El bloque de unidad, el oficialismo y la opción de la oposición


 

 



Si bien algunos de nuestros conciudadanos aprueban la alianza del bloque de unidad entre dos expresidentes por sucesión constitucional y varios dirigentes de partidos y agrupaciones políticas, la realidad material pone en evidencia que quienes forman ese bloque han sido la bisagra entre el MAS y el gobierno de Evo Morales de 2006-2009, 2010-2014 y 2015-2019, el gobierno de Jeanine Añez 2019-2010 y el actual gobierno desde 2020 a la fecha.

Según el bloque, es lo que el país necesita e incluso dicen que es patriótico para liberar a Bolivia del socialismo. Sin embargo, genera más dudas que certezas, porque todos están dedicados a vilipendiar al alcalde del Cochabamba, por el solo hecho de ratificar, una vez más, que sí sabe de gestión pública.

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Es indudable que la trayectoria de Manfred Reyes Villa en Cochabamba y en la política boliviana y su gestión deja un legado tangible de desarrollo e infraestructura que marca una diferencia notable para los bolivianos, y eso lo convierte en blanco de ataques políticos y maniobras de desprestigio, similares a las que sufrió el año 2002 cuando se le arrebató, mediante una guerra sucia, la posibilidad de alcanzar la Presidencia de Bolivia.

Algunos periodistas, políticos y analistas intentan cuestionar la legitimidad y la firmeza de Reyes Villa como líder político. Resulta evidente que los procesos legales y las controversias que se han levantado contra él, no son más que herramientas utilizadas por quienes conforman el autodenominado bloque de unidad, con la única finalidad de debilitar su influencia. Resulta significativo machacar que muchas de las denuncias han sido rechazadas, desestimadas o anuladas por la falta de pruebas contundentes contra su gestión con resultados.

Pero lo que no logran destacar es que, pese a estos constantes ataques, Reyes Villa ha mantenido un apoyo sólido de la población. Su retorno del exilio en enero de 2020 marcó un resurgimiento político que, lejos de ser una estrategia calculada por el gobierno, refleja el deseo de un pueblo que recuerda las obras y el progreso alcanzado bajo su liderazgo. Su victoria en las elecciones municipales del mes de marzo de 2021, lograda a pesar de los intentos de inhabilitación, es prueba de su conexión genuina con el electorado, privilegio que no tienen los firmantes del documento de la unidad.

Los señalamientos de que Reyes Villa podría ser una figura que favorece al oficialismo o que busca dividir a los infrascritos del espurio bloque, no solo que carecen de fundamento sólido, sino que también parecen ser parte de una narrativa diseñada para pretender deslegitimarlo. Su posición firme contra Evo Morales y su diferenciación valiosa respecto a ellos, reflejan, más bien, una postura política madura que busca construir una opción de oposición seria y viable para el país.

Finalmente, en un contexto político tan polarizado, Manfred Reyes Villa continúa siendo una figura que inspira tanto admiración como temor en sus adversarios. Su trayectoria, lejos de ser ensombrecida, se fortalece con cada obstáculo superado, consolidándose como un líder con visión y compromiso con Bolivia y con su gente, y si gana la Presidencia, les puedo asegurar que será para garantizar derechos no para proteger sentimientos.

El autor es docente en la UMSS y Abogado.


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