El legado de la libertad


El pasado viernes conmemoramos 200 años de gesta libertaria, un hito que no solamente evoca un pasado heroico en busca de independencia, sino también una invitación para reflexionar sobre el presente y el futuro de nuestra región, la más dinámica de Bolivia.

La noche del 14 de febrero de 1825, José Manuel Mercado, conocido como el Colorao Mercado ocupó Santa Cruz de la Sierra y proclamó su independencia en un cabildo. Esta declaración marcó un punto de inflexión en el proceso emancipador. Es sabido que el contexto no fue aislado, la libertad era una búsqueda de la época, el reflejo de líderes y ciudadanos que fortalecían una naciente República.



Más allá de los datos históricos, me gustaría reflexionar sobre la libertad, que no es un logro que se alcanza y conserva por inercia. La historia nos enseña que cada generación debe defenderla, reinventarla y proyectarla hacia el futuro. Santa Cruz ha sabido transformar ese espíritu libertario en una cultura de trabajo incansable, de visión emprendedora y de resistencia ante las adversidades. Desde su liderazgo en el agro hasta su creciente presencia en tecnología, industria y comercio, la región mantiene vivo su compromiso con la libertad, entendida no solo como un derecho constitucional, sino como la posibilidad de crear, crecer y soñar en grande.

200 años después, los desafíos son distintos, pero la esencia de la lucha sigue intacta. La libertad cruceña enfrenta barreras económicas, intentos de centralización del poder y obstáculos que limitan su potencial de desarrollo. La autonomía, el acceso a mercados, la seguridad jurídica y la posibilidad de construir un modelo económico propio son las nuevas batallas de una Santa Cruz que no se detiene. Cada emprendedor, cada productor, cada profesional que apuesta por esta tierra es un heredero de aquel grito de independencia que resonó en 1825.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

La libertad es más que una condición política, es una forma de vivir, una forma de ser, una manera de entender el mundo y de forjar un destino propio. La historia cruceña es la historia de una región que ha sabido superar la adversidad, que ha hecho de la autosuficiencia una virtud y de la resistencia una fortaleza. Desde los pioneros que convirtieron esta tierra en el granero del país hasta los visionarios que hoy impulsan su transformación tecnológica, cada generación ha asumido su rol en esta lucha incesante por la autodeterminación y el progreso. Los contrastes entre nuestra emblemática plaza y los modernos edificios en los anillos contiguos son testigos de esos pasos agigantados hacia el futuro.

Esa misma libertad que se proclamó hace 200 años sigue siendo la bandera que guía a Santa Cruz. No es una palabra vacía ni un concepto abstracto, sino un compromiso diario con la justicia, la equidad y el bienestar de su gente. La lucha por la libertad no se trata solo de preservar lo conquistado, sino de ampliarlo, de asegurar que cada ciudadano tenga las condiciones para desarrollar su potencial y contribuir a un futuro común. Es una tarea que, lejos de terminar o conquistarse por completo, debe renovarse constantemente ante las nuevas circunstancias y desafíos de cada época.

El bicentenario libertario, por lo tanto, no debe quedar en nuestras memorias como un hito o un acto de recuerdo histórico, sino como una declaración de principios. Nos interpela a preguntarnos: ¿Qué significa hoy la libertad para Santa Cruz? ¿Cómo podemos honrar ese legado? La respuesta está en la capacidad de los cruceños de seguir apostando por el trabajo, la integración y el desarrollo sostenible, sin olvidar las lecciones de su propia historia.

Santa Cruz es una tierra de oportunidades, es cierto, pero ninguna de esas oportunidades es gratuita: se construyen con esfuerzo, con rebeldía, ante la injusticia y con una visión de futuro clara. El 2025 nos ofrece la ocasión para mirar con orgullo nuestro legado, pero sobre todo, para proyectarnos hacia el futuro con el mismo anhelo de libertad de aquellos primeros cruceños que gritaron libertad en el corazón de la ciudad, hoy plaza 24 de septiembre. Santa Cruz eligió la independencia, hoy debe seguir eligiendo la prosperidad, la modernidad y el liderazgo.

La libertad sigue siendo nuestra bandera, ese ideal, de dibujar caminos propios, caminar en principios y entender que mientras la libertad la conquistemos cada día y en cada batalla, pequeña o grande, estamos honrando nuestro legado. La historia no es solo lo que hemos sido, sino lo que decidimos ser a partir de hoy. Las palabras de nuestro himno, que conmemoran aquel 14 de febrero, deben seguir siendo el impulso: “Libertad, libertad van diciendo” ayer y hoy.

Mario Herrera es Gerente de Comunicación y Marketing de CAINCO


×