El vivero en Huayña Pasto Grande. Foto: Cortesía de los locatarios
Fuente: Sumando Voces
Yenny Escalante
En la microcuenca Huayña Pasto Grande, una región de Oruro afectada por la sequía y el cambio climático, las comunidades han encontrado en la reforestación una solución sostenible para mitigar la escasez de agua y recuperar su ecosistema, con la construcción de un vivero forestal con capacidad para producir 20.000 plantines al año.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
“Tenemos un vivero moderno, con capacidad para 20.000 plantines al año, pueden ser más si es que lo utilizamos muy adecuadamente. Pero con 20.000 creo que estamos servidos”, expresa el vicepresidente de la Organización Regional Productiva Agrícola Huayña Pasto Grande, Edgar Mamani Flores.
La iniciativa de Huayña Pasto Grande se enmarca en el Fondo de Pequeños Proyectos (FPP) de la Red UNITAS, que brinda recursos a organizaciones sociales para fortalecer su derecho al desarrollo y mejorar sus condiciones de vida.
El camino
En febrero de 2024, las autoridades de Huayña Pasto Grande presentaron al FPP su proyecto de producción de plantines, que fue aprobado en agosto. Desde entonces, emprendieron la construcción de carpas solares en un proceso de aprendizaje que, con esfuerzo y dedicación, hoy da frutos, pues ya cuentan con miles de plantines.
René Beltrán Antonio, presidente de la Organización Regional Productiva Agrícola Huayña Pasto Grande, destacó la importancia de esta iniciativa para la regeneración del medio ambiente. “El vivero ya está produciendo plantines que serán utilizados en la reforestación de nuestra zona, afectada por el cambio climático”, explicó.
Los habitantes de la región sintieron año tras año los efectos del cambio climático. Antes cosechaban truchas, pero con el tiempo, las vertientes comenzaron a secarse de manera gradual, los pozos tenían cada vez menos agua y los ríos fueron perdiendo su caudal. La desesperación de los comunarios aumentaba, pero no sabían cómo lograr un cambio.
Las capacitaciones que recibieron reforzaron la idea de que la única manera de conservar el agua es plantar árboles. En una de las sesiones -cuenta Mamani-, el ingeniero Juan Carlos Salazar les dijo: “¡Qué lluvia van a esperar!, a no ser que pongan poncho verde (reforestar) a todos sus cerros, en ese caso pueden volver a tener agua”. Con ese incentivo se pusieron a reforestar.
Las labores empezaron el 6 de septiembre, cuenta Mamani, y todos los comunarios trabajaron por turnos, y bajo la guía de un maestro albañil techaron los viveros. Para inaugurar este logro decidieron armar una feria educativa donde participaron la escuela, el centro de salud, organizaciones sociales, líderes ambientales, y otros.
Actualmente, el vivero produce especies como pino radiata, pino ciprés, kiswara, molle, acacia y queñua, con miras a fortalecer el ecosistema local y mejorar la retención de agua en los suelos.
Y, a partir de la Cumbre del Agua de Huayña Pasto Grande, se estableció el compromiso de que cada comunario plante al menos tres árboles por año, una medida que esperan contribuya a revertir el deterioro ambiental en la zona.
El impacto del proyecto no sólo se refleja en la producción de plantines, sino también en la conciencia ambiental de la comunidad. “Nos dijeron que, si queremos tener agua, tenemos que plantar árboles. En ese sentido estamos plantando y vamos a seguir forestando para nuestras futuras generaciones”, expresó Beltrán.
La meta es ampliar la producción de plantines y vender una parte al Municipio y a la Gobernación para sostener el vivero a largo plazo. Para los habitantes de Huayña Pasto Grande, el camino hacia la adaptación climática está claro: plantar árboles es la clave para asegurar el agua y la vida en la región.