guiando a las masas ignorantes. También desprecian el humor porque no pueden controlarlo.

Fuente: ovidioroca.wordpress.com