Con el cinismo más depravado y desvergonzado, Evo Morales acaba de anunciar, desde alguna poza de maceración del Chapare que, de volver a la presidencia del Estado, eliminaría el subsidio a los carburantes que él y su equipo económico mantuvieron demagógicamente vigente, a tiempo de ejercer el poder.
Dicho subsidio que data del 1997, gobierno del Gral. Banzer, rigió hasta el año 2000. Luego Carlos Mesa, en el año 2004 incrementó los precios empero, volvió a paralizarlos mediante decreto, haciendo que éstos permanezcan congelados hasta fines del 2010, cuando Morales lanzó su famoso gasolinazo, que generó una serie de protestas que amenazaban con paralizar el país y hasta con la caída de su gobierno, razón por la que tomó la decisión de anular dicho decreto que había eliminado la mayoría de los subsidios al combustible y que había producido alzas del 82% en el precio del diésel y del 72% en el de la gasolina. Su risible justificativo fue el de haber “prometido gobernar obedeciendo al pueblo».
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Ahora bien, no debemos olvidar que en esos dramáticos momentos de convulsión, fue el propio vicepresidente Álvaro García Linera, el encargado de dar a conocer la impopular medida, prometiendo insistir en abolir la subvención a los hidrocarburos, ya que hasta esa fecha alcanzaba los US$380 millones anuales.
Asimismo, no olvidamos que en esos luctuosos momentos, el dirigente cocalero intentó calmar la tensión social con medidas como: el aumento del 20% de los salarios públicos, la congelación de facturas de teléfono, agua, electricidad y un aguinaldo adicional. Disposiciones que también tuvieron que ser derogadas, ya que las manifestaciones iban en aumento y amenazaban con paralizar el país. El entonces mandatario revirtió su decisión de aumentar los precios de los combustibles mediante Decreto Supremo 748, de 31 de diciembre de 2010, dos horas antes del 1 de enero de 2011, habiéndose mantenido las medidas vigentes, apenas por cinco días.
Entretanto, dicho subsidio, que ya había alcanzado para el año 2024, la terrible suma de los 2000 millones de dólares aproximadamente, no deja de generar graves problemas en la demanda, ya que parte de los combustibles están siendo contrabandeados a otros países, donde el precio es significativamente más alto.
Finalmente, a la luz de esta breve relación histórica, sobre la dañina subvención a los hidrocarburos y su amenaza a la estabilidad de nuestra institucionalidad democrática, surge desde la ciudad prohibida y preceptora del Chapare la voz pontifical del sabio nigromante, sugiriendo eliminar la malhadada subvención que él mismo mantuvo durante los catorce años de su régimen, sin saber ni poder anularla, aduciendo que “es un cáncer” para la economía nacional.
Sabios consejos de quien pretende volver al solio presidencial, pero no devolver lo mal habido. Estamos colapsando por la parte más delicada de la economía, que es el colapso de los hidrocarburos donde ya no se trata de utilizar créditos, parches o remiendos para seguir gastando discrecionalmente nuestras exiguas reservas. ¡Hay que levantar la subvención, especialmente ahora que Arce se está quedando sin gasolina!