La crisis económica ha impulsado propuestas de cambio en el país, pero el escenario todavía es incierto: los analistas hablan de transición pero no hay certezas sobre el rumbo a seguir
Desde Santa Cruz de la Sierra
Fuente: Infobae
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Si hay algo común entre los precandidatos bolivianos es que por primera vez todos, en mayor o menor medida, plantean reformas estructurales en el modelo económico y el funcionamiento del Estado, ante lo que algunos consideran el “agotamiento” de las políticas del Movimiento Al Socialismo (MAS) que rigen en el país desde hace casi 20 años.
Bolivia se gobierna bajo el paradigma del “Estado Plurinacional”, que inició en el primer gobierno de Evo Morales en 2006 y que luego fue consolidado en la Constitución Política del Estado. Los principales rasgos de este modelo están en el campo político y simbólico, con un enfoque estatista de la economía que convivió con el libre mercado sin llegar a los extremos. El boom de los hidrocarburos y las políticas de redistribución le dieron al país más de diez años de estabilidad y legitimidad popular.
Sin embargo, lo que algunos consideraron un “milagro económico” empezó a mostrar sus grietas a inicios de 2023. A raíz de la debacle de la industria petrolera, el país enfrenta una crisis financiera que ha alentado pulsiones liberales que reclaman una menor intervención del Gobierno en la economía.
¿Es el fin de una etapa iniciada por el MAS? Para la ex diputada y analista política Erika Brockmann, el país está en una fase de transición hacia lo que denomina el “tercer ciclo de la democracia”. Brockmann apunta que tras el fin de la dictadura en 1982, hubo el periodo concebido como el neoliberalismo que se agotó luego de 20 años con la caída del segundo gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003). Luego hubo una transición que duró hasta 2005 cuando Evo Morales asumió la Presidencia y que se prolongó al menos hasta el 2019
“Ahora estamos incubando la transición hacia un tercer ciclo, que debería ser una síntesis de las lecciones aprendidas”, señaló la analista en entrevista con Infobae.
Sin embargo, el analista Carlos Saavedra no cree que se trate del cierre de un ciclo pero sí ve la necesidad de que el país realice transformaciones y ajustes importantes. “El modelo del MAS ha tenido una gran falla en su aplicación, no ha logrado transitar de la etapa primaria que es la exportación de materia prima. No se ha construido una base económica productiva ancha. Hoy en día, por la situación de las reservas y la caída en la producción de gas, el Estado está obligado a hacer ajustes porque su sostenimiento ya no es viable”, explicó.
Los bolivianos están atravesando dificultades financieras que se manifiestan principalmente en el incremento sostenido de los precios, la falta de dólares, el surgimiento de un mercado paralelo de divisas y periodos de escasez de combustible. Ese contexto parece haber impulsado el péndulo y los precandidatos opositores intentan dar respuestas.
Desde los de la extrema derecha hasta un senador masista que se perfila como el candidato de la conciliación dentro del partido, pasando por los perfiles más moderados, todos han planteado cambiar el modelo económico del Estado y reducir su intervención en los asuntos financieros del país: algunos proponen privatizar las empresas estratégicas, varios consideran una prioridad eliminar las subvenciones a los hidrocarburos y cerrar las empresas públicas, y algunos han sugerido incluso dolarizar la economía.
Sin embargo, estas ideas podrían estar lejos de la voluntad popular. Una encuesta reciente mostró que, a diferencia de lo que creen algunos políticos y economistas, la mayoría de la población no está de acuerdo con un cambio radical. El estudio de opinión realizado por la empresa Diagnosis, y difundido la semana pasada, reveló que solo el 15% de la población quiere reducir el Estado frente a un 55% que prefiere que mantenga un rol central el destino del país.
Para Brockmann, es necesario desarrollar en concreto qué es lo que se plantea y no asociarlo con la fase anterior. “Hay que explicar qué implica el cambio de modelo en temas sensibles como recursos naturales y empresas estratégicas, hay que aclarar esto pedagógicamente. Plantear un cambio de modelo ´a secas´ sirve para alimentar el contradiscurso de que es un intento de retorno al neoliberalismo duro y ortodoxo del periodo anterior”, sostuvo.
Manuel Suárez, analista y estudioso de la historia boliviana, citó algunas diferencias con los ciclos previos. “En los 80 estaba claro el rumbo y habían líderes. Cuando cayó Sánchez de Lozada, estaba claro a dónde íbamos y quién era el líder. Ahora no hay proyecto ni líder. Todos quieren un cambio, pero nadie sabe para donde es”, señaló en un diálogo con Infobae.
Suárez considera que estas pulsiones están motivadas por la necesidad de superar la crisis económica y que los cuestionamientos al modelo estatista se insertan en un contexto global en el que se están revisando las “ideas y creencias” sobre la construcción de las naciones.
¿En qué va a acabar todo esto? Los analistas coinciden en que el siguiente gobierno será de transición hacia algo que todavía es incierto: un giro liberal en lo económico y político o una especie de “Estado Plurinacional 2.0″ con una visión más pragmática en lo financiero. Por lo pronto el panorama no es alentador para el próximo gobernante que tendrá que enfrentar ajustes estructurales con una economía debilitada y un parlamento posiblemente muy fragmentado. La cuenta regresiva para el cambio ha iniciado.
Fuente: Infobae