Afilé mis adjetivos para referirme a la primera visita presidencial que recibe Trump en la Casa Blanca y los temas tratados con Netanyahu, en eso la portavoz del Presidente sacó a flote un largo pronunciamiento «Trump no mandará tropas a Gaza» y tratando de suavizar unas declaraciones que causaron repulsa en el mundo entero.
De todos modos, la actitud del estadounidense en comunión con el líder judío «de echar de Gaza a los palestinos» ha quedado en la retina del mundo entero, por ello se han producido, se están produciendo reacciones claramente «anti Trump» y que aterran. Sin dar por concluido el abordaje a la declaración de odio por Palestina y los palestinos, esparcidos por el mundo entero y que se han sentido profundamente lacerados por el autoritarismo de Donald Trump, hoy adelantados las cifras aberrantes recogidas de la historia.
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Hitler exterminó, se dice, a 6 millones de judíos en las cámaras de gas en los meses finales de la Segunda Guerra. Netanyahu es responsable del exterminio de 46 mil palestinos (20 mil niños inocentes), nos recuerda a Herodes que mandó matar a todos los menores de la edad de Jesús en Tierra Santa para no tener contendiente algo en su retención del poder, el Reino de Judá.
Trump a menudo se refiere «a millones de criminales que se han apoderado de EEUU», a los que está poniendo en aviones hasta ahora a una decena de países de procedencia de los indocumentados que buscan ganarse un salario en el mercado laboral. Lo más espantoso, Trump está tratando de expulsar miles de «esos criminales» a las cárceles de El Salvador, debiendo pagar una determina suma por cada encarcelado, tal como se hace con una mercadería, mes por mes, mientras los indocumentados (criminales) conserven la vida.
Estos días Trump está despidiendo a miles de empleados públicos de organismos de salud, de seguridad, de espionaje, de tribunales de justicia. Este acto, que en Bolivia llamamos «masacre blanca» pronto dejará sus efectos en las familias afectadas. Estamos, pues, frente a cifras aberrantes de maldades de Trump, como califica Robert De Niro, a la crueldad del autócrata mandón.