El Mutún, ubicado en el municipio de Puerto Suárez, en el departamento de Santa Cruz, es uno de los yacimientos de hierro más grandes del mundo.
El exministro de Minería, José Pimentel, recordó que, en la década de los 70, la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) ya producía y exportaba este mineral a Argentina, pero durante la dictadura de Hugo Banzer Suárez la actividad se paralizó.
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Posteriormente, en la década de los 80, la atención volvió al Mutún, esta vez durante el gobierno de la Unidad Democrática y Popular (UDP), aunque sin éxito debido al proceso inflacionario y la crisis económica. Tras ese intento, pasaron más de 20 años para que se volviera a considerar la explotación del yacimiento. Sin embargo, en 2005, el proyecto no prosperó debido al rechazo de los pobladores al uso de carbón vegetal. En 2006, el expresidente Evo Morales retomó el proyecto, pero esta vez utilizando gas natural, y se firmó un contrato con la empresa india Jindal Steel. Tres años después, el contrato fue rescindido por incumplimiento de la empresa, y un arbitraje internacional falló a favor de Bolivia en junio de 2024.
Finalmente, en 2016, se modificó el proyecto original y se decidió que solo se produciría fierro para la construcción y alambrón. Esta planta debía tardar cuatro años en construirse. Sin embargo, Pimentel aseguró que «el golpe de Áñez» paralizó la construcción, canceló contratos, hubo juicios y otros problemas que derivaron en la postergación de la implementación de este anhelo cruceño. Posteriormente, el gobierno de Arce retomó lo proyectado en 2016, pero con las demoras propias de los hechos ocurridos en 2020.
Pimentel cuestionó algunas declaraciones de autoridades de la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), en las que se mencionaba que una de las plantas, la de reducción directa, no funcionaría. Según el exministro, esa planta es el corazón de la empresa. Explicó que es necesaria para dejar de importar ciertos elementos para la industrialización del hierro y así fabricar fierro corrugado para la construcción y alambrón, de los que se producen tornillos, clavos, anclajes, entre otros productos.
“El proyecto está diseñado en esa dimensión, es decir, cubrir el 50% del mercado interno(…) En comparación con lo que se pensó en 2005, ahora es la décima parte. Con Jindal pensábamos exportar fierros de máquina, como se les llama, al exterior. Hoy hemos cerrado la posibilidad de exportación para centrarnos en la fabricación de fierros de construcción”, precisó Pimentel en La Razón Radio.
Esta planta abastecerá el 50% del fierro de construcción que necesita Bolivia. Finalmente, concluyó que el gran desafío para Bolivia es retomar el proyecto original y fabricar aceros para ejes, motores y máquinas.